domingo, 30 de agosto de 2009

Nada es lo que parece

Nada es lo que parece. Ésta es una frase “ambivalente”, una suerte de panacea que nos puede servir para introducir mil y un temas. Es una oración “vaga”, signos de escritura que deben ponerse en un contexto, con un significado (además de significante). Si esta frase se inserta en un escrito sobre actualidad, el asunto cambia. “Nada es lo que parece” es el estribillo perfecto cuando se habla de geopolítica. Todo son mensajes vacíos (“política” por antonomasia), que requieren, siempre, una explicación precisa y concluyente.

No hace mucho tiempo, escuché una noticia que me llenó de tristeza y preocupación. Los buitres de la India se están extinguiendo a marchas forzadas, habiéndose reducido su número en más de un noventa y cinco por ciento…. Coincidiendo con esta noticia, los telediarios hablan de una peligrosa pandemia conocida como “gripe del pollo”. A un servidor, creo que por razones obvias, lo primero que creyó es que los buitres se habían contagiado, en masa, por tan feroz virus. Nada es lo que parece. Pese a que las noticias parecieron “dejar ir” reflexiones equivalentes a la mía, la realidad surgiría, muy posteriormente, con afán de ilustrarme en mi ignorancia.

En el año 2008, un estudio publicado en la prestigiosa revista Ecological Economics” afirmaba que la falta de buitres había causado más de 50.000 muertes indirectas en la India. Con la proliferación de cadáveres no comidos por estas aves, el número de perros se ha incrementado, y con ello, los casos de rabia. El buitre, sea en la India o en Celtiberia, es el “barrendero biológico” por excelencia, come sin molestar, y limpia los campos de carroña, con el “ahorro en enfermedades” que ello comporta. En relación con lo que antes hemos comentado, la tragedia del buitre no tiene que ver con la archiconocida “gripe aviar” o “gripe del pollo”, ni tampoco con la “gripe A” o “gripe porcina”… la cuasi total extinción del buitre en la India se debe, curiosamente, al uso de un producto farmacéutico: el diclofenac, anti-inflamatorio de uso ganadero que les colapsa los riñones.

Curiosamente, la “gripe aviar”, aunque no directamente, también ha tenido fatales consecuencias para los buitres en España. Si bien no se ha encontrado rastro alguno del uso de este fármaco en ningún rincón del país, sí que es cierto que las poblaciones de buitre leonado se han visto especialmente diezmadas en los últimos tiempos. Parece obvio que el declive de la ganadería ovina y caprina es un factor clave, sin embargo, no el único.

En primera persona, he podido ver cómo en Anguita (Guadalajara), las ovejas enfermas no podían dejarse en el campo para alimentar a los hambrientos buitres. Por más que los celtíberos lo consideraran un signo de divinidad (el buitre era visto como siervo de Lug, divinidad principal), el Gobierno prohibió esta práctica, obligando a depositar los cadáveres en contenedores especiales. Por fortuna, en los últimos tiempos, la prohibición ha sido revocada, volviéndose a utilizar los muladares (eso sí, con requisitos previos).

Los buitres, al menos los que tienen alas y plumas, no podrán denunciar esta “conjuración” de las grandes farmacéuticas, sin embargo, nosotros sí. Donald Rumsfeld (ex-Secretario de Defensa de EEUU) es el principal accionista de Gilead Sciences Inc., empresa que vendiera a la suiza Roche el Tamiflu, antiviral que fuera fabricado en masa durante el año 2005, precisamente cuando se vendieron millones de dosis, dada las informaciones de riesgo de pandemia que diera, precisamente, el Pentágono. Como bien escribe Walter Goobar, “ahora hay millones de dosis que tienen fecha de vencimiento en seis meses”. Rumsfeld, “Madoff a gran, e infernal, escala”, escribe Goobar, recibe el 10 por ciento del precio de cada caja vendida en el mundo. Nada es lo que parece. Si bien pudieran tratarse de empresas en la élite empresarial, la realidad es bien distinta, Roche, según datos de la Bolsa de Zurich, estaba al borde de la quiebra.

El descubrimiento del genoma de la gripe española, las armas químicas, la guerra de Iraq, la existencia de especímenes tóxicos para la especie humana, como el dicho político, no son más que indicios de un negocio que juega con vidas humanas. ¿Dónde está lo real y dónde lo ficticio? Quizá nunca lo sepamos….

Mil gracias a mi “Vulcano soltero”, gran maestro y amigo, por abrirme “la pista”.

Sobre las imágenes:

1) “Gyps bengalensis” (Image: Goran Ekstrom) Permission This image was published in a Public Library of Science journal. Their website states that the content of all PLoS journals is published under the Creative Commons Attribution 2.5 license.

Artículo clave: Switching Drugs for Livestock May Help Save Critically Endangered Asian Vultures. Gross L, PLoS Biology Vol. 4/3/2006, e61

http://dx.doi.org/10.1371/journal.pbio.0040061

2) Donald Rumsfeld, Secretary of Defense of the United States. This image is a work of a U.S. military or Department of Defense employee, taken or made during the course of an employee's official duties. As a work of the U.S. federal government, the image is in the public domain.

Lectura recomendada: Walter Goobar, “Rumsfeld y una epidemia con puntualidad suiza” (http://www.elargentino.com/nota-39772-Rumsfeld-una-epidemia-puntual.html)

* Tras la redacción de este artículo, D. Jorge, un amigo de la mayor estima, me recomendó este vídeo que ahora les facilito, sencillamente espectacular, ¡gracias de corazón Jorge!.

* Otro vídeo de interés: http://www.vimeo.com/6790193 (cortesía de Pi)

martes, 25 de agosto de 2009

El más alfa de entre los machos alfa.

En marzo de 2003, la prestigiosa “American Journal of Human Genetics[i]” publicó un estudio de lo más sugerente. Un grupo de 23 genetistas, estudiando una muestra de unos 2.000 hombres procedentes de toda Eurasia, encontraron en varias de estas personas muestras de una pauta genética común. Mediante cálculos estadísticos, se intentó buscar el “antepasado común más próximo”, trabajando con 34 generaciones y calculando 30 años por generación, encontrándose que éste debió de existir hace 1.000 años. Teniendo en cuenta qué países se encuentran en la muestra (Kazajstán, Uzbekistán, China, Polonia, Ucrania...) no es de extrañar que a estos científicos les viniera un nombre a la cabeza... Genghis Khan.

John Man, genial autor de quien sacara esta cita, hace un reflexión demoledora: "el poder debió hacer por Genghis y por sus parientes cercanos lo que la cola hace por los pavos". De hecho, en clave "científica", el propio informe concluye que: "nuestros hallazgos demuestran una nueva forma de selección dentro de la población humana basada en el prestigio social". Como dice el autor inglés... Genghis era el más alfa de los machos alfas....

Alguna vez he oído decir que la "gente rica" acostumbra a ser más guapa. Es cierto que la gente con alto poder adquisitivo tiene una mayor facilidad para acceder a tratamientos de belleza, operaciones de estética y demás, sin embargo, también es cierto que, estadísticamente, a lo largo de los tiempos, hablando claro , el rico siempre se ha llevado a la rica.

Ello estaría dentro de una dinámica, un pensamiento, que nos lleva a presuponer que la "selección natural" siempre está en acción, seleccionando los mejores genes por lo que poder mantener la especie. No hay duda de que, en aquellos tiempos, los generales mongoles eran los hombre más poderosos de entre todos. Que las flechas hicieron las veces de astas está claro. Ahora bien, en un mundo en que las armas, al menos en parte, ya no son el único signo de poder, me pregunto si el dinero incide en la "selección natural". Vivimos en un mundo en que siempre ha imperado la "ley del más fuerte", ¿es la "ley del más rico" una variedad de la misma?.

Uno ve un documental de Vida Salvaje y ve cómo un león es el macho alfa, o cómo lo es un gorila o un chimpancé... ¿quién dijo que los hombre somos de otro campo semántico?

Ilustraciones:

1) “Subutai”. Medievil Chinese drawing (начало XVI века/ 16 century).

2) Carl Friedrich Deiker: Hirsch in den Bergen vor tiefer Landschaft


[i] Tatiana Zerjal y otros, “El legado genético de los mongoles”, American Journal of Human Genetics, núm. 72, marzo de 2003. Estudio del que se he sabido por su inclusión en la obra: Man J., Genghis Khan: vida, muerte y resurrección, Madrid, Oberón, 2006.

Os presento... Medinaceli

Vídeo colgado en Youtube por cortesía de -luthieryotuve-.

martes, 18 de agosto de 2009

El Señor de la Celtiberia

Aquel hombre siempre tenía ideas inteligentes de las que hablar. Fuere ante una carrasca, en su casa, en tiempos de guerra, o de paz, el sumo sacerdote siempre tenía alguna explicación convincente para todo aquél que supiera hacerle las preguntas pertinentes. Hace tiempo, cuando aún era un infante imberbe, recuerdo haberme sentado sobre el tocón de sabina sito en la puerta del sabio. Recuerdo que me encontró dibujando en el suelo la efigie de un buitre que sobrevolaba nuestro humilde castro del Hocincavero. Al viejo le llamó la atención el que estuviere dibujando tal y no otro animal; por ello, me invitó a entrar a su casa, diciendo que iba a contarme una historia sobre los orígenes de aquel ave, y de su sagrada función, en tanto que servidor de los dioses de la Celtiberia.
"Se dice que el dios de la luz, Lug, andaba un día preocupado. El hombre medraba por la tierra sin tener que rendir cuentas ante él, y eso le ponía en peor posición respecto al resto de los dioses. Lug, de ninguna de las maneras quería renunciar a ser la deidad principal, eligió al ave más poderosa de cuantas existieran y le abrió el estómago, de forma que siempre estuviera hambrienta. El buitre, pues ella era el ave elegida, se vio con la necesidad de comer cualquier cosa que se hallara en su camino. Se dice que un día, durante una de las muchas batallas que sacudían a la Celtiberia, un guerrero cayó muerto en mitad del campo de batalla. Su causa perdió, quedándose su cadáver a voluntad de los elementos. Un buitre que sobrevolaba el lugar, bajó a tierra. Lug aprovechó la ocasión para condicionar a los de su especie de por vida. En lo sucesivo, el buitre siempre estaría hambriento, y comería carroña siempre que se la encontrara.
Sin embargo, Lug no consiguió sus propósitos a la perfección. Cierto es que, al limpiar los cadáveres, el buitre subía el alma del difunto al Reino de los Cielos, ante Lug, pero también lo es que, al ser un ave condenada al hambre eterna, el buitre siempre comía, como si del último de sus días se tratara. Si, en un principio, con el ave, Lug había conseguido librar a la difunta carne mortal de la acción de los espíritus demoniácos (de las enfermedades y las pestes), cierto es que una parte del difunto quedaba siempre en tierra, pues el buitre debía vomitar parte de su alimento, con el afán de poder alzar el vuelo".
Al acabar este relato, el viejo sacerdote me miró fijamente. Me preguntó si había comprendido cuál era el papel del buitre en nuestro mundo. Lástima que, virtud de la fantasía, yo sea de tiempos antiguos, de tiempos de Celtiberia, cuando ante los indicios de realidad, la verdadera ciencia, siempre se acudía a la falsa, pero bonita, leyenda...
* Nota aclaratoria: la leyenda es un recurso lírico del autor, pese a que bien pudiera haber sido contada en tiempos de los celtíberos, cuando la "ciencia" era leyenda y mitología. Los comportamientos del buitre leonado, aquí mencionados, son ciertos. Lug era la deidad principal de los celtíberos, y a ella se brindaban los buitres, siendo comidos y "llevados" hacia la deida por estas aves. Testimonios de ello se tienen en la ciudad celtíbera de Tiermes.
En lo que a Anguita se refiere, los cadáveres de mulas, ovejas y demás bestias se dejaban en el "muladar" (en el Salidero, camino de los Altos). Se dice que el higado debía ponerse cara al sol, pues los buitres así lo olían y bajaban antes. Esta creencia es falsa, pues el buitre ve los cadáveres, dada su privilegiada vista.
Imagen: " Imagen de un Gyps fulvus (Gyps fulvus), un residente del Zoológico de Morelia, en el estado de Michoacán, México", obra de El Ágora, imagen sujeta a GNU Free Documentation License

jueves, 13 de agosto de 2009

Sobre Sigüenza y el Renacimiento

Jamás fuera de persona viviente observé una uña más humana. No hay en ninguna estatua terrestre detalles tan divinamente mortales. Sus ojos parecen estar llorando que el guerrero quedara petrificado en fino alabastro; Martín Vázquez de Arce, más conocido como “el Doncel”, es una contradicción para el ojo humano, parece estar vivo, aun siendo la figura su sepultura; fue inmortalizado como “Doncel” no siendo “virgen”, pues tuvo hija (enterrada, mismamente, en la Capilla de San Juan y Santa Catalina). En relación a Sigüenza, no sería digno acabar de escribir sobre la ciudad sin hacer mención a otra gran joya, a mí ver, de igual o mayor esplendor que tan ilustre tumba renacentista, la Sacristía de las Cabezas. Realizada allá por el año 1550 (por Martín de Vandoma, y diseño de Alonso de Covarrubias), es difícil resistirse a invocar el genio, e ingenio, que se desprende de todos aquellos artistas que medraron, y en ocasiones triunfaron, durante el Renacimiento.... Durante mi última visita al lugar, hace apenas unos días, nuestro guía (sabio y cordial como pocos) no dejaba por un momento de alabar este periodo de la Historia. Repetía, una y otra vez, las virtudes del haberse “redescubierto” la filosofía griega de Platón y Aristóteles, ese clímax entre espiritualidad y pragmatismo que dieron pie al Renacimiento. Sinceramente, es evidente que nos encontramos ante uno de los períodos más gloriosos en lo que al cultivo de la ciencia se refiere. Sin embargo, es más que dudoso que podamos hablar de esta etapa como una de las mejores para el humano residente en Europa. Hace un tiempo, un muy buen amigo ruso me comentó una de sus sabias reflexiones: el hombre sabio, en numerosísimas ocasiones, surge en tiempos de crisis y conflictos. Ciertamente, el ocaso del Imperio español coincidió con personajes de la talla de Góngora o Quevedo, la Guerra Civil española con los hermanos Machado o Alberti, la caída del Imperio Romano de Occidente coincidió con San Agustín y el Renacimiento… con Miguel Ángel, Leonardo da Vinci… y un incalculable número de genios. Este afortunadísimo pensamiento de mi “leoncio” amigo me ha vuelto a venir a la memoria al leer el interesantísimo libro de Stephen Toulmin: “Cosmópolis: El trasfondo de la modernidad” (Barcelona, Ediciones Península, 2001). El autor, discípulo de Ludwig Wittgenstein, duda de que el Renacimiento (y demás signos primordiales de modernidad) tuvieran lugar en un momento de especial “pacifismo” (véanse la Guerra de los Treinta Años, la Reforma y Contrareforma, la Santa Inquisición y un largo etcétera). Todo esto hace que me pregunte si lo adverso del contexto, del “paradigma” en el que a uno le toca vivir (en terminología de Kuhn), ayuda a “agudizar” la inteligencia, incrementando la frecuencia con que surgen genios. La Segunda Guerra Mundial coincidió con Einstein, Larenz, Bohr, Kelsen, Picasso, Le Corbussier… y otros. A nadie se le escapa que en este periodo “de Paz” (cuasi-exclusivamente para Occidente) son pocos, o ninguno, los genios que han ido surgiendo. ¿Por qué? ¿En verdad… “el hambre acerva la inteligencia”?. Es bien cierto que las oportunidades surgen de las crisis, es en estos momentos donde se fraguan los futuros motivos de éxito. La propia Historia Natural tiene también ejemplos de ello, las especies exitosas surgen en tiempos de “extinciones masivas”, llámense: dinosaurios, mamíferos, humanos, gorriones o gaviotas. En un mundo imperfecto, el juego entre el fracaso y el éxito da forma a nuestro Mundo. Si bien es cierto que aprendemos más de nuestros éxitos que de nuestros errores (así lo demuestra la neurociencia y los estudios realizados con nuestras neuronas) es bien cierto que sin el “error”, todo carecería de significado, al no haber “significante”.
Ilustraciones: 1) El Doncel de Sigüenza; 2) "El hombre de Vitruvio", obra de Leonardo da Vinci
Artículo publicado en Nubiru: www.nubiru.blogspot.com