Mostrando entradas con la etiqueta memorias y confesiones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta memorias y confesiones. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de marzo de 2016

¡Te quiero yayo!

Camino del cementerio, al aparcar el coche, una cotorrita se ha posado en un árbol. Quizá porque necesitara soñar, por mi ansia de consuelo o, simplemente, por mi incapacidad por evitar tan señalada coincidencia, me ha parecido que el ave traía algo de ti. Era un “Marcelino”, especie sólo reconocida en la familia, pues es el nombre que le puse a la avecilla que me regalaste cuando apenas tenía cinco años. El animal parecía querer traerme tu “hasta luego”, y tu, siempre querido, “gracias por lo de viejo”.

Más allá de innegables parecidos físicos, la entrañable ave me ha recordado que también en gustos hay parentescos. Si siempre me ha gustado ver los animales y cuidar de mis plantas, en lo sucesivo siempre lo sentiré como algo propio de mis genes, símbolo de tu eterna presencia.

Son muchas las promesas que no he podido cumplir contigo en vida terrena. Recuerdo nuestra excursión por las ruinas de Itálica, los churros, embutidos y mil platos que nos preparabas. Recuerdo que te prometí que recorreríamos Andalucía cuando “me sacara el título” y que aprendería a hacer parte de tus guisos.

Sonrío recogiendo los innumerables recuerdos que me has ido dejando durante nuestros treinta años de convivencia. Es una redundancia hablar de cuán numerosos son éstos, siendo yo nieto y tú abuelo. No puedo olvidarme de cuando venías a Llavaneras alguna vez y te quedabas con la yaya en el coche, no queriendo molestarnos por haber llegado temprano. Fuiste siempre madrugador y trabajador, arreglado y servicial. Tu maña jamás la alcanzaré, ni tu coquetería ni tu siempre saber estar sereno.

Has sido joven en cuerpo y ánimo hasta el final del camino, y jamás diste sensación de cansancio alguna, ni aún en el comienzo de tu más larga siesta. No me creo que no te pueda abrazar corporalmente, y que no podamos vernos durante una temporada larga. Todo ha sido tan rápido… que mi consuelo se fortalece en dos cosas: en saber que apenas has sufrido, y que estoy contigo, perpetuamente, más que jamás en cualquier otro tiempo. Muchos pagarían millones por tener tu final entre nosotros, pero no tantos como yo por tenerte aún aquí.

Hoy San Pedro ha llegado al trabajo con retraso porque tenía churros como todos los Santos.

¡Te quiero yayo!

*Ilustración: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/5c/Monk_Parakeet_%284303100054%29.jpg

lunes, 7 de marzo de 2016

Siempre estarás en mí.


“Javi bonito”, artinatas, seguirte como un patito cuando apenas había aprendido a andar, trastear en el huerto, quejarme de las judías verdes, subir a La Hoz con la ilusión del que va a un lugar cuasi-mágico por querido, tallos y torreznos de papada, pan con chocolate, una foto de un cigüeña ausente y una figura de doncel durmiente... una siempre puntual felicitación de cumpleaños, y quizá, cada año más, la más esperada. Es un listado de cosas sin aparente conexión para quien no conozca el vínculo, el cariño y las enseñanzas de alguien a la que tanto has querido. Recibir un trato muy superior al correspondiente por parentesco, amor en cada gesto, sacrificio hasta el extremo... Son todo hitos de una senda que conducen, y no es casual el uso del tiempo presente, hasta la persona en la que pienso.

Cuando sólo quedan restos, y la vida terrena se ha apagado, siendo ya luz eterna, cuando quizá no esté tanto en la boca o mente de uno la idea de que se ha vuelto inmortal en un mundo mejor, tanto como que te falta su presencia, uno se da cuenta de que algo se ha petrificado en tu propio cuerpo. Las enseñanzas dadas con el corazón y el ejemplo se tatúan con la más absoluta firmeza, y no deben, ni pueden, ser borradas con ningún tratamiento.

Me pregunto si seré capaz de conservar mi devoción por Anguita sabiendo que ya no habrán más tardes al fresco del caz, con el abrigo del afecto. Pero, aunque ahora toque liberar melancolía y sumirse en materiales desgracias, uno tiene un fuerte consuelo en lo que realmente importa. La muerte es algo que nos llegará a todos, y la inmortalidad de residir en el corazón de tantos no es poca cosa. Saber que pensarás en ella cuando consigas cosas con esfuerzo, que sonreirás al saber que estará contenta de que te ocurra algo o que se preocupará (amparándote con afecto) cuando las cosas se tuerzan, no es poco consuelo, pues es una realidad, todo el mundo sabe que el ser humano no es sólo carne y hueso.

Si se "jura" en nombre de cosas sagradas, en recuerdo de ejemplos personales y de seres a los que siempre tendrás como parámetro y ejemplo, no tengo dudas de que mis "juramentos" se harán con tu nombre entre los primeros. Fidela, tía, sé que gozabas con mis escritos, que eras la primera en ocupar la primera línea cuando hacía teatro-comedías en el pueblo. Nunca me has fallado, y espero estar a la altura de tu recuerdo. Perteneces a una familia muy especial, y me antojo que no es por tratarse de la mía. Si el cariño y la buena conducta hicieran monumentos, habrían pirámides y partenones dedicados a ti en el mundo entero. Pero todo eso da igual, mientras te tengamos con nosotros, en nuestros corazones, de ahí de donde jamás te podrán sacar. Si algo le deseo a la vida, es como mínimo, que alguien de mi mismo parentesco contigo que yo, algún día me tenga el mismo cariño, o al menos, con tanto merecimiento.

* Ilustración: Louis Janmot, Poème de l'âme (16) : Le Vol de l’âme

viernes, 19 de abril de 2013

Siempre en mi recuerdo.

Hoy cumplirías 80 años yaya, y seguro que desde la inmortalidad bien sabes que estás siempre en mi recuerdo. Eres la religión que practico, la de tu ejemplo. Sé que vives en lo eterno. Tus actos clavaron picas en lo modélico, supiste crear escuela sin pretender, hacer sin aparentar, luchar sin esperar recompensa. Enviudaste a los dos años de casada, y seguiste siendo creyente. Tu Fe siempre me ha sorprendido, yaya, quizá debamos seguir el camino que trazaste también en ello: creer en el futuro, aunque ello requiera esfuerzos.

He de hacerte una confesión. Siempre que estoy solo, en momentos de meditación, tengo presente tu figura, pienso en qué sería lo que más feliz te haría, qué camino me animarías a seguir, cómo puedo ser digno nieto de una ejemplar abuela. Suprema entre mis deidades internas, eres la luz que me liga a mi más tierna infancia, aquella de la que algunos dicen que es imposible recordar, por más que deje en cada uno de nosotros, siempre una indeleble marca. Moriste cuando tenía cinco años, y aún sigues siendo mi modelo vital, mi bandera personal y pulmón de esperanza.

Mi hermana, mi tío, tus hermanos y mi padre rebosan de cosas buenas, y en buena parte proceden de ti, por herencia o semejanza. Eres un parámetro de lo virtuoso, y jamás dejarás de serlo mientras exista tu recuerdo, que a la vez estará siempre vivo mientras vivan mis pensamientos, en lo físico y también en lo venidero.

No he podido ponerte flores hoy en Anguita, tampoco dedicarte una biografía a tu altura, ni siquiera sé si habré hecho totalmente aquello que me hubieras recomendado hacer en estos años, pero bien sé, que sigues siendo mi lucero ante la oscuridad de lo venidero. Cumples 80 años, pero serán pocos en comparación con los que vivas, valga la redundancia, en lo eterno.

domingo, 4 de marzo de 2012

Cinco quintetos para un quinto aniversario!

File:Take five crop.jpg
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Take_five_crop.jpg

Con un día de retraso... FELICIDADES NUBIRU!

Es necesario agradecer su apoyo, comentarios, visitas, y sobre todo, críticas, a todos aquellos que durante cinco años me habéis estando apoyando con este proyecto, Nubiru, que pese a los duros tiempos de oposición en los que habito sigue estando vivo, coleando, y con ganas de seguir formando parte de la blog-esfera. 

Quizá como índice, como guión para el visitante nuevo o recordatorio para el veterano quisiera hacer un quíntuple ejercicio-resumen del trabajo hecho durante este tiempo. Os paso cinco listas de momentos en Nubiru, espero que los recordéis con una milésima del cariño que yo les tengo, o que los descubráis, y os unáis a esta barca en la que, lejos de ser capitán, soy devoto servidor de todos aquellos que con su aprecio y tiempo me habéis hecho más feliz y afortunado. 

Tal vez, mis 5 mejores posts:
Dos disparatados filósofos, en un mundo improbable (martes 28 de octubre de 2008).
Guarra (miércoles 20 de octubre de 2010)
La historia de Zalakin o sobre el Amor frente al resto de nuestra existencia (sábado 25 de agosto de 2007)
Los huesos de la política (sábado 22 de mayo de 2010)
Yugoslavia o sobre los excesos del nacionalismo. (martes 18 de mayo de 2010)

5 de los más sentidos:
Por siempre. Para mi Maestro (viernes 17 de octubre de 2008)
- Recuerdo a la gaviota (jueves 6 de septiembre de 2007)
Fidela (jueves 17 de abril de 2008)
Querida Reina (2 de abril de 2008)
Te lo echaré en cara, llegado el momento. (jueves 7 de enero de 2010)

Los 5 más "polémicos":
Por la radio te escuché (viernes 6 de mayo de 2011)
Mi conflicto con la bandera... (sábado 26 de junio de 2010)
Las calles de todos (jueves 29 de abril de 2010)
El momento de Iberia (jueves 28 de enero de 2010)
Contra Kosovo: despertar de gélidas trompetas (domingo 17 de febrero de 2008)


5 personajes "nubirenses":

5 temas "predilectos"

Y por último una petición... ¿Qué artículos consideráis que es el mejor que habéis leído en Nubiru? ¿y el peor? ¿Qué post os dejó mayor recuerdo? ¿Con qué tema Nubiru se luce más?

Gracias a todos los que lo hacéis posible... es decir, quienes leéis Nubiru ;)!

sábado, 2 de abril de 2011

El amor

Al amor no se le busca, se le encuentra. Es un síntoma de la reciprocidad, con algo de química, y mucho de necesidad humana. El amor es una llama que prende y debe ser conservada. No conoce de fogones, y sí de combustible. Escribió Erich Fromm, en su obra: “El arte de amar” que “al comienzo (los enamorados) no saben todo esto: en realidad, consideran la intensidad del apasionamiento, ese estar «locos» el uno por el otro, como una prueba de la intensidad de su amor, cuando sólo muestra el grado de su soledad anterior”. Efectivamente, “amar” no es sólo química, sino también arte.
La “perfección alcanzable”, aquella que es real, y siempre cuasi-divina que no sagrada, siempre se descubre con esfuerzo, con mutua comprensión y grandes dosis de paciencia. El amor es el resultado positivo de aguantar los signos negativos recíprocos, cuales cargas electroestáticas. Enamorarse es un componente de la razón humana, y no un instinto animal. Uno tiene “instinto sexual” por una actriz pornográfica, no amor. Uno siente atracción sexual por una modelo en ropa íntima, no amor. El amor es un cúmulo de razones por las que considerar a una persona como indispensable.
El hombre, a diferencia del orangután, no es plenamente solitario. Es un ser individualista que precisa de apoyos. Sin llegar al gregarismo del babuino, el ser humano necesita a otros de su especia con los que poder relacionarse. Más allá de la vital necesidad de la reproducción, el amor es la consecuencia sentimental del raciocinio humano. Es tan indispensable como el corazón que hace irrigar de sangre nuestro cuerpo, sin embargo, está totalmente creado por el cerebro.
El amor es producto del tiempo. No es una golondrina que siempre volverá, sino un búho sabio que jamás debe salir de su nido. El amor es gloria y apego, lloros y algún que otro cabreo. La sumisión tiene con el amor el parentesco del antagonismo. Querer no es poder, sino que querer es haber podido. El aguante y la capacidad de sacrificio fueron atados por la institución del matrimonio. Desde tiempos romanos hasta nuestros días. Valen las uniones estables de pareja, y los matrimonios sin rito religioso, pero siempre tendrá que haber un compromiso. El amor es lazo, no por carga, sino por esencia.
El propio temblor de la piel al levantarse junto al ser querido, la propia humedad del contacto carnal, o la comodidad del roce, son generados por un cariño, antes pensado. El amor es antagónico del instinto sexual: hacer el amor, no es follar. Tener sexo queriéndose es hacer el amor, el amor es contacto querido, previo razonamiento de amar.
Toda una reflexión amorosa motivada por una razón, con forma de chica. Una imagen que recuerda a los cánones de la belleza medieval, sólo que con más brillo, y mucha mejor ciencia. Un pensamiento que se confunde con el deseo, y que es producto de constantes esfuerzos por ser uno. La pareja es el motivo del regocijo, y ella mi combustible vital, mi sustancia. Palabras entremezcladas, caóticas, que lejos de querer confundir, prefieren celebrar, quieren mostrar los mayores respetos a alguien especial, alguien que forma parte de mi propia realidad, como mi nariz, codo o brazo. Dos en una unidad amatoria, dos en un sueño racional. La pasión que siempre nos une, es la misma que nos unirá. El amor que siento por quien hoy cumple años, lo sentiré por N, cuando cumpla un infinito más. Cual luna que gira en torno a este planeta con nombre y apellidos. Te deseo un feliz cumpleaños, vida, y que los dioses siempre nos tengan en estima, cuanto menos en infinitésima fracción de lo que te quiero, te querré y espero, hasta estos principios, haberte querido.
Feliz cumpleaños
* Ilustración: "Primavera", cuadro del pintor Pierre Auguste Cot.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Extinguir a un dinosaurio.

Es tradición personal, a la vez que bloggiana, escribir siempre unas líneas para el día de mi cumpleaños. Los mayores vestigios de mi infancia pasada afloran cada cinco de noviembre, ¿qué se le va a hacer?, aunque después de todo... ¿tampoco es tan malo, verdad?. Quienes me conocen no se sorprenderán si escribo un artículo sobre dinosaurios para este día anualmente señalado. Jugando con el título, por más que pasan los años, por más que atacan Romas y Constantinoplas, civiles e hipotecarias, mi pasión por los dinosaurios sigue ahí, viva, sin extinguirse.
“Extinguir a un dinosaurio” sólo puede significar tirar un dinosaurio de plástico a la basura, dirán muchos. El juego de palabras es curioso, ciertamente, y pocos caerán en cómo se puede extinguir algo que ya está extinto. La cosa cambia si creamos un campo semántico en el que colocar “extinción”, “eliminación”... “olvido”. Cambia pero sigue sin ser factible. ¿Alguien cree que puede llegar el hombre a olvidar, a “extinguir” de su pensamiento los dinosaurios? No en genérico, sí en particular, la clase científica oficialista así lo cree.
Recuerdo haberle preguntado a mi padre, cuando aún iba cogido de la mano y andaba a saltitos, si la abuela o la tía habían visto alguna vez un dinosaurio. Por aquél entonces aún pensaba que quizá mis mayores los hubieran visto, pues sus vivencias y años eran parecidos en mi mente. ¡En esas edades, de 4 o 5 años, poco importa hablar de 65 años o de 65 millones de años! Para mi sorpresa mi padre me dijo que no, primera decepción sauriana de mi vida...
No mucho tiempo después empecé a coleccionar la célebre enciclopedia por fascículos: “Dinosaurios”, la obra que, independientemente de donde me lleven los años, más habrá influenciado en mis neuronas. Recuerdo leer en aquellos fascículos historias sobre el “coelofisis” o el “sicosaurus” (como conocía por aquel entonces a Coelophysis y Psittacosaurus), y, cómo no, sobre el Apatosaurus. No hace falta decir que me gustó mucho conocer de ese animal con nombre tan aviar, pese a la gran desilusión de la que fue motivador... mi segunda decepción sauriana.
Como todos los niños nacidos en los ochenta, tuve la ocasión de poder disfrutar de múltiples series de dibujos animados por televisión. Más allá de los Picapiedra (y de Dino), era especialmente aficionado a los Dinoriders, a los “Dinos” (que yo llamaba así, pero que trataban sobre un grupo de dinosaurios mutantes que luchaban contra otros dinos mutantes por el Espacio, Dinosaucers) y, muy especialmente, a la saga de Piecitos, más conocida como “En busca del valle encantado”. En todas estas series tiene un protagonismo especial el Brontosaurus, llamado por mí en aquel entonces, “cuellilargo”. Gran fue la decepción cuando leí que por problemáticas paleontológicas entre científicos americanos (Marsh – Cope, protagonistas de la célebre “Guerra de los huesos”), el Brontosaurus había sido, hacía ya casi un siglo, segunda vez extinto. Efectivamente, el Brontosaurus debió rectificar su nombre a Apatosaurus, por haber sido este segundo animal primeramente hallado.
Mi tercera decepción sauriana ocurrió hace poco, y en cierto modo es “eventual”. Según leí hace poco en el blog “El ojo de Darwin” (recientemente premiado por 20minutos en el concurso 20blogs), tanto Apatosaurus, como el célebre Diplodocus, corren el riesgo de desaparecer, por considerarse, por parte de ciertos científicos, miembros de una misma especie con el abominable nombre de Amphicoelias brontodiplodocus. En definitiva, para no liar más “la troca”, resulta que científicamente el Brontosaurio jamás existió, y en breve es posible que dejan de haberlo hecho Apatosaurus o Diplodocus. Estas pequeñas cosas hacen a uno reflexionar, y dejan a la luz pequeñas lacras de nuestra cultura. Los convencionalismos limitan la imaginación y la expresividad, pero, sin normas, el Mundo sería total anarquía. ¿Dónde están los límites?
Es evidente la dualidad que en todos nosotros descansa. Todos tenemos un ser real y uno imaginado. Uno nos hace vernos como los mejores del Mundo, otro nos dice nuestros defectos; uno nos dice que somos muy listos, otro que no sabemos según qué cosas; uno piensa en brontosaurios, otro sabe que el nombre, a día de hoy, es Apatosaurus. Me pregunto qué es más identificativo de una persona, si lo que es o lo que imagina. Uno es más lo que piensa en su interior o lo que deja ver hacia fuera. Y bien pensado, ¿no es cierto que, a veces, la mezcla de nuestra dualidad interna es tal que no nos deja distinguir entre lo ideado y lo real? ¡Cámbien de nombre al brontosaurio! Para nosotros siempre seguirá siendo el Dino de los Picapiedra! Estamos sujetos a unas normas, indispensables para la paz social, pero, internamente, ¡somos doblemente libres y auténticos! ¡Vivan los dinos, especialmente en mi día de cumpleaños! ;-)
El artículo de la controversía: Galiano, H., & Albersdörfer, R. 2010. A new basal diplodocid species, Amphicoelias brontodiplodocus from the Morrison Formation, Big Horn Basin, Wyoming, with a taxonomic reevaluation of Diplodocus, Apatosaurus and other genera. Dinosauria International (Ten Sleep, NY) Report for Sept., 2010, p 1-41, figures 1-33. (haz click aquí para ver).
2) Allosaurus vs. Barosaurus with baby

miércoles, 20 de octubre de 2010

Guarra

Era una tarde cualquiera de octubre. El tren de Cercanías Renfe (Hospitalet-Mataró) realizaba su periplo habitual por la costa del Maresme. En aquella ocasión había sitio donde sentarse. La gente estaba absorta en el viaje, unos pensando en qué les esperaría en casa después de un largo día de trabajo, otros, en cuál sería el resultado del próximo partido del F.C. Barcelona. Nada era diferente en la más absoluta normalidad; en mí sólo era especial el pensamiento que me corría por la mente, refiriéndose a la chica que descansaba sus pies sobre el asiente de enfrente.
“Guarra”, ese adjetivo me vino rápidamente a la cabeza. Era curioso ver que ni tan siquiera me había fijado en sus rasgos, en su cara o pechos, sólo me interesaba aquel comportamiento simiesco, aquellos ademanes de aberrante prepotencia. Sin cuidado reposaba las suelas de sus extravagantes bambas sobre el asiento, mientras, aparentando ser recatada, se maquillaba. “Guarra”. La chica parecía contestar a mi indiscreta mirada con un habla ocular que se preguntaba el por qué de mi vigilancia. “Guarra”. No me importaba que mis ojos se cruzaran con aquel espécimen de fauna patria; mis ansias de denuncia deseaban ser rebeladas. Aquella guarra figura continuó con su acicalamiento. Llamaba al móvil y mi mirada seguía fija en ella sin anhelo alguno de sensualidad. Mis ojos eran furia contenida, pensamiento político que reflexionaba sobre los por qués de nuestra falta de educación como civilización.
Me imaginaba, siempre vestida, a aquella chica espatarrada en el sofá de su casa, o mejor aún, en el viejo sillón de su abuelo. Me la imaginé restregando sus zapatillas deportivas por los diferentes muebles, cual gata, cual animal. Reflexionaba sobre los motivos que podrían esgrimir aquellos que siempre intentan parecernos a Dios, y no a los animales. “Guarra”. La chica me parecía morsa sin estar en carnes, cabra, mono y cerdo, sin mayores semejanzas aparentes que su conducta.
El tren estaba llegando a mi destino, y la guarra conocida parecía que iba a bajarse en mi estación. Mi mirada observó cómo quitaba los pies del asiento, y no lo limpiaba ni con la mirada. El desprecio de aquél que pisa una piedra, grande o pequeña, se desprendía de sus andares. De nada servía que el transporte fuera público, de nada servía que sus impuestos sirvieran para sufragar sus guarros caprichos. Salí de la puerta del tren y me planteé si no teníamos la culpa la gente que, cada día, vemos a alguien pisando nuestros asientos y no decimos nada. Me pregunté si no quedaba nadie en este país que supiera distinguir la educación del mal gusto.
No hay duda de que el hombre es un lobo para otro hombre, y que lo malo es lo que nos sale inherente por naturaleza. ¿Cómo no fomentar la educación y las buenas costumbres si la “libertad frente a educación alguna" nos conduce a lo malo de nuestra naturaleza? La guarra seguirá siendo una chica moderna, una rebelde sin causa. Los trenes continuarán llevando en su seno a hijos bastardos de nuestra cultura. Espero equivocarme, pero... ¿no hay más Crisis en las gentes, en los valores de toda persona, que en la Bolsa?

sábado, 25 de septiembre de 2010

Reflexiones varias, pensamientos diversos.

Tal vez por estar en el "calor de la gandulería", o simplemente por tener ganas de compartir algo más que grafias con los lectores, les propongo la lectura de algunas de mis "máximas de vida", pensamientos que he querido plasmar en algunas frases, por lo demás, muy descriptivas de mis sentimientos y convicciones. Espero que les gusten.
El conocimiento es el primer paso hacia el respeto.
La suerte no respira sin el esfuerzo.
La memoria es la gimnasia de la mente.
El hombre es gandul y egoísta por naturaleza, la educación es lo que nos hace buenos y trabajadores.
Todos tendemos, o queremos procurarnos, el calor de la gandulería.
La mejor disciplina es tener necesidad.
Hablar mucho ayuda a uno a equivocarse, pero también a reflexionar.
De los errores se aprende, pero es mejor haber aprendido antes de caer en ellos.
Quien se enamora es el cerebro, el corazón sólo mantiene vivo el cuerpo.
Comer antes que disfrutar.
La gula es un exceso, la gandulería una falta.
No te digas inútil, sin haberte preguntado antes por cuál es tu camino.
Cada uno no tiene un destino, se lo fabrica.
El futuro es lo único sobre lo que podemos influir.
No hay más noble, ni mayor, religión que seguir a quienes fueron ejemplares en vida.
Un tonto siempre es más peligroso que un hijo de puta.
Quien en nada presume, es muy probable que en mucho le falte.
Pasadas las doce el cuerpo siempre quiere reposo, todo lo demás es producto del alcohol.
La democracia es la suma de dictaduras individuales.
La mejor garantía para la democracia es controlar la posesión de armas.
Para ser demócrata, antes hay que ser ciudadano.
La tolerancia implica hacer oídos sordos a las provocaciones.
Pegar saben las fieras, dialogar, ni tan siquiera los loros.
Nadie tiene cien hermanos, no pretendas tener tantos buenos amigos.
Todos somos nacionalistas, cuando nos frustramos o chuleamos de lo propio.
Las lenguas son diferentes ruidos para decir un mismo contenido.

viernes, 4 de junio de 2010

Madrid

Precisamente tuvo que ser un pequeño carnerillo, una obra cumbre del Maestro Zurbarán aquello que hiriera más mis sentimientos artísticos. La posición del animal, la profundidad de su pelaje, su lana (no blanca en hipérbole, sino un tanto sucia dándole realidad a la imagen)... son muchos los factores que hacen que el “Agnus Dei” sea uno de mis cuadros favoritos. Este cuadro encarna muchos valores, muchos designios para una moral excelsa, por definición no plenamente alcanzable. Sencillez, pureza existencial, veracidad, empirismo y falta de ambigüedades. El animal no es ni arcaico ni contemporáneo, simplemente puro, siendo tal y como lo seguirá siendo hasta el fin de los de su especie. Este cuadro de Zurbarán es toda una excusa para la reflexión. Me confirma que el arte, muchas veces llamado “contemporáneo”, no deja de ser una moda pasajera, sólo apta, en la mayoría de los casos, para “iniciados”. Las novelas de Dostoiewski o Cervantes jamás serán best-sellers o viejos libros aptos para el análisis arqueológico, son joyas perdurables en el tiempo, al igual que “Agnus Dei”, o “Las Meninas”. Poder admirar la sencillez y la verdad, en tiempos de tanta hipocresía, es todo un gustazo, un dador de sabor, de lo más sugerente. Mi reciente viaje a Madrid me ha dado muchos motivos para llegar a este postulado.
Cierto será que la “verdad objetiva”, la “última”, no existe. No soy especialmente místico al respecto, pero temo, y menosprecio, todo aquello que tiene que ver con la mentira intencionada. El campo semántico de “lo falso” es una caja de herramientas para la conducta social. A veces es motivo para la broma o la filosofía, pero, en demasiadas ocasiones, todo ello queda en la búsqueda del provecho propio. ¿Existe alguna justificación para los actos familiares de compromiso? ¿Hay verdaderos motivos para querer a una persona por parentela y no “por méritos”? No se me ocurren mejores anfitriones. Sencillos cual el “Agnus”, mis primos me han ayudado a reflexionar con Zurbarán y la urbe que custodia sus mayores tesoros, ¡qué bonito es querer, y ser querido, no aparentar, y ser natural en el cariño! No por falta de ganas, sino por privacidad y compromiso con las cosas poco recargadas, diré que de Madrid volví más entero, con más puros sentimientos, y mejores gustos. Cargado de cariño dado, y de leyendas rotas.
Madrid no es menos castizo que el cordero. La arquitectura de sus céntricas plazas, calles y carreras forman un conglomerado urbano que aglutina lo tradicional con lo sencillo, todo ello sin dejar a un lado el orden y lo geométrico. Madrid es una ciudad cosmopolita, de capital del “nacional-catetismo” ha pasado a ser una de las grandes urbes europeas, en no pocos sentidos equiparable, o superior, a las más famosas de ellas. Para un barcelonés convencido, y de nacimiento, no eran pocos los reparos que uno tenía respecto a la gran urbe mesetaria, lo deportivo, precisamente, no ayuda para lo contrario.
Madrid está inmersa en un proceso de modernización, que ya empezara en pasados siglos, que la están haciendo cada vez más irreconocible. El hecho de ser el centro geográfico, además de su capitalidad, le han dado privilegios por encima de otras grandes urbes, muchas veces sin justificación, y sí, con mucha injusticia. Los tiempos han cambiado y Madrid no recoge, sino que da. La villa no es un ejemplo del centralismo franco-borbónico, sino, cada vez más, el cerebro de un país cada vez más dinámico (con permiso de la actual Crisis). Si bien es inferior a Barcelona y Sevilla en monumentos históricos, Madrid ostenta algunos tesoros sin parangón en el resto del Globo; el “Agnus Dei” es un bello ejemplo.
Es precisamente en Madrid donde quedan los rastros del más menospreciado imperio. Las obras de Rubens, Velázquez o Zurbarán parecen ser obviadas en un ambiente en donde se insiste en enaltecer lo popular: el fútbol chovinista de dirigentes megalomanos y sus medios de comunicación, santo y seña del “catetismo” ya en peligro de extinción. Madrid es algo más que un equipo de fútbol, algo más que una lengua o una nación. Madrid es una ciudad sencilla, con grandes avenidas y mejores museos e infraestructuras. Es una imagen de lo sencillamente bueno, de lo inútiles que son los problemas en mal día buscados. Madrid parece haber abandonado su triste cárcel del reciente Pasado, ya no reside en ella lo represivo, sino que luce en sus entrañas lo dinámico, lo moderno. Ciudad sin conservantes, mágicas obras sin adornos artificiales, civismo en la calle, y familiares sin conveniencias ni formalismos sanguíneos. Madrid me ha dado varias lecciones. Eso es lo bueno de viajar, y jamás pensé que un tal destino podía estar “tan al lado”.

viernes, 28 de mayo de 2010

Las 10 canciones de Nubiru

Gracias a mi buen amigo Ordago, creador del interesantísimo blog: "10 historias, 10 canciones", hoy os puedo invitar a visitar un post sobre las 10 canciones elegidas por Nubiru. Espero que os gusten ;-)

Querido museo

Querido museo,
No hace tanto que pude despedirme de ti, durante una de esas jornadas nocturnas de puertas abiertas. Recuerdo que al rededor de tus decimonónicas vitrinas actuaban jóvenes miembros de coral, de indumentaria un tanto fantasmagórica, cual anunciando tu próximo final. De entre todos los museos has sido siempre mi preferido, pues tus colecciones reúnen un requisito único, gustar a gentes de todas las edades.
Me haces recordar anécdotas de lo más curiosas, retales de un pasado, que aún siento excesivamente presente. ¿Recuerdas aquella vez que, sin saber leer, solucioné la duda de unos “chicos grandes” acerca de si una de las muestras era un lobo o un tigre, resultando ser una hiena? ¿Recuerdas el “cachondeo” que tuvimos con mi chica al ver tu singular ejemplar de poto? Dentro de lo físico fuiste capaz de penetrar en lo metafísico. Tu dromedario en la puerta, tus cornamentas de antílopes y cérvidos en las escaleras, el elefante que custodia el pasillo, o el célebre esqueleto de ballena, siempre estarán en mi íntimo imaginario, al lado de todos aquellos restos de mi propio pasado.
¡Qué poco saben de museos en Barcelona! Tú tienes las colecciones al estilo de “la vieja Europa”, gozando de un edificio que, en no poco, recuerda al célebre museo de Historia Natural de Londres. Cierto es que siempre te faltaron dinosaurios, y que los museos de ciencias naturales sin fósiles notorios no son lo mismo, que más da. Quizá te faltó también algún dodo, y desde luego, una mayor muestra de cariño por parte de las instituciones, que ahora “te cierran”, con la excusa de un traslado. Celoso se ha puesto el Ayuntamiento de la caja soberana, desean hacer un sucedáneo de Cosmocaixa en los restos de un certamen, por muchos, totalmente incomprendido.
Qué lástima que un museo como tú deba adaptarse a los tiempos, a estos años que avecinan con tormenta, de crisis y declive occidental. Tú que representabas la Ilustración pasarás a ser un nuevo “museo moderno”, esperemos que no un “Memorial Democràtic”, y que el traslado acabe justificando los hechos.
¡No hablemos de Madrid! La hegemónica capital que todo lo atesora... ¿¡cómo jamás te cedió muestras “nominalmente pertenecientes a todo el Estado”, cuando el 90 % de sus fondos se apila en almacenes!? ¿Se hará ahora? ¿Qué hay de las universidades que “raptan” y se quedan los fósiles para ser objeto de estudios en primicia? Mi psique de niño revive y quisiera abrazarse sempiternamente a tus queridos muros. ¡Oh Museo! Tu sola efigie me ha inspirado siempre cariño, momentos de intimidad gozosa, tiempo para el cultivo de mis más profundas aficiones. Ahora “mueres” para ser “reencarnado”, quisiera controlar la ley hindú, y que tu nueva vida te honrara de veras.
Seguramente pasarás a ser un proyecto de museo “nacional”, sin mayores innovaciones que diseños y modelos artificiales. Ojalá me equivoque. Quisiera que tú, museo, conservaras tu alma y no se redujera tu existencia a una selección, menor, de las muestras zoológicas y geológicas que atesoras en tus dos edificios. ¿Es necesario recortar el gasto, o en verdad hay buenas intenciones?
No puedo confiar en estos gobernantes, amigo, pues ahora me desolan con tu muerte anunciada. Ojalá nos veamos con provechosa renovación, dentro de poco. Sepas que tus muros siempre estarán en mi imaginario, y tus colecciones en mis recuerdos. Cuida bien de “mi hiena”, del poto y demás especímenes. ¡Lástima que no admitieran a Copito! Tus ejemplares no son macabros a mi ver, sino ejemplos de tiempos pasados, fatalmente perdidos. ¿No volverán los buenos museos a tener vitrinas con muestras de interés? ¿Toda va a reducirse a interacciones sin “dinos ni momias"? La política de Barcelona con sus museos no es de mi agrado, espero que contigo, como mereces, me equivoque. Te deseo la mejor nueva vida, amigo mío, museo de mis recuerdos.
* Enlace facilitado por Artax:
http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53935359195&ID_PAGINA=200806163&ID_FORMATO=9&PAGINACIO=1&SUBORDRE=3&TEXT=

lunes, 5 de abril de 2010

Aves migratorias

Ver correr el agua por los hocines, escuchar el intimista rugido de los arroyos del Prado y la Madre o contemplar cómo rezuma la tierra, tras algunos días de frágil lluvia, no son sucesos que se puedan contemplar cada día. Esta Semana Santa Anguita estaba húmeda, fértil doncella propensa a la reproducción; verdeaban los trigos y las aliagas amagaban con deslumbrar al paseante (pronto cambiarán pinchos por flores amarillentas), Anguita tiene algo de humedal, y en vacaciones, mismamente goza de aves migratorias.

Las alas de la grulla se transmutan en neumáticos y volantes, sus plumas en cabellos y faces. Cuales avefrías, ánsares o golondrinas, los que antaño habitaron, vivieron, o simplemente, gozaron con, o en, el pueblo vuelven a sus tierras inundando de vida a un rincón, algo desierto en invierno. La magia del lugar cidiano hace que cada año vuelvan padres y polluelos, vínculos que en un momento fueron de sangre, cada vez se van difuminando más en lo genético, sin que por ello dejen de venir, cada año, más y más gente.

Ese patriotismo que a la grulla le hace ir de Norte a Sur, de Escandinavia a Gallocanta, se repite entre los anguiteños que abandonan Barcelona, Zaragoza, Valencia o Madrid en busca de su pequeña tierra celtíbera. La regularidad de ambos cauces vivos es proverbial, sorprendiendo a propios y foráneos que, pudiendo quedarse quietos, estas aves y gentes recorran kilómetros por el premio de poder reposar, gozar, en las alturas de la serranía. ¿Serán los cantos del abejaruco, o los vuelos, ahora imaginarios, de la cigüeña?

En un tiempo de tecnología y servicios públicos, a Anguita ya no llegan parturientas apuradas. Los nacimientos brillan por su ausencia, en contraposición a las idas y venidas de los niños, desde muy temprana edad, por las calles del pueblo. Por la Ramón y Cajal, la Umbría o el Desengaño, siguen yendo pequeñas bicicletas de dos o cuatro ruedas. Los padres no tienen motivo para la preocupación, siendo los chiquillos capaces de acercarsea un río que, en sus respectivos lugares habituales, les estaría vedado. El contacto con la “realidad natural”, con las raíces y el pasado de cada cual es mucho más intenso que en cualquier granja-escuela.

Cierto es que los símiles entre aves y demás animales de dos patas no se reducen al moverse por motivos no siempre explicables. Si la mentira de la “aviar” pudo haberse propagado por acción de los flujos migratorios de los pájaros, no menos cierto es que los urbanitas automovilizados también traemos pestes, en este caso, bien reales: residuos y demás guarradas tras largas noches de orgía musical, ruidos similares a tractores (sólo que en este caso para el ocio y no la labranza), trampas y demás mecanismos contra “alimañas”, químicas y residuos que pervierten lo bucólico, latas mal tiradas durante paseos y excursiones, e incluso alguna ceniza de fuegos temerariamente invocados.

Pese a todo, la migración sigue siendo una necesidad, una fuente de vida, para el pueblo, y aún más, para quienes la practican. Es una lástima que grullas y caravanas no coincidan en el tiempo. Unos y otros quizá pudiéramos gritarnos y compartir vivencias nómadas, hablar sobre esa fuerza dinámica, e inexpugnable, que es el “beneficio de ser anguiteño”.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Tres años con Nubiru

El hijo varón es naturalmente del lado mejor, el derecho (Orib., XXII, 3, Gal.), procedente del esperma salido del testículo derecho del padre y alojado en la parte derecha de la matriz. De todos modos, si el esperma masculino no es suficientemente denso, hay el riesgo de que predomine el femenino. A quien quería procrear hijos se le aconsejaba por tanto atarse el testículo izquierdo a fin de que sólo el derecho aportase el esperma (CH, Superf., 31), y a la inversa para procrear hijas”.
A. Rousselle, Porneia: Del dominio del cuerpo a la privación sensorial.

«Empachados con tanta decoración, nos disponíamos a penetrar en el triclinio, cuando un esclavo encargado de esta función especial, gritó: 'Primero con el pie derecho, señores”

Petronio, Satiricón, xxx:

«Os declaro que a partir de ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Poder [de Dios] y venir sobre las nubes del cielo» (Mt 26,64).

Quisiera que el lector no hubiera estudiado en tiempos del franquismo, siendo zurdo; tampoco me gustaría que se hubiera levantado con el pie izquierdo esta mañana, ni que, de ser Obama, no hubiera jurado su cargo como presidente de los EEUU con “la mano derecha en alto, la mano izquierda sobre la Biblia”. Bienaventurado será quien se siente a la “derecha” del señor, caído fue quien fuera a parar a lo más bajo. La “derecha” es sinónimo de rectitud, de continuador de la tradición, de correcto. El inglés conduce por la izquierda con el afán de poder tener la mano derecha libre (a diferencia del resto de orbe, excluidos algunos países anglosajones, donde, por influencia de Napoleón, se conduce por la derecha). Visto esto, “Derecha” no tiene sólo un significado geográfico, cultural o religioso.

Políticamente, no tengo dudas de que el discurso “izquierda - derecha” se halla en plena decadencia. Sin lugar a dudas, la distinción, hoy como siempre, sigue siendo entre ricos y pobres, y desde luego, es imposible ser socialista siendo rico, a la vez que es poco probable ser de ultra-derecha, racionalmente, siendo pobre. De este discurso, un tanto infantiloide, quisiera extraer una idea. Considero que la “derecha”, en su sentido religioso, místico, religioso, se identifica con las corrientes eternas, con “lo correcto”, aquello que sigue la norma. Sin caer en la justificación de los excesos y/o el delito, quisiera aplicar la teoría de Dostoievski, de defender a aquéllos que traen “la palabra nueva”.

El cambio, la “izquierda” en este sentido, siempre es necesario para evitar el inmovilismo, con él me identifico, aunque no sea plenamente en lo político. Creo que la labor del blogger es, precisamente, no sé si tanto buscar “la palabra nueva” como buscar a todos los significados y significantes posibles, o cuanto menos, aquéllos que se le ocurran. La libertad de expresión, el “vuelo de la palabra” es aquello que hace ya tres años quise buscar, curiosamente en período de exámenes, no podía ser de otra manera.

El blogger es un servidor de la “izquierda”, en el sentido que acabo de explicar. El blogger es un paladín de Occidente, un “santo” defensor del mayor, y más preciable, ideal de cuantos nos ha dejado el pensamiento ilustrado, el uso de la razón, o cuanto menos, de aquella que reside, subjetivamente, en todos y cada uno de nosotros. Frente al islamismo radical, o el autoritarismo chino, “Occidente” debe defender, férreamente, todas las libertades que han desembocado en que yo, hoy, pueda estar aquí, libremente escribiendo.

Por Occidente no se entenderá Europa, sino todos los países que comparten estos valores, libertades, que en España muchas veces han sido coartadas por acción del contrareformismo, nacionalcatolicismo y, hoy, nacionalismos periféricos. El campo de la lengua libre es un lugar común que no conoce, o no debería conocer, nada sobre los lobos de la censura. Celebro que haya llegado este tercer año y la luz del planeta Nubiru siga luciendo, más que nunca en mi corazón, en mis más profundos sentimientos. A esta criatura le debo el organismo de mis sueños, su sangre, son aquéllos, que con mayor o menor atención, dais sentido, leyendo, a estas humildes letras.

Por siempre libre, por siempre devoto de mis pensamientos, por ello felicito a la creación de hace, ya, tres años, ese “alter ego” llamado... Nubiru. Más allá que su lectura, les recomiendo algo distinto: atrévanse a escribir un blog, créanme es muy positivo, y de las cosas que he ido haciendo en la vida, está entre “lo más bonito”. Saludos.

jueves, 7 de enero de 2010

Te lo echaré en cara, llegado el momento.

"Incluso el saber rebuznar tiene su poquito que estudiar”.

Evaristo Campo Pereiras

Es muy difícil ser capaz de definir qué es la felicidad. La felicidad es la actitud para ser felices, y así podríamos continuar con una serie de entrecruzados redundantes, sin llegar a un resultado final, fiable o contundente. No seré “único” si afirmo que muchas veces asociamos “felicidad” a una actividad, a un libro, a una canción, o muy especialmente, a una persona. Algo así me sucedía siempre que hablaba con mi gran amigo Ricard.

Quién sabe si por su rojizo cabello torero, Ricard era capaz de convertir cualquier adversidad en cosa llevadera. Sus obstáculos siempre acababan siendo pequeñas muestras de arena dentro de un universo de bondad y buen humor, que jamás nadie podrá llegar, siquiera, a soñar. Fuere ante un buen plato, escribiendo o paseando por el puerto de su Arenys querido, Ricard siempre era un manantial referente en humanidad y bonhomía.

Era un señor feudal detentador de aprecios. Sus feudos no eran tales, sino el cariño del más variopinto grupo de gentes. Mataró, Arenys de Mar, Argentona... son muchos los pueblos que debieran levantarle un monumento, ni tan si quiera fuere en el recuerdo, pero muy especialmente, eso honor le corresponde a Bustofrío. Esta pequeña aldea lucense, donde el padre del autor (D. Evaristo Campo Pereiras, insigne escritor) vio la luz, ha pasado a la inmortalidad por las hojas de “Pentágona de un Lucense”, libro de su padre adecuado por el bueno de Ricard, con meticulosidad y gran respeto por la obra, sublime en muchos aspectos, de su difunto progenitor.

A él le gustaba hacer de Marco Polo, yendo a los diferentes lugares de España en busca de los mayores caprichos para el gourmet (fueren sobaos cántabros o quesos de la rica Torre de l´Espanyol). Antiguo marino mercante, su experiencia "de mundo" era proverbial, al igual que la cantidad de máximas y aforismos que era capaz de recordar, y a la vez, compartir con quien quisiera ser instruido con afecto.

Ricard era también un hombre que no se dejaba achantar ante cualquier adversidad. Su última enfermedad la aceptó siempre como un guerrero, no privándose de mucho, ni preocupándose por nada, cara al exterior (siendo solidario al individualizar el dolor y la preocupación, dando sólo cariño y “buen rollo” a todos los que eramos de su entorno).

Que mi inolvidable mentor estará bien cómodo en la mejor suite del “barbas sagrado” está tan claro, como correlacionado, a la existencia de deidad alguna.

¿¡¿Qué difícil es intentar escribir, sacar un punto de vista optimista (como tú siempre me recomendabas) cuando te has ido tan pronto, dejándome sin tus enseñanzas!?!

Recuerda que te eche en cara, cuando te vea, llegado el momento, ¡que te fuiste dejando tantos momentos pendientes! En eso, Ricardito, no me has sido, como en todo lo demás, Maestro.

A la memoria de Ricard Campos Felimón, por siempre amigo, mentor y compañero de excelentes momentos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Apolitic now

Siempre que escribo algo más o menos comprometido me viene una sensación de cargo de conciencia. De no hacerlo, acontezco siervo, de escribirlo, tal vez hereje. En mi sociedad cada vez son más los síntomas de la “post-modernidad”, quizá, pensarán ustedes, como en cualquier otra. Me pregunto si esa “post-modernidad” no es algo más que un movimiento artístico y literario, de poco gusto, en muchas y variadas ocasiones. “Post-modernidad” tal vez sea sinónimo de Internet, de globalización, de Mercado Único, de especulación, de la banca internacional, las grandes corporaciones y el fin de las fronteras. ¿Por qué no?, es gracias a ello que cada vez son más visibles los cambios, las frustraciones primordiales que, día a día... ¡granan como gigantescas calabazas!.
Quién sabe si por el declive de Dios, o por los vicios de una sociedad enferma en la anterior abundancia, la mentira y la hipocresía tienen bula en el pasto que actualmente comemos. ¿Con comida, vestido y sexo, quién se ocupa de la filosofía? La “post-modernidad” tiene ciertos parecidos con la evolución humana (en éste caso se trata de un proceso de diferenciación desde “el mono” al hombre, y en el anterior, un proceso, inverso, de asimilación del hombre... al pingüino).
Cada vez está más de moda la monotonía, vestir los mismo trapos y tener las mismas ideas. Que cada cual defienda su nido frente al resto, su expectativa de posteridad, sin mayor diferencia que el subjetivo paso del tiempo. Los fantasmas del totalitarismo nos tapan los genes nocivos, esos indicios de futuros peligros, quién sabe si, de alguna forma, siempre imprevisibles.
Nacionalismo. De nada sirve que aquél que renunciara a la Jefatura del nuevo nato Estado Judío dijera, en pro del relativismo, que “el nacionalismo es el sarampión de los tiempos modernos”. Griten las religiones, amenace el islamismo, las soluciones de pastoreo existen, y lo harán siempre que se potencia la crianza de ovejas.
Leyendo uno este escrito pudiera experimentar la aparición de rastas en su cabellera. Tal vez, de no tenerlo aún, le aparezca a uno el porro entre los dedos, claro homenaje al servilismo. Mejor fuera leer un clásico, valga desde Gracián a Eco. La droga es un instrumento de dominación, el porro es un eficaz aliado de quienes toleran la droga, los mismos que, interesadamente, potencian el encasillado, las substancias y demás medios, baratos o caros, de control de masas.
Hablemos de impuestos e imposiciones. “Tributo”, dícese de los ingresos que se obtienen para sufragar el gasto público, sí, aquéllos que sirven, nominalmente, para el bien de muchos, en la práctica, para el provecho de pocos. Aquellos que evaden son los que, rara vez no, son beneficiados. La verdadera economía “oculta” de la bolsa y el ladrillo parecen haber reventado, sólo que “todos” somos los que soportamos la pus de sus excesos.
¡Vayan a balar ovejitas, naden pingüinos! Por más reforma electoral que se haga dudo que se pueda dar finiquito al caciquismo. A la ciénaga en que, en mi caso, se ha convertido mi “oasis político”. Luego dirán que votemos, que es necesario para dar vida “al pueblo”, manifestación de soberanía. La anarquía cae en el porro, el comunismo en la militancia nacionalista. De nada sirve el recuerdo de aquellos tiempos en que Iglesia y Comunismo compartían el valor de la “universalidad”, ahora hay lenguas- instrumento, posibilidades de gobernar, teniendo al cordero bien sujeto.
El “vacío” de la Iglesia no ha sido cubierto. O sí, por políticos de poco pelo. El deshonrado cura no ha podido ser substituido por el moderno filósofo o psicólogo, el Cardenal, tampoco por el parlamentario, gandul por naturaleza, que hace perder votaciones por no sentarse en su escaño. A uno le despiden por dormirse reiteradamente, al político, simplemente, se le aguanta.
Esta sociedad está en declive, no hace falta ser octagenario (ni dirigir RTVE), ni tampoco ser especialmente drástico. No le deseo a nadie lo de Fernán Gómez, pero sí, encarecidamente, que se vuelva a los valores de la Ilustración, junto al sentimiento de los tiempos “primordialmente” democráticos. El ocaso de Cataluña no es único, ni tampoco el del Mundo, el de España, o el de los EEUU.
Quizá se reúnan en Copenhage para hablar sobre algo de lo aquí dicho, aunque lo dudo. Cada vez se hace más difícil decir a los brasileños que la Amazonía es un pulmón, cuando la industria pesada de los ricos sigue echando excremento. El Cambio Climático una “conspiración del pingüino”, una maniobra interesada, seguro, como todas. La existencia del mismo es evidente, que nadie lo dude; las causas intensificadoras, que no generadoras, también. Ahora sólo falta ponerse de acuerdo en cuáles van a ser los negocios que se puedan sacar del asunto.
El Caos de este escrito es esquizofrénico, lo sé, quizá tanto el hecho de que nuestros “corruptos dirigentes” campen sueltos por razones “de humanidad, sanidad”, y creo yo, de prestigio. ¿Dónde están los que linchaban a los asesinos de Marta o Mari Luz? ¡¿Acaso no se merecen también su ración de asco, muchos de nuestros políticos?!
Apolitic now, aunque callarse sea malo, y decir algo, libre y en voz alta, pudiera tener consecuencias. Se buscan nuevos filósofos, nuevos pensadores, nuevos dirigentes, aunque no sean políticos....
Imágenes:
1) "Caricatures et études de têtes" de Jean-Pierre Rivalz
2) "Ed the Penguin" de Blade_AJ - Creative Commons Attribution ShareAlike 3.0, Attribution ShareAlike 2.5, Attribution ShareAlike 2.0

sábado, 5 de diciembre de 2009

Sincronía y anacronía

Ya hace algunos años, tuve la suerte de recibir magisterio de un sabio clásico de nuestros días. El profesor Miquel, gran conocedor del Derecho romano (y mil y una otras ciencias) era un “maniático” de la estructura, un divulgador consumado empeñado en hacernos ver, comprender, la importancia de tener en cuenta, en todo estudio que se precie, conceptos tales como sistema y sistemática, o anacronía y sincronía. Recuerdo que nos recomendó un libro: “Cartas a la antigua China” de Herbert Rosendorfer (Acantilado, 2004). Escrito por un juez alemán, amigo suyo, nos ponía las peripecias del personaje chino como ejemplo de la importancia de tener siempre en cuenta, las relaciones “en un mismo tiempo” y “en diferentes tiempos”. Así, para el gracioso oriental de la obra es difícil comprender la utilidad de cosas como el wáter o el paraguas, mientras que, por otra parte, es muy elevada su predisposición hacia el esoterismo, ritos y leyendas. La reflexión no es baladí, y es de extrema utilidad si intentamos buscar un concepto abstracto de “justo”, “bueno” o “bello”.

Cierto es que utilizar estos parámetros nos condena al relativismo. Todo sentimiento, sensación, opinión o reflexión siempre está en relación con una variable indeterminada (el tiempo al que en cada estudio, o reflexión, nos refiramos). Este obstáculo ha hecho que siempre busquemos la solución en unos ideales superiores, la Religión, rechazando toda muestra que nos remita a algo etéreo, impreciso, mundano. Centrémonos en qué es "lo bello" (lo que gusta, lo atractivo), o al menos, qué creo yo que por ello debemos entender.

Una lectura inexcusable, para todo aquél que se inicie en la historia crítica del arte, es “La Historia del Arte” de E.H. Gombrich. Ya en sus primeras páginas, el irrepetible autor nos hace una pertinente reflexión, en voz tan alta, como adecuada. Gombrich compara la “belleza” de dos pinturas proverbiales: la liebre de Durero y el elefante de Rembrandt (ambos en pantalla). Serán legión quienes consideren más lograda la representación del alemán, ni tan si quiera fuere por el color. Sin embargo, si tenemos en consideración los medios, no sólo en el tiempo, veremos que el elefante de Rembrandt es una obra atribuible sólo a un genio (dado que, única y exclusivamente, utilizó un carboncillo, siendo capaz de transmitir la sensación de rugosidad de la piel del animal). Gombrich insiste en no centrarse sólo en el análisis temporal (medios del momento), sino que también debe mirarse el mensaje del autor. Ciertamente, lo aparentemente "simple" debe ser juzgado desde diferentes criterios, valga aquí lo dicho para el elefante de Rembrandt. Primera conclusión que me viene a la cabeza: lo "bello", o más bello, no es, necesariamente, aquello que se ve a primera vista.

Volviendo al análisis de los tiempos, miremos el parámetro de la anacronía, no en el "tiempo", sino en el tiempo de vida de una persona determinada. Me explico. Para mí, como para tantos otros, en mi infancia lo más "bello", y desde luego interesante, eran los animales, y en mi caso muy especialmente, los dinosaurios. Por contra de lo que mis familiares, profesores, foráneos... pudieran pensar, mi afición no acabó con los primeros pelos pélvicos, ni tampoco con la primera vuelta con carnet, ni al terminar la Licenciatura. Los dinosaurios han seguido siendo "bellos" e "interesantes", no tan sólo por méritos de la materia, sino por haber sabido resistir, por mi parte (medallas a un lado), los envites de la "conveniencia de la edad", aquella que afirma que los saurios son para los niños. Sin embargo, aquí caigo en una contradicción, en relación con lo que, en breve, dejará de haber no sido dicho.

Cuando uno es pequeño lo extraño es bello, lo grande soberbio, lo enigmático... sublime. Conforme uno va madurando, y dándose cuenta de la banalidad y de la naturaleza terrena de múltiples aspectos del objeto de análisis la idea comienza a cambiar. Segunda reflexión: con la edad lo "bello se transforma, cambia en función de nuestro años, salvo casos raros (véase yo y los dinosaurios)". Ello es cierto "en nuestros tiempos", en relación con "los de nuestro tiempo", pero, creo yo, también con "los tiempos pretéritos". Déjenme realizar una última reflexión personal, que nos conducirá a mi última conclusión.



Dinosaurios, Velázquez, Bach. Efectivamente, tal y como he dicho, y saben quienes me conocen, en mi vida primero fueron los animales y dinosaurios, luego, no hace tanto, me empezó a interesar la pintura, muy especialmente el Barroco (estilo al que dicen que pertenecen mis textos en alguna ocasión... ;-), por último, actualmente, poco a poco me voy inmiscuyendo en el mundo de la música clásica y la filosofía. ¿Anacronía en la vida? ¿A cada edad un gusto?

Un contundente ejemplo es el siguiente. Cuando uno empieza a desarrollar su interés sexual, es bastante normal que los niños se fijen en los incipientes pechos de sus compañeras, o los más consolidados, de sus profesoras. Conforme pasa la pubertad, cada vez nos vamos fijando más en la cintura, en las curvas, y, cosa curiosa, en los glúteos. Sí, en un principio el bebe mamó, el niño se interesó, y el maduro... ¡cada cuál sabe qué pasó!

Última conclusión: lo "bello" depende de la edad de cada uno (sincronía-anacronía vital) y del tiempo y el momento, aunque con constantes universales (véanse fragmentos del Decamerón, el romance de la dama y el doncel y múltiples poesías del Amor Cortés, frente al erotismo de las revistas para adultos y el cine, ¡tampoco hay, ciertamente, tanta diferencia en el fondo!).

Perdónenme la paranoia bloggiana pero... ¿acaso "lo bello" no se ve influenciado por lo dicho? ¿Saber ver, y conservar, "lo bello" en diferentes tiempos históricos, y en el propio camino de la vida, no nos ayuda a desarrollar nuestro intelecto, a ser más "sabios?.

Tercera imagen: http://www1.inf.tu-dresden.de/~s7548627/pics/gallery/rhabdo.jpg

jueves, 5 de noviembre de 2009

Hoy es mi cumpleaños.

Hoy me he levantado con un frío más intenso, aun siendo común para este época, prefacio del invierno. Los ánimos no estaban en mi pie derecho, si bien, al levantarme, la felicitación de mi madre me ha hecho alegrarme, al menos, por un momento. Me dicen que siempre he sido "singular" para los cumpleaños, pues tan pronto espero que sea un día mágico (en el que el Sol vaya de occidente a oriente y no al contrario), como me lamento por ser un año más viejo.... Esta vez, siendo 24, me decanto más por esta última lectura.

El ser humano tiene una gran diferencia con el oso. En éstos, cuando llega el momento, la osa rechaza a sus oseznos dándoles a entender que ya es momento de que se busquen el sustento por sí mismos; los humanos somos distintos, desde que salimos del claustro materno (y pasan las 24 horas del Código) y hasta que tenemos la pésima dicha de despedirnos en este mundo de ella, nuestra madre siempre nos quiere, y rara vez, será capaz de ¡echarnos del nido!.

Precisamente por que hoy es un día especial, escribo cuatro líneas improvisadas y, ante todo, no tanto de homenaje propio como de agradecimiento hacia vosotros, mis lectores, aquellos que al encender el ordenador me alegráis la jornada con vuestros comentarios y mensajes. Dicen que la felicidad es conseguir que cada uno de los 365 días sean "algo así como tu cumpleaños", no sé si eso será posible, pero vuestras palabras hacia mí, aun conteniendo críticas en pocas ocasiones, me saben igualmente bien que las felicitaciones por este día.

Os dejo un artículo escrito hace un buen tiempo, artículo con el que cerré mi primer libro: "Di que fue un sueño" (Buenos Aires, elAleph.com, 2007). Creo que para el día... estas palabras se acomodan totalmente.

Gracias por conseguir que mi experiencia bloggiana sea un regalo diario y una satisfacción, tanto de noche, como, ante todo, de día ;-). ¡Lástima no ser Peter Pan, demonios!

"Más allá de las funciones vitales, de los vértices muerte-nacimiento, de vistosas o mundanas preliminares, incluso antes que el arte del regalo, la danza o del cortejo, existe un instante que, por razón de lo vivo o quién sabe si más bien como anticipo del quehacer venidero, implica un cambio brusco, una despedida tan involuntaria como necesaria, una declaración de independencia y un sueño de que la tranquilidad de la existencia primordial fuera tan infinita como placentera. El salto del nido, el primer vuelo, la primera migración, el primer baño, el primer sarpullido, el primer acto de autónoma rebeldía, el régimen de lo necesario e inescrutable, de lo impuesto, lo incontrolable, lo vitalmente útil, el diferencial de estar o participar de lo ausente; algo así se siente al firmar el último examen, cerrar esa puerta del recibidor académico que precede a la puerta de salida, aquella tan brusca como severa, la guardiana de lo impredecible, la custodia del Destino.


Se abre y uno se identifica con el pollito, la joven rapaz o el tan oscuro como joven pingüino. Sí, llegó el momento. Mi esencia humana se solidariza con lo aviano, aún viviendo en casa siento que se me hace pequeño el nido. El vuelo amaga con ser largo, quién sabe a dónde conducirá y como lo sentiré, seguramente se me haga extraño gravitar en fuerzas en las que no se puede descubrir lo que vendrá, corrientes incontrolables que saben decirte bien, bien qué pasará contigo o si llegarás a alguna parte.

Como símil del mercantil empresario, siento que en lo su-cesivo deberé soportar todo el riesgo. Qué sea o me hagan dependerá tanto del Azar como de la seguridad de mis desig-nios. La ilusión debe cristalizar en fortaleza. Aunque tenga armadura de vidrio, poco acostumbrada a embestidas, quién sabe si el cordero pasará a carnero o se lo asimilará lo cinegético del eventual mal futuro. Me siento de repente sólo. Poco arreglo foráneo tiene lo que me venga de ahora en adelante. Adiós al profesor, adiós a la seguridad de los arreglos caseros, ya todo lo importante depende de uno mismo, volar para que no te traguen los cielos.

¡Quién dijo que había motivos para añorar las alas del pájaro! La metáfora aviar me inquieta más que la gripe, y sus maniobras y tirabuzones me preocupan como todo lo extraño. Yo también vuelo, quizás sobre Babia muchas veces y otras tantas sobre la Luna de Valencia, sin embargo, el trayecto no es identificable, ni las cuerdas que lo mueven, lo siento, pero ante todo, sigo siendo agnóstico, y acaso algo escéptico.

No lo entiendo, por qué no evolucionó el contorno para que yo pudiera permanecer recogido en el cesto del nido. Caliente con el confort del esfuerzo ajeno, mantenido en el mimo foráneo, en la acción, gentil en lo familiar, placentero en tanto que materno. Lástima dan los albatros, pingüinos y demás aves marinas que al abandonar su hogar deben alzarse con el trofeo de sobrevivir en los mares. Por qué darían ideas, por qué generarían tantos males.

El mercado de lo jurídico se me acontece como un leviatánico caos esencialmente desordenado. Quién sabe si las corrientes las genera la competencia, o el albedrío que todo lo rige. No. Prefiero permanecer en el nido, o cuanto menos que me den una barca. ¡Reniego de ser vivo y blasfemo sobre lo esencial de lo aviano! ¡Por qué tuvieron que volar cuando pudieron permanecer quietos, por qué me tuvieron que robar mi nido si yo siempre lo tuve en lo más corazonal de mis adentros!"

* Imagen: Rhinoceros Auklet chick on Farallon Islands. This chick is almost ready to fledge. Taken by Duncan Wright. Permission is granted to copy, distribute and/or modify this document under the terms of the GNU Free Documentation License, Version 1.2 or any later version published by the Free Software Foundation; with no Invariant Sections, no Front-Cover Texts, and no Back-Cover Texts. Subject to disclaimers.

Por último... un vídeo entrañable ;-)