sábado, 24 de enero de 2009

Canguros en la paramera

Decía Hemingway que los bosques fueron los primeros templos de la humanidad. Los imponentes troncos centenarios, las frondosas copas sempiverdes, o en su defecto, marcadoras infalibles de los ritmos de la Madre Naturaleza, siempre han impuesto respeto a la especie humana, al menos hasta este momento. Fuera de movimientos alternativos, tan “ecologistas” como, muchas veces, ineficientes y trasnochados, siempre hay un resquicio para soñar con lo divino, lo eternamente existente, la vida trascendente, el conjunto de seres que precedieron a quienes te engendraron, y que, con cuasi total seguridad, seguirán existiendo cuando abandones el mundo terreno. A veces, pequeñas caracolas nos hacen soñar con otros mundos. Pensar en cómo lo ahora bosque antes fue mar, y en el porqué los pingüinos pueblan lugares, donde antes hubieron bosques de coníferas. El bosque es a la vez eterno y cambiante, verde y caduco, pasado, presente y futuro. ¿Alguien conoce mayor contradicción que la de lo incomprensible?
Las parameras del Campo Taranz, sierra de Aragoncillo, valle del Mesa y demás zonas de la Celtiberia nuclear (Ducado de Medinaceli y Señorío de Molina) acontecen uno de los lugares más misteriosos de nuestra rica biodiversidad hispana. Herederas de las últimas glaciaciones, testimonios de mamuts, rinocerontes lanudos y tigres dientes de sable, las sabinas gobiernan el lugar y dictan los ritmos; sus gayubas alimentan a los hambrientos paseriformes, mientras que su sobra cobija, durante las extremas estaciones, a multitud de seres, a veces, un tanto legendarios. Y es que la alta densidad de rapaces, episódicos indicios de nutrias y lobos, poblaciones de alondras de Dupont y sisones, hacen de estas altas tierras uno de los últimos tesoros paisajísticos de Europa, a la vez que configuran a la región como uno de los ecosistemas más incomprendidos del planeta Tierra. Quién sabe si por la Crisis, más energética que bancaria, aunque ambas estén relacionadas, este ecosistema ha sido objeto de interés para los habitantes de nuestras antípodas.
Según informaciones publicadas en diarios de la zona (“La Crónica”, “Guadalajara Dos Mil”), la compañía australiana “Berkeley Resources”, a través de su “esbirra” española, la “Minera de Río Alagón”, ha puesto sus ojos en las parameras como susceptible lugar de explotación para la extracción de uranio. Pueblos como Maranchón, Rillo de Gallo, Anquela del Ducado o Corduente estarían afectos a estos proyectos, si bien, para pueblos como Mazarete o Anguita, la noticia no es del todo “actual”.
El proyecto “Permiso de investigación: Aragoncillo I” (nº expediente: GU-5392/08) se refiere a unos “trabajos” realizados por la JEN y ENUSA en los años 1972-1979 y 1980-1982. Sin lugar a dudas, con ello se están refiriendo a las catas realizadas en pueblos, como Anguita y Mazarete, durante esos años, catas que son recordadas, con sumo detalle, por los lugareños. Lo cierto es que en aquel momento tales lugares parecieron salvarse de la explotación minera, pero el peligro vuelve de nuevo. La idea de los australianos, camuflados dentro de su filial española, sería la situar explotaciones a cielo abierto, estilo a las célebres minas australianas, con todos los peligros, y sobre todo contaminación, que ello comportaría.
Una visita a la página web del gigante australiano nos confirma la pesadilla. En ella, se vanaglorian de ser los primeramente colocados en la posibilidad de instalar explotaciones para la extracción de uranio. Junto a Guadalajara, las otras dos provincias en peligro son Cáceres y Salamanca. Curiosamente, es precisamente un mapa del sector de Mazarete (y por ende, en las inmediaciones de Anguita) el que aparece en la información expuesta por la empresa. La zona afectada, según sus cálculos, es de unos 436 km², y según la propia fuente: “Mineralisation extends in a belt for some 25 km between Luzon and Cobeta. The mineralised bodies are vaguely stratified, but have a lenticular or irregular shape. The length of individual bodies range from several tens to 1,200 metres. Width varies from 80 to 300 m. and thickness from less than one metre to six metres”.
Poco o nada dicen las fuentes acerca de las externalidades negativas para los nativos. Lejos de caer una “eventual lotería” sobre estas aldeas, los peligros para la salud pública son evidentes. Según alega “Ecologistas en Acción”, además de todos los daños medioambientales que se producirían en la fauna y flora de estos lugares, se incrementaría, sustancialmente, el riesgo de padecer cáncer, dadas las sustancias resultantes de la extracción del uranio. Las fuentes y acuíferos se verían contaminados, siendo especialmente peligroso (en cuanto a su abasto), si se tiene en cuenta que en estas tierras coge agua el Tajo, a través de sus afluentes Tajuña y Gallo, además del Ebro, vía Jalón.
Que el uranio puede que se trate del combustible del futuro no hay duda, de que es uno de los recursos económicos “explotables” más rentables de nuestra geografía, también. Sin embargo, no hay magnitud pecuniaria, moneda o billete que alcance a brillar tanto como la riqueza biológica de estos misteriosos lugares. Tampoco, ni mucho menos, hay un argumento que justifique poner en riesgo la salud de una zona, ya de por sí, bastante castigada por el devenir de los tiempos (es la zona menos densamente poblada de Europa, según el Dr. Burillo Mozota, tras Laponia). La solución dista mucho de ser clara, los peligros distan mucho de difuminarse en el aire. Sólo una acción coordinada de todos nosotros puede ayudar a impedirlo, pues los entes públicos no deben tolerar este abuso sin más, no pueden abandonar a estas gentes que tanto han dado por su tierra, la mágica Celtiberia nuclear, los últimos templos de la paramera...
Imágenes:
En primer lugar, detalle del Campo Taranz, a la altura de Anguita.
En segundo lugar, el Barranco de la Hoz, dentro del Parque Natural del Alto Tajo.
Fotos del autor (todos los derechos reservados).
* Alguos enlaces de interés:
Gracias a la colaboración (y búsqueda de buena parte la información) y mi buen amigo, D. José Manuel Aguado Moreno.

miércoles, 21 de enero de 2009

Entrevista a Javier Serrano Copete en el "Decano"

El pasado viernes 16 de enero, en la revista "El Decano de Guadalajara" (páginas 24 a 26) se publicó a una entrevista a Javier Serrano Copete, autor de "Una historia de Anguita: el pueblo y su entorno".
La revista es semanal (ésta es la de la semana del 16 al 22 de enero) y vale 1.60 euros.
DISPONIBLE EN TODOS LOS QUIOSCOS DE LA ALCARRIA!
Disponible en La Garlopa: http://www.lagarlopa.com/?p=906

sábado, 17 de enero de 2009

El monstruo del Cambio: Heráclito y los dinosaurios antárticos

"ποταμοις τοις αυτοις εμβαινομεν τε και ουκ εμβαινομεν, ειμεν τε και ουκ ειμεν τε En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos [los mismos]" en Diels-Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, 22 B12
¿Qué es el cambio? La definición oficial de la RAE afirma que es la “acción y efecto de cambiar” o lo que es lo mismo, el verbo cambiar es definido como “dejar una cosa o situación para tomar otra”. Coherente con un pensamiento donde la razón última, Dios, es de dudosa existencia y donde las reglas de la geometría euclidiana hace un tiempo que dejaron paso a teorías cuánticas y a los fractales, puede decirse que “el cambio” lo es “todo”, siendo describibles sus contornos, única y exclusivamente, como producto de la medida y la intuición. El “relativismo”, tan temible como temido por algunos, es un punto de vista neutro cara a la realidad.
A Heráclito de Éfeso se le atribuye uno de los más memorables adagios de la filosofía universal: “no se puede entrar dos veces en el mismo río”. Según la más autorizada doctrina, tan famosa frase procede de una versión que da Platón en el Cratilo, y no del propio filósofo griego (también conocido como “el Oscuro de Éfeso”), siendo la “versión original”, o al menos así se le aproxima en este momento, el texto arriba transcrito (reconstruido por I. Bywater, siguiendo los diferentes fragmentos de la obra de Laercio). Es desconcertante que se formulara un principio tan adecuado en época arcaica, para después haber sido olvidado, o menospreciado, en busca de modelos “fijos”, donde la dinámica de las fuerzas de la naturaleza son sometidas a ficciones, con el ánimo de alimentar al deseo humano de ser capaz de controlarlo “todo”.
Podría decirse que hay dos tipos de historia: la “humana” o “histórica” y la “natural”. Más que por los intervinientes, ambas se diferencian por el prisma con que son estudiadas, mayormente neutro en el segundo caso, donde los únicos testigos son fósiles y demás seres muertos e inertes y no crónicas de vencedores. Es precisamente en la “historia natural”, o mejor dicho, en la biología y la paleontología, donde mejor pueden apreciarse estas ideas. El medio físico es cambiante por definición. Fuerzas motrices incomprensibles, al menos totalmente, son las “culpables” de que las ideas de Heráclito sigan teniendo actualidad. La Antártida nos hará las veces de ejemplo.
A la vez que un pañuelo, nuestro mundo es un “puzzle”. Los continentes (sólo hace falta mirar un manda mundi para poder apreciar lo que se aquí se dice) acontecen “piezas” que cambian continuamente de posición. Antes África y Sudamérica estaban juntas (si se imprime un mapa del globo y se recortan, se verá cómo, aproximadamente, encajan una con otra), a la vez que con Australia, el Subcontinente indio (separado de Asia) y Oceanía. Esta masa de tierra fue Gondwana, "hermana" de Laurasia, y ambas, "hijas" del supercontinente Pangea.
Los continentes se mueven, cambiando su posición a lo largo de los siglos. La explicación de ello la tiene Wegener, y al difunto sabio nos remitimos (Wegener, A. (1912): “El origen de los continentes y océanos”), pues el tema sobrepasa lo tratado en este artículo. La deriva continental interactúa con la selección natural y demás “fuerzas” de la Naturaleza, dando como fruto las especies actualmente existentes, y pretéritamente, las que antaño existieron. Así, el “aislamiento” de Oceanía permitió que los mamíferos marsupiales, así como los monotremas (ornitorrinco y equidna), pudieran sobrevivir al “imperio de los placentarios (grupo al que pertenecemos nosotros mismos), al menos, hasta el momento.
Corrían los primeros años noventa cuando William Hammer y William Hickerson encontraron un curioso hallazgo a 3.900 metros, cerca del glaciar Beardmore, en la Antártida. Sobre el Monte Kirkpatrick, pues así se conoce a la formación, en lo que antiguamente había sido el lecho de un río, encontraron fósiles de un terrorífico carnívoro, el Cryolophosaurus.
Este dinosaurio, de 6 metros de largo, por 3 de alto, merodeó por los bosques antárticos hace 192 millones de años, Jurásico Inferior. El taxón al que perteneció no está claro, pensándose que quizá estuviera emparentado con el célebre alosaurio, si bien, actualmente se cree que debió ser uno más en la estirpe del, no menos conocido, Dilophosaurus (el dinosaurio con paraguas en la garganta (en la película, no en la realidad), de Jurassic Park). El Cryolophosaurus hallose a 650 kilómetros del Polo Sur, no obstante, en aquella época se encontraba a 1000 kilómetros más al norte, no debiendo resistir las frías noches polares.
No era la sabana africana, pero bien cierto es que la Antártida no era en el Mesozoico el continente que actualmente conocemos, o hablando en propiedad, decimos conocer. Por el, hoy, Polo Sur, medraban grandes anfibios carnívoros, correteaban parientes de los españoles Iguanodon o Hypsilophodon (Muttaburrasaurus y Leaellynasaura, respectivamente), así como vivieron algunos de los más primitivos saurópodos, eso sí, cada cual en su respectivo período geológico.
El “monstruo del Cambio”, caprichoso mote con el que quiero bautizar a este pavoroso ser, sin mayores pretensiones que para este artículo, nos muestra cómo, millones de años antes de la invención de la máquina de vapor, de las bombas atómicas, del movimiento ecologista y de la fundación de Greenpace, la Antártida ya experimentó un gran cambio, un cambio que condujo desde los grandes saurios… a sus lejanos primos, los pingüinos.
Lo dijo Heráclito, todo cambia, incluido el Clima. Los modelos euclidianos deben ser definitivamente desterrados, sigamos las ciencias modernas, y ante todo, consolidemos un nuevo y, por necesitar próspero en el futuro, cambio de paradigma. Para ello, debe ser conservado el medio ambiente, y muy especialmente la Antártida, siempre dentro de nuestras fronteras, sin intentar ser dioses, ni tampoco “salvapatrias” ecológicos. La Naturaleza es incontrolable e impredecible, y por ello mismo, y al mismo tiempo… fascinante.
Imágenes:
1) "Heraclitus" de Hendrik ter Brugghen
2) "Cryolophosaurus" de ДиБгд at ru.wikipedia

miércoles, 7 de enero de 2009

"Papá. ¿Por qué nos odian tanto los musulmanes?"

Según el momento, sociedad, tiempo o contexto en el que nos encontremos, existen preguntas para las cuales no hay respuesta posible, sin previo paso por una situación embarazosa. El origen de los bebes, el porqué de los diferenciación sexual, o ideológica, son temas “tabús” sobre los que nos preocupa hablar, las más de las veces, con profundo rubor. En según qué momento, algo así pasa cuando se nos pregunta por la explicación del actual “choque de civilizaciones” (parafraseando a Huntington) entre el Islam y Occidente.
Papá. ¿Por qué nos odian tanto los musulmanes?”, bien pudiera ser tan pavorosa pregunta. En este primer post del año 2009 no puedo dejar de referirme "al tema", no sólo por ser el más discutido y discutible asunto de actualidad, sino ante todo, por mi más pura, y sentimental, esencia humana. No se puede uno ausentar de los hechos que están acaeciendo en Gaza sin renunciar a su corazón, o peor aún, sin convertirlo en negro azabache. Esta vez intentaré ser audaz, utilizando esta, utilísima y gratuita, doble libertad que me brindan mi joven edad y blogger, como genial medio de expresión.
Un efímero repaso por la historia del lugar nos permite valorar su maravilloso legado histórico, cultural, y sobre todo en este momento, humano. Más allá de ser un actual paso fronterizo (polémico como todo lo que le rodea), Gaza siempre ha sido un lugar geopolíticamente estratégico para el gigante egipcio. El faraón egipcio, Tutmosis III, la configuró como su bastión (siendo presa, con posterioridad, de diferentes imperios, fuere el Asirio o el Napoleónico). Actualmente nos encontramos ante uno de los lugares más densamente poblados del Mediterráneo. Sí, el mismo mar que nos moja los pies a tantos. En referencia a esto último, uno de nuestros "clásicos vivientes", Juan Goytisolo, escribe en una columna, "Sueños de Nochevieja para 2009", de "elPaís" de 2 de enero de 2009, que sueña con que: "los cruceros de lujo por la cuenca mediterránea incluían una escala en Gaza para jugar al golf y la convertían, por el reciente esplendor de sus ruinas, en el punto de destino favorito de la gente guapa."
El malvado bucle en el que se ve envuelto la situación no deja de ser, incluso, paradigmático. La temida secuela imitadora del hijo de padre maltratador se refleja en el Estado sionista. Aquello que uno con bigote impuso, es imitado por los hombres de largas barbas, en nombre de su Fe, e intereses. No me deja de sorprender que existan quienes se preguntan por qué entre los ciudadanos de Europa (manteniendo al margen la inmigración magrebí y turca) crece el antisemitismo. No porque ello esté justificado, pues se trata de una tiranía ideológica funesta como cualquier otra, sino porque el abogado defensor del judaísmo, Israel mismo, pierde el juicio aniquilando a su contraparte.
La excusa de los ataques palestinos puede llegar a ser válida, si nos quedamos en una dimensión "terminológica" o cuantitativa, para nada cualitativa. Cierto es que algunos atentan contra los israelitas, como también lo es que el terrorismo es apoyado, no sólo en la franja de Gaza sino en todo el territorio controlado por la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Sin embargo, sin conocimientos de psicología, ni aun menos de psiquiatría, puede decirse que la política seguida con Gaza no ha sido la mejor, obviándose opciones, sea de "democratización" o fomento de la Paz, y fomentando un eficiente caldo de cultivo de terroristas (¿quién sabe si como instrumento legitimador por el que conseguir, tal y como está sucediendo, la Franja (territorio que fuera cedido a la ANP virtud de los Acuerdos de Oslo)?). Debemos tener en cuenta una idea, y es que los muros de hormigón que con anterioridad se construyeron, y por Naciones Unidas fueron condenados, han hecho más por el terrorismo que las ayudas, copiosas, y no sólo existentes, de países como Irán.
Este dramático problema no deja de confirmar las tesis de Huntington, razón por la cual, alternativas como "la Alianza de Civilizaciones" son algo más que necesarias en estos momentos. Como se pregunta el insigne Dr. Georges Corm ("La cuestión religiosa en el siglo XXI", Madrid, Taurus, 2007): "¿Cómo han podido cambiar tan bruscamente los decorados que nos rodean en el escenario del mundo? ¿Cómo, en un lapso de tiempo tan corto, ha podido producirse un cambio tan drástico? Ayer, como quien dice, en 1989, caía el muro de Berlín, lo que abrió más aún los espacios de libertad. Ayer también, en 1991, Kuwait era liberado por la más formidable de las coaliciones armadas desde la Segunda Guerra Mundial y el presidente de Estados Unidos anunciaba el advenimiento de un nuevo orden internacional, por fin justo y equitativo, en el que la agresión del fuerte sobre el débil sería severamente castigada. Ayer finalmente, en 1992, el politólogo americano Francis Fukuyama obtenía un gran éxito internacional con una obra que anunciaba "el fin de la historia" merced a la generalización y al triunfo del sistema democrático sobre los cadáveres presentes y futuros de los régimes autoritarios o dictatoriales". Que nadie se equivoque, que ya lo hará el amigo Fukuyama por nosotros... lástima que Huntigton nos haya abandonado recientemente, pues el Mundo mucho le iba a demostrar, para nuestra desgracia, cuánta razón él tenía...
Imágenes: 1) Gaza Strip from CIA factbook. 2) IDF soldiers of the religious battalion of Nahal training for infantry service. Original uploader was Naama at en.wikipedia.