"ποταμοις τοις αυτοις εμβαινομεν τε και ουκ εμβαινομεν, ειμεν τε και ουκ ειμεν τε En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos [los mismos]"
en Diels-Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, 22 B12
¿Qué es el cambio? La definición oficial de la RAE afirma que es la “acción y efecto de cambiar” o lo que es lo mismo, el verbo cambiar es definido como “dejar una cosa o situación para tomar otra”. Coherente con un pensamiento donde la razón última, Dios, es de dudosa existencia y donde las reglas de la geometría euclidiana hace un tiempo que dejaron paso a teorías cuánticas y a los fractales, puede decirse que “el cambio” lo es “todo”, siendo describibles sus contornos, única y exclusivamente, como producto de la medida y la intuición. El “relativismo”, tan temible como temido por algunos, es un punto de vista neutro cara a la realidad.
A Heráclito de Éfeso se le atribuye uno de los más memorables adagios de la filosofía universal: “no se puede entrar dos veces en el mismo río”. Según la más autorizada doctrina, tan famosa frase procede de una versión que da Platón en el Cratilo, y no del propio filósofo griego (también conocido como “el Oscuro de Éfeso”), siendo la “versión original”, o al menos así se le aproxima en este momento, el texto arriba transcrito (reconstruido por I. Bywater, siguiendo los diferentes fragmentos de la obra de Laercio). Es desconcertante que se formulara un principio tan adecuado en época arcaica, para después haber sido olvidado, o menospreciado, en busca de modelos “fijos”, donde la dinámica de las fuerzas de la naturaleza son sometidas a ficciones, con el ánimo de alimentar al deseo humano de ser capaz de controlarlo “todo”.
Podría decirse que hay dos tipos de historia: la “humana” o “histórica” y la “natural”. Más que por los intervinientes, ambas se diferencian por el prisma con que son estudiadas, mayormente neutro en el segundo caso, donde los únicos testigos son fósiles y demás seres muertos e inertes y no crónicas de vencedores. Es precisamente en la “historia natural”, o mejor dicho, en la biología y la paleontología, donde mejor pueden apreciarse estas ideas. El medio físico es cambiante por definición. Fuerzas motrices incomprensibles, al menos totalmente, son las “culpables” de que las ideas de Heráclito sigan teniendo actualidad. La Antártida nos hará las veces de ejemplo.
A la vez que un pañuelo, nuestro mundo es un “puzzle”. Los continentes (sólo hace falta mirar un manda mundi para poder apreciar lo que se aquí se dice) acontecen “piezas” que cambian continuamente de posición. Antes África y Sudamérica estaban juntas (si se imprime un mapa del globo y se recortan, se verá cómo, aproximadamente, encajan una con otra), a la vez que con Australia, el Subcontinente indio (separado de Asia) y Oceanía. Esta masa de tierra fue Gondwana, "hermana" de Laurasia, y ambas, "hijas" del supercontinente Pangea.
Los continentes se mueven, cambiando su posición a lo largo de los siglos. La explicación de ello la tiene Wegener, y al difunto sabio nos remitimos (Wegener, A. (1912): “El origen de los continentes y océanos”), pues el tema sobrepasa lo tratado en este artículo. La deriva continental interactúa con la selección natural y demás “fuerzas” de la Naturaleza, dando como fruto las especies actualmente existentes, y pretéritamente, las que antaño existieron. Así, el “aislamiento” de Oceanía permitió que los mamíferos marsupiales, así como los monotremas (ornitorrinco y equidna), pudieran sobrevivir al “imperio de los placentarios (grupo al que pertenecemos nosotros mismos), al menos, hasta el momento.
Corrían los primeros años noventa cuando William Hammer y William Hickerson encontraron un curioso hallazgo a 3.900 metros, cerca del glaciar Beardmore, en la Antártida. Sobre el Monte Kirkpatrick, pues así se conoce a la formación, en lo que antiguamente había sido el lecho de un río, encontraron fósiles de un terrorífico carnívoro, el Cryolophosaurus.
Este dinosaurio, de 6 metros de largo, por 3 de alto, merodeó por los bosques antárticos hace 192 millones de años, Jurásico Inferior. El taxón al que perteneció no está claro, pensándose que quizá estuviera emparentado con el célebre alosaurio, si bien, actualmente se cree que debió ser uno más en la estirpe del, no menos conocido, Dilophosaurus (el dinosaurio con paraguas en la garganta (en la película, no en la realidad), de Jurassic Park). El Cryolophosaurus hallose a 650 kilómetros del Polo Sur, no obstante, en aquella época se encontraba a 1000 kilómetros más al norte, no debiendo resistir las frías noches polares.
No era la sabana africana, pero bien cierto es que la Antártida no era en el Mesozoico el continente que actualmente conocemos, o hablando en propiedad, decimos conocer. Por el, hoy, Polo Sur, medraban grandes anfibios carnívoros, correteaban parientes de los españoles Iguanodon o Hypsilophodon (Muttaburrasaurus y Leaellynasaura, respectivamente), así como vivieron algunos de los más primitivos saurópodos, eso sí, cada cual en su respectivo período geológico.
El “monstruo del Cambio”, caprichoso mote con el que quiero bautizar a este pavoroso ser, sin mayores pretensiones que para este artículo, nos muestra cómo, millones de años antes de la invención de la máquina de vapor, de las bombas atómicas, del movimiento ecologista y de la fundación de Greenpace, la Antártida ya experimentó un gran cambio, un cambio que condujo desde los grandes saurios… a sus lejanos primos, los pingüinos.
Lo dijo Heráclito, todo cambia, incluido el Clima. Los modelos euclidianos deben ser definitivamente desterrados, sigamos las ciencias modernas, y ante todo, consolidemos un nuevo y, por necesitar próspero en el futuro, cambio de paradigma. Para ello, debe ser conservado el medio ambiente, y muy especialmente la Antártida, siempre dentro de nuestras fronteras, sin intentar ser dioses, ni tampoco “salvapatrias” ecológicos. La Naturaleza es incontrolable e impredecible, y por ello mismo, y al mismo tiempo… fascinante.
Imágenes:
1) "Heraclitus" de Hendrik ter Brugghen
2) "Cryolophosaurus" de ДиБгд at ru.wikipedia
9 comentarios:
Hola Javier!!!
Muy interesante, tanto el principio de Heráclito como tu post. Parece increíble que con los conocimientos que tenemos siga dando tanto miedo cualquier cambio o variación de lo que nos rodea ¿será acaso por lo insignificantes que somos?
Por cierto hace unos días vi un documental y me acordé enormemente de tí, el del hallazgo del hadrosaurio Dakota; me dejó sin palabras.
Un abrazo!!!
Muy interesante siempre aprendo casas nuevas en tu bloc.
Tienes un no sé qué tan fascinante al escribir esas historias engarzando lo humano con lo dinosauriano...
Ahora bien, no puedo creer esto: el artículo ruso de la wikipedia sobre el cryolophosaurus tiene una ilustración, pero no así la versión en castellano. Habrá que ver pues...
jajaja
te imaginas a un viajero del futuro contándole telepáticamente a un dinosaurio del pasado que su verde mundo se haría blanco algún día? quizás el dinosaurio en su débil intelecto se reiría
Pues sí querido Javier, no podemos entrar dos veces en el mismo río porque ni el río ni nosotros somos los mismos. ¡que gran verdad!
Besitos, eso sí, nada relativos ;)
Estupendo Fujur...y me alegro por lo de la entrevista!
un abrazo
M.
Un post genial!
Has dado en el centro de la naturaleza de la ciencia siempre está cambiando.
Por cierto un apunte en esta afirmación:"el “aislamiento” de Oceanía permitió que los mamíferos marsupiales, así como los monotremas (ornitorrinco y equidna), pudieran sobrevivir al “imperio de los placentarios (grupo al que pertenecemos nosotros mismos), al menos, hasta el momento."
Esto no está del todo claro en yacimiento paleozoicos australianos se han hallado una especie de placentado. Además si la sepración entre placentados y mersupiales hace más de millones de años, la lógica hace pensar que debieron haber convivido en aquellas tierras, siendo desplazados los placentados.
nunca habia visto la ilustracion de un Cryo con plumas.
señor porque los marsupiaales tienen que ser desplazados por los placentarios?
Gouki en el resto del planete los marsupiales se han visto desplazados por la fuerte competencia de los placentados. Un ejemplo claro de ello ocurrió cuando norte y suramerica se unieron, extinguiéndose toda la fauna marsupial de éste último, excepto las zarigüeyas. Por cierto, aquí los marsupiales ocupaban los nichos de depredadores e insectívoros, y los placentados las de herbívoros. Los carnivoros placentados del norte sea cuál sea la razón acabaron con los marsupiales.
De todas formas, yo me refiero a que en el caso de Australia parece haber pasado lo contrario, allí los marsupiales ganaron y los placentados perdieron.
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