martes, 28 de octubre de 2008

Dos disparatados filósofos, en un mundo improbable

Un joven Marco Aurelio que viaja en el tiempo encuentra a un Rutiodon (fitosaurio del Triásico) que habla. El joven Marco representa al estoicismo más genuino, a la vez que el temperamento de la juventud; El Rutiodon es la metáfora de un viejo espécimen víctima del tiempo y además un escandaloso disparate puesto que él habla, y los animales no lo hacen.
El Rutiodon hace más de 200 millones de años que dejó de habitar el planeta Tierra y el emperador Marco Aurelio murió en 180 d.C. pero en esta situación solamente es un futuro emperador, un proyecto de César. Rutiodon es el más genuino de los fitosaurios, un reptil carnívoro parecido al cocodrilo, aunque de diferente familia; un caso singular de evolución convergente. El animal encarna en el diálogo lo inescrutable de la Naturaleza y el romano el intento humano de raciocinio. Una vez presentados así los contrincantes, enmarcados en el triásico escenario, imaginemos el diálogo:
"El joven romano se preguntaba qué hacía él dentro de aquella húmeda caverna, de aquella platónica covacha donde sólo se hallaban él y un peculiar reptil semejante a un cocodrilo. El primer sentimiento de Marco fue de alerta. Los dientes “frontales” y laterales del tecodonto le hacían dudar acerca de su seguridad. Todo se calmó cuando el esperpéntico animal comenzó el discurso.
-Estás ante mí, como jamás podrías haber estado. Soy alguien que sólo existe en la dimensión fantástica, la misma en la que tú medrarás, una vez cumplas tu circunstancia.
Marco quedose dubitativo. –El perseguir imposibles es locura. Y es imposible que los malvados no cometan tales acciones.
Rutiodon constató la sabiduría del autor de las Meditaciones, le contestó si el pensaba, en verdad, que ganaría su vientre beneficio alguno alimentándose de un sabio escuálido en tierra de especies, tan titánicas como ignorantes. Marco pensó y se calmó. El animal hablaba, cosa imposible, y él se hallaba en un lugar nada probable. Rutiodon continuó.
-Ambos estamos en un escenario dibujado por nuestro creador escriba. Estamos aquí para comparar lo eterno de tu doctrina, con lo cambiante de nuestra historia natural.
-¿Por qué razón las almas incultas e ignorantes han de perturbar el alma cultivada y sabia?.- Enmendó el inexperto imberbe.
El fitosaurio esperaba esa contestación, pues así está escrito. Sin enojo, intentando subyugar al imperioso carácter del lozano César, Rutiodon siguió su monólogo a dos, dando forma a nuestro imposible.
-Parezco un cocodrilo, pero no lo soy. Mis descendientes desaparecerán del árbol evolutivo de la vida. Otros, ahora “lagartos de considerable tamaño”, se adaptarán hasta conseguir, una vez más, mi forma para la biodiversidad de este planeta. Yo viviré este período, ellos vivirán hasta los tiempos humanos, sobreviviendo a los dinosaurios. ¿Dónde residen las ideas inmutables, joven Marco, y porqué, siendo todo perecedero, yo vuelvo a surgir en la imaginación de quien escribe, y tú, vienes a su recuerdo?
Marco Aurelio se quedó un tanto confuso con la pregunta. No había leído a Darwin, ni mucho menos “El gen egoísta”. Sus ideas se basaban en Frontón y Epicteto, y ninguno de ellos había sido “invitado” al debate. – El movimiento de los átomos corre hacia arriba, hacia abajo, circularmente. Pero el curso de la virtud no está sujeto a ninguno de estos giros. Tiene, más bien, un no sé qué de divino, de modo que hace su jornada por una órbita difícil e incomprensible.
-Mmmm –murmulló el fitosaurio- Piensas cristianamente sin serlo, obvias la evolución y respondes con los inmutables. Sin embargo, sigue mi pregunta en el aire, ¿Por qué surgirá de nuevo mi “modelo evolutivo”, si yo sostengo que no hay nadie en el Cielo, y tú no te consideras “cristiano”, pese a dejar entrever sus doctrinas?
Aurelio no supo qué decir, aquello que había oído de la evolución, en boca del reptil, no le convencía; pero el miedo a ser cristiano le horripilaba.
El sueño acabó y todos volvieron a sus aposentos de la dimensión de Fantasía".
Efectivamente, pese a que Marco Aurelio (cuyas respuestas son todas frases escogidas de sus “Meditaciones”) no era cristiano, pensaba en lo efímero e irrelevante de nuestra terrena existencia singular. En contraposición a sus postulados, ¿cómo es que a él lo recordamos como algo “vivo”, ni que sea en el pensamiento?
Rutiodon es alguien que jamás pensó, como tampoco lo hizo ningún taxón animal hasta nuestra aparición como especie. ¿Es la inteligencia la prueba de Dios? ¿O el Caos se manifiesta en ella porqué no podemos resolver, por más que queramos, la existencial pregunta?
Sólo una moraleja se me ocurre. Rutiodon y Marco Aurelio surgen de unas mismas letras escritas por una misma persona; yo mismo. Si no hubiere pensado en ambos, ellos, seguirían siendo “un poco más” de nada. El hecho de que queden en libros y pensamientos, no los hace desaparecer. Sin embargo, habitan un mundo que es eterno, pero, al mismo tiempo, exclusivamente humano.
No se me ocurre que jamás algún animal pueda redescubrir los fósiles de Rutiodon y ponerle nombre, tal y como hemos hecho los humanos. ¿Somos imagen, o los propios Dioses? ¿Es la consciencia lo que nos hace humanos? ¿Aquella “droga sapiencial” que nos hace “parecer ser” diferentes al resto? Quizá Rutiodon y Marco Aurelio pudieran concluir esta frase, esta reflexión, de ficticio común acuerdo.
Primera ilustración: Rutiodon ("Machaeroprosopus") validus de dmitrchel@mail.ru. GNU Free Documentation License
Segunda imagen: Portrait of Emperor Marcus Aurelius as a boy. Marble, Roman artwork, 161–180 CE.

viernes, 17 de octubre de 2008

Por siempre. Para mi Maestro

Nubiru hoy pierde un lector, un comentarista de excepción y, ante todo, gran profesor y amigo. Ha muerto D. Juan Miquel González de Audicana
Recuerdo aquel día como si fuera ayer. El alumnado hablaba de sus cosas e iba llegando al aula asignada (en el edificio de Jaume I de la UPF de Ciutadella); todo ello esperando la llegada del profesor. Yo me encontraba entre ellos. Era el primer día de clase y nadie sabía qué era lo que nos iba a reparar aquella asignatura: “Instituciones Jurídicas Comparadas”. El temario era un tanto curioso, con puntos del programa ciertamente “sui generis”. Hoy, una vez licenciado, se puede decir que todos los asistentes estábamos un tanto “preocupados”, al saber, en lo referente a la asignatura, sólo de la entidad y prestigio del profesor, y nada del contenido de esa misteriosa materia. Repentinamente se abre la puerta de la “ensardinada” aula. Por ella entra un hombre de edad avanzada, vestido elegantemente (sin necesidad de aparentar grandes facturas de abogacía, ni mayor meritocracia que la de ser eminente en mil y una materias). Empieza a hablar y todos escuchamos, no olvidemos que es la primera sesión, con la mayor atención y curiosidad por lo que nos explica. Pasan los días y uno se da cuenta de que no se encuentra en una asignatura común. Aquel momento tantas veces soñado, una clase con un maestro “aristotélico”, sabio y bondadoso, se hace realidad con la docencia del Dr. Miquel. Sus alumnos le contemplan entusiasmados, como no podía ser de otra forma. Sería la primera vez que oíamos hablar de Confucio, las “normas jurídicas” del Corán o de las más variopintas anécdotas y consejos, de ese hercúleo titán del saber, a la sazón, vestido de eminencia. Aquella asignatura me dejó marcado, fue el inicio de una relación Maestro-discípulo.
No pasaría curso sin que fuera, en varias ocasiones, a saludar al Dr. Miquel. Su eterna sonrisa y sabia tertulia eran, para el tiempo por pasar, de lo más seductoras. Siempre tenía un asunto entre manos, un nuevo estudio o fecundas ideas que compartir con quien tuviere la suerte, en ese instante, de estar practicando el noble arte de la tertulia o conversa. Joan Miquel era así, un hombre enorme con la más sincera, bonachona, humilde, y a la vez admirada, figura. A sus setenta años no conocía límites de futuro. Planeaba visitar la “Patria chica” de todo gran romanista, véase Constantinopla, a la vez que hacía planes sobre cuál iba a ser la próxima Universidad que iba a gozar de su privilegiada docencia. Japón, Múnich, Bolonia, La Laguna o Valencia bien sabían de su notabilísima mente. En los últimos meses le habían propuesto cambiar “su Universidad”, o lo que es lo mismo, la Universidad Pompeu Fabra, por la de la capital bávara. Lugar donde la guadaña tenebrosa le sorprendió, cómo no, en acto de servicio: estudiando, a la vez que enseñando.
Son muchas las cosas que recuerdo de tan querida persona, en lo personal, mi más notorio e inolvidable Maestro. Quisiera citar algunas, perlas de mi joven vida que me sonrojan al recordarlas, que me alegran al pensar que yo fui afortunado por recibir sombra de tan fuerte roble. Como en un resto de infinidad de cosas, el profesor Miquel era un ejemplo de vida sana. Le gustaba caminar, no siendo extraño que fuera, y lo que era aún más meritorio para su edad, volviera, cuasi cada día desde su residencia hasta el Campus de Ciutadella. Precisamente, acompañándole en una de sus caminatas, me acaeció una de las experiencias más maravillosas que me han ocurrido a mis 22 años.
A la altura de la Plaza Urquinaona, el Profesor se encontró con una de sus innumerables discípulas. Al preguntarle dónde iba, mi Maestro le contestó que iba de paseo con su “Discípulo predilecto”. Además de un contundente sonrojo, la afirmación motivó que me dieran ganas de enmendar el adjetivo, cambiando el “predilecto” por un “afortunado”. Precisamente, fortuna fue lo que me faltó cuando, hace poco menos de un mes, hablaba con él por teléfono. Mientras me comentaba el nacimiento de su nuevo nieto, y la lectura de la tesis doctoral por parte de su queridísima hija (ambas cosas acaecidas en dos días, el niño en la barriga de la madre cuando ésta leía el texto ante el Tribunal), el teléfono de su despacho se estropeó, teniéndose que posponer, forzosamente, nuestra conversación pendiente. Quizá como manía, decidí llamarle 3, 4 o 5 veces cada semana, desde entonces, con la esperanza de poder acabar esta “conversa". Sin embargo, el infortunio del teléfono me privó de esta conversación, que tanto deseaba. Hoy he vuelto a llamar a ese número, esperando que ese “sí, dígame”, tan familiar como cariñoso, me brindara la ocasión de poder relajarme con un tiempo de sano intercambio de ideas y experiencias. Ello no ha pasado, la pesadilla no ha desaparecido, dejando lugar a un nuevo momento.
No creo ser capaz de poder desearle que descanse en paz, pues sé que ello es imposible. Donde quiera que medre desde ahora, seguro que seguirá hablando de Justiniano, Ihering, Confucio o Kunkel. Seguro que continua enseñando al primero que pase por delante de su sabia efigie. No tengo dudas. Allá donde quieras que estés, Maestro, seguirás siendo la misma dinamo incansable, el mismo sabio perdido, la última gran eminencia que ha sabido enseñar como Aristóteles, aun siendo romanista, en vez de griego.
Por siempre, Dr. Miquel.
Alguien que, desgraciadamente sin ser familia, siempre te seguirá recordando y queriendo, como buen ayo y mejor amigo, Maestro del que siempre, aún en el infinito, seguiré sintiéndome honrado por poder haber sido uno de sus últimos discípulos.
Origen de las fotos: Universidad Pompeu Fabra.
*Artículo sobre el Dr. Miquel, del Dr. Alejandro Nieto, publicado en el diario "ElPaís" de 23 de octubre de 2008:
* Una nuevo artículo conmemorativo en: http://dragon.blogalia.com/historias/60174#comentarios
* Artículo de Lothar Siemens Hernández en "La Opinión de Tenerife":
* El 12 de Diciembre, de 2008, se le otorga, a título póstumo, la Medalla de la UPF.
(Artículo publicado en la "Revista General de Derecho Romano", Iustel, diciembre de 2008)

jueves, 16 de octubre de 2008

Entrevista en el Cantón

link de la entrevista:
Reseña del Dr. Herrera Casado en:
Por Santiago Ulises Montero
Javier Serrano Copete es descendiente de Anguita, de la "familia de los nenes", y ya tiene publicado a sus 22 años dos libros, un ensayo de articulos de su blog, Nubiru, y el libro "Una historia de Anguita".
Esta entrevista saldra publicada en el proximo numero del canton , que saldra en breve, y aqui lo teneis en primicia. Cuentanos quien eres y como surge escribir tu primer libro. Nací en Barcelona el 5 de noviembre de 1985, pero por aquel entonces, y hasta los 11 años, viví en Bellvitge Ahora vivo en Vilassar de Mar, pueblo de gran tranquilidad y belleza, pese a no alcanzar lo bucólico de Anguita. Obviamente, ¡como anguiteño tengo la obligación de decirlo! Estudié Eduación Primaria en el Juan XXIII de Bellvitge, ESO y Bachillerato en el Instituto de Vilassar y la Licenciatura de Derecho en la Universidad Pompeu Fabra. Más que mi primer libro, me gustaría referirme a mi primera cosa “seria”. Durante la tanda de exámenes de último de carrera (marzo del 2007), tuve la necesidad de “imitar” a un profesor que acababa de tener en Derecho Urbanístico y que regentaba un blog de opinión y tal. Me picó la curiosidad de probar con Blogger y así me dio por crear Nubiru, mi blog-web. Al principio los artículos eran más “casuales”, opiniones y reflexiones cotidianas sin excesiva, en la mayoría de los casos, profundidad. Con el tiempo me envicié con el asunto, al poder ver cómo mis escritos “pescaban” cada vez a más lectores. Un buen día se me ocurrió mandar un email a algunas editoriales invitándoles a visitar mi blog y proponiéndoles, así mismo, si verían sentido (a la vez que salida) a una eventual publicación de un libro de mi autoría. La respuesta fue afirmativa, y mis dos “padrinos” en el mundo editorial me propusieron, desinteresadamente, dos sendos proyectos: D. Luis Videla (Director Editorial de elAleph.com) se dirigió a mi animándome con ello (surgiendo así mi primer libro: “Di que fue un sueño”), mientras que el Dr. Antonio Herrera Casado (Cronista Provincial y Director de la Editorial Aache) me dio una de las mayores alegrías de mi vida al proponerme la redacción de “Una historia de Anguita: el pueblo y su entorno”. ¿Cómo surge tu vocación de escritor? Supongo que, como decía antes, el punto álgido fue atreverme con Nubiru. Sin embargo, mi gusto por la escritura viene, como todo lo personal, de mi adolescencia e infancia. Durante la ESO y Bachillerato participé en los diferentes concursos literarios de mi Instituto, ganando en poesía todas las veces sin conseguir nada en Narrativa, que era (y es) el género que de verdad me agrada, ¡después del Ensayo, claro! ¿Sobre que te gusta escribir? De pequeño sobre animales y dinosaurios, aunque ya se entreveía que lo mío no serían las Ciencias sino las Letras. Roma, Bizancio, Mesopotamia o, ahora mismo, Historia Contemporánea (especialmente de lugares como la ex-Yugoslavia, Rusia o Oriente Próximo) son mis reales vocaciones (a la vez que el Derecho, ¡ojo!). De los artículos de Nubiru, de “Di que fue un Sueño” y de la historia de Anguita se desprenden estas aficiones, como, después de todo, no podría ser de otra manera dentro de lo libre y anárquico que es el pensamiento de cada uno. ¿Qué escritores o que libro consideras que te ha incitado a iniciarte en la escritura? Siempre he sido más , algunos dicen que lo sigo siendo, de lectura “desordenada”. Me gustaba leer textos de enciclopedias de Vida Salvaje, Dinosaurios, Historia o Mitología, más que leerme novelas enteras. Ahora sigo siendo, “poco amante” de la literatura profunda, siendo más aficionado a los libros de ensayo y todos aquellos, que ya sólo con la cubierta, intuyes que te van a enseñar algo más de lo que cualquier libro, por el mero hecho de serlo, te enseña. ¿Cuáles podrían ser algunos de ellos? Pues me decantaría por diferentes obras en función de la temática. Para las Ciencias y la Historia algunos de los libros que más, y mejor, me han formado durante mi juventud han sido los libros del maestro Isaac Asimov sobre las diferentes civilizaciones de la Antigüedad (lamentablemente no de todas). Puestos a elegir dos o tres grandes novelas “Nerópolis” (la mejor novela ambientada en Roma que leerse pueda), “Alamut” y “El Nombre de la Rosa”. Para los más “freakys”: la primer trilogía de Dune, y, sobre todo, para todos los públicos, “La Historia Interminable” de Ende. Cuéntanos tus trucos o rutinas para escribir asiduamente. Tener la mente disconforme con el mundo que te rodea. No me refiero a ser una suerte de “enano gruñón”, sino a tomar la costumbre de preguntarse cosas (y buscar las correlativas respuestas); todo ello sin renunciar a la libertad de opinión que nos brinda nuestra época y los medios, que como Internet, se han abierto a los de mi generación y sucesivas. No sé qué explicación daría la Neurociencia pero creo que se me ocurren mejores escritos en vísperas de ir a dormir o cuando mi mente no puede fagotizar más artículos del Código Civil... También vas a escribir un libro sobre la Historia de Anguita ¿por qué te decidiste a escribirla? Publicar “Una Historia de Anguita: el pueblo y su entorno” es una forma de hacer “deberes por anticipado”. Siempre he escuchado decir a mi tío Ángel, desde pequeño, que algún día deberíamos de escribir una historia sobre el pueblo (pues los materiales y, ante todo libros, que se iban acumulando en nuestra biblioteca familiar daban para ello y más). Al final, decidí atreverme con la faena durante un período de cierta calma antes de comenzar a opositar. ¿El resultado? Los lectores dirán. ¿Cuánto tiempo has tardado en hacerla? Empecé en otoño, teniéndolo acabado “má o menos” para Semana Santa (si bien durante el Invierno la labor fue más de ir contrastando opiniones con estudiosos de las diferentes materias, especialmente en cuanto a la arqueología se refiere, y recopilar fotos y materiales). ¿Cómo y donde has buscado las fuentes? Supongo que aquí me podría aplicar aquello de “cada maestrillo tiene su librillo”, pero, dado que no soy maestro sino un eterno alumno (a mucha honra), diré que he conseguido la información gracias a un cóctel de ilusión y amor por la materia mezclado con una fuerte dosis de “sinvergüencería” al atreverme a dirigirme a todos los medios, que se me han ocurrido que tendrían algo interesante que decirme respecto a la historia de Anguita. ¿Te gustaría dedicarte a escribir o te tira más la abogacía?. Bueno... La escritura sería una gran profesión si todo no estuviera tan mercantilizado el mundo editorial o si las letras tuvieran forma de lingote, o mejor aún, de pelota o ladrillo. Dada la realidad, me tira más brindarme un futuro aceptable (no sólo para mí sino especialmente para los míos: presentes y los que espero que vengan en algún momento de mi vida). ¿Tienes alguna idea para próximos libros? Cuando tenga más tiempo me gustaría atreverme con una “historia de Celtiberia” o una novela histórica, quizás un libro de divulgación histórica novelado, ¡no sé! Aunque tengo claro que, ahora mismo, una de las cosas que más ilusión me haría es escribir sobre la Caída del Imperio Romano, con personajes como Atila, Aecio o Estilicón, y ¿por qué no?, incluyendo a Belisario y Justiniano. De sueños se puede uno llenar, aunque no siempre se saque provecho. A diferencia de lo acaecido con el libro de Anguita, pocos sueños pasan el etéreo filtro que separa la Verdad de la Fantasía... En fin.
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA "EL CANTÓN" (verano de 2008)

sábado, 11 de octubre de 2008

El auge catalán y la fundación del Real Madrid

'1.- PRIMER REGLAMENTO DEL REAL MADRID F. C.
"Juan Padrós Rubio, primer presidente del club, fue el principal impulsor de este documento, considerado como las bases para la constitución de ' Una Sociedad de juegos de 'sport' que se denominará Madrid Foot Ball Club'. Estos estatutos servirían de ejemplo para la creación de otras entidades deportivas en la época.
El texto, escrito a mano, fue remitido al gobernador civil, quien le dio el visto bueno.
Reglamento de la Sociedad 'Madrid Football Club. Madrid, 1902'.
Título 1º. Constitución de la Sociedad:
Art. 1º. Se constituye en Madrid una Sociedad civil particular denominada 'Madrid Football Club'. Con objeto de fomentar sobre bases progresivas la afición al juego denominado 'football association'.
Art 2º. La duración de esta Sociedad será por tiempo indeterminado, rigiéndole ( en tanto exista, en el orden interior, por las leyes, reglamentos y disposiciones de carácter general o local, pero sometiéndose los señores que forman la Sociedad).
Art. 21º. Será el domicilio social en Madrid, en casa del señor presidente, Alcalá 48.
Art. 22º. La disolución de la Sociedad se verificará cuando así lo acuerden la mayoría de los socio. Y si del balance que se haga resulta un sobrante se distribuirá a prorrateo de los mismos.
Juan Padrós Madrid, 18 de abril de 1902".
Tal y como afirma el Dr. Ucelay-Da Cal, la España de finales del siglo XIX, principios del XX, es la España del 'Imperialismo catalán'. Mataró, Sabadell, Tarrasa y Barcelona, no exclusivamente pero si mayoritariamente, acogerían los primeros síntomas de industrialización en un país, histórica y empíricamente, un tanto arcaico. La apuesta del Gobierno por una industria potente (con medidas que tendían hacia el 'proteccionismo'), hizo que Cataluña, o mejor dicho, lo que hoy se conoce como Área Metropolitana y cercanías de Barcelona, se configurara como la región más próspera del país.
Sólo hace falta pasear por calles como el Paseo de Gracia, el Ensanche, Paseo San Juan o Rambla de Cataluña para darse cuenta de lo que aquí se dice. El Modernismo y la Reinaxença (uno en el ámbito del arte y la arquitectura, el otro en el ámbito de la literatura) serían muestra de la prosperidad, en auge, que experimentaría el Principado. La Sagrada Familia, la Casa Batlló, la Pedrera, el Palacio de la Música Catalana, el Parque Güell... son ejemplos de lo que aquí se está comentando. Dentro de este grupo de incipientes metrópolis, destacaría desde un primer momento Mataró.
Mataró ha sido una de las grandes 'capitales económicas' de España. Su industria rivalizó con la de la propia Ciudad Condal, y no es de extrañar que el primer tren español (así como la primera autopista del país) uniera a la antigua Iluro con Barcelona. Si Sabadell fue la capital de la lana, Mataró lo fue del punto. El algodón se manufacturaba en sus poderosas industrias, fabricando la ropa interior, camisas, camisetas y demás prendas de vestir, que en no poca cantidad, vestía la mayor parte de las gentes de España. Massana, Abanderado, PuntoRoma... son algunas de las marcas que han llegado hasta nuestro días como muestra de un glorioso pasado reciente. No es de extrañar que la burguesía ilurense fuere una de las más prósperas de la Península.
El incremento de la riqueza nacional se manifestaría en multitud de innovaciones. A la inserción del ferrocarril (arriba ya comentada), habría que sumársele la construcción de maravillosos edificios, como los modernistas. Si fue por aquel entonces cuando se popularizó el consumo de Wiscky y Congac en vez de aguardiente, o el uso del automovil, dejando absoletos los carros, también debe indicarse que fue en aquel entonces cuando penetró la moda del 'fútbol' dentro de nuestras fronteras. Eso sí, al igual que la propia industrialización, siempre pasando por Cataluña (si bien se considera al Recreativo de Huelva como el decano del fútbol español, no puede dejarse de constatar que el club deportivo de mayor antigüedad es el Gimnástico de Tarragona).
A imagen y semejanza de lo que anteriormente se hiciera con el F.C.Barcelona (en este caso por obra del suizo Gamper), dos miembros de la rica burguesía catalana de Mataró, los hermanos Padrós, fueron quienes dinamizaron la creación de un nuevo club de fútbol en la capital de España: el Real Madrid. Como deja constancia el primer reglamento del histórico club, que arriba recogemos, el 'enemigo moral' por antonomasia del común de los catalanes no dejó de ser 'astilla' (nunca mejor dicho) de un mismo palo, 'la industrialización del país', mayoritariamente, en Cataluña.
Todo ello no deja de motivar una importantísima reflexión. Cataluña ha sido, y en buena parte es, el motor económico de España. Su cultura y particularidades, en no pocas ocasiones, han reparado prosperidad al común del Estado, sea en forma de innovaciones tecnológicas o adopción de costumbres extranjeras. Sin embargo, cierto es que desde dentro del Principado debemos hacer una, no menos importante, reflexión.
Si la industria catalana prosperó, y no se abrió el mercado peninsular a los, más baratos, téxtiles británicos, fue porque el Gobierno Central adoptó medidas proteccionistas encaradas a salvaguardar la incipiente industria catalana y vasca. Que nadie llegue a equívocos. Nadie debe nada al otro, pues ambos son una misma unidad. Cataluña es España como el corazón forma parte del cuerpo. Sólo que la sangre debe ser repartida con equidad, y ser siempre conscientes de que el organismo no funciona óptimamente sino se respeta y cuida de forma adecuada a sus ventrículos...

martes, 7 de octubre de 2008

Quo Vadis Europa

"Los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad y sólo ven la necesidad durante las crisis".
Jean Monnet
Existen pocos conceptos tan controvertidos como el término Europa. Geológicamente hablando, no nos encontramos ante un continente independiente como pudieran serlo América o la Antártida. Nada más lejos de la realidad, nos hallamos ante la parte, no más grande, sí más occidental, de la gran masa terrestre conocida como Eurasia. Si bien algunos como Karl Ernst Haushofer - principalmente, por más que su concepto de "espacio vital" (Lebensraum) antes de que el término fuera pervertido por la Alemania nazi – han hablado de la necesidad de integrar Eurasia con el afán de crear una potencia mundial que pudiera competir con Estados Unidos y Gran Bretaña, generalmente se ha contrapuesto Europa a Asia, Occidente frente a Oriente. De lo que no hay lugar a dudas es que el concepto de Europa transciende en todo a lo geográfico. De acuerdo con los elementos que lo integran, debiera hablarse más adecuadamente de unacivilización europea, concepto que, como el de su propia historia, no queda estancado en el tiempo, sino que se dilata y contrae con el paso de los siglos variando a la vez, y con especial frecuencia, sus fronteras como entidad física. Conforme a los elementos que lo integran, debiera hablarse propiamente de “civilización europea”, concepto que, como el de “historia” propiamente, no queda estancado en el tiempo, sino que se dilata y contrae con el paso de los siglos variándose, con especial frecuencia, sus fronteras. Haciendo un brevísimo apunte histórico con el que apoyar lo hasta aquí defendido, debe decirse que el célebre historiador belga, Henri Pirenne (1862-1935), defendía que el concepto de Europa en la Antigüedad, no varió con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d.C. sino que lo hizo, y de modo irreversible, con la irrupción del Islam. Debe recordarse que la región norteafricana del Magreb fue antaño tan europea como en la actualidad pudiera serlo Dinamarca o Luxemburgo, de la misma forma que Constantinopla y Moscú dejaron de formar parte de la realidad europea - tal y como constatara Coudenhove-Kalergi, diplomático austríaco inspirador de las primeras organizaciones unitarias en Europa – la primera, a partir del cisma de Occidente y la segunda, a partir de la revolución rusa y la irrupción del régimen comunista en 1917.
Una idea consistente de la civilización europea bien pudiera surgir de la mezcla de tres puros ingredientes: la cultura griega, el derecho romano y la influencia judeo-cristiana. Sin embargo, lo que a primera vista parece obvio, no lo es tanto si se tiene en cuenta la contribución a la idea europea de la matemática indo-islámica, el aparato de poder persa y su influencia en Asia Menor, o las secuelas del sistema esclavista cartaginés, por poner algunos ejemplos que afectan a nuestra cultura occidental. En un mundo que está sujeto al imperio del relativismo – mal que a algunos les pese -, el propio concepto de Europa cede ante cualquier intento de definición. No se alcanza a comprender un motivo – aparte del geográfico - por el cual dejar fuera del cesto de la civilización europea a países como Argentina o Canadá. Tampoco resulta posible excluir a Turquía del concepto, a pesar de su población mayoritariamente islámica, si se consideran a Bosnia o a Albania países europeos. Sobrepasando lo eminentemente teórico, lo práctico se manifiesta en el actual estado del continente; y el hecho es que la Unión Europea no se ha mantenido inmune a la tan caprichosa y contradictoria anomalía.
Desde el primer momento, la UE ha carecido de un núcleo conceptual con el que fomentar el sentimiento de pertenencia a un ente europeo. La población europea no siente demasiado sueuropeidad, más allá del euro y de los resultados de un mercado interior único europeo. Pese a todo, la más mortal y trapera puñalada de cuantas ha recibido, hasta el momento, la UE (organismo tendente a identificarse con el concepto de "Europa", cuanto menos en el ámbito político, jurídico y económico), llega ahora de Alemania con sus medidas unilaterales con las que afrontar la crisis. Si hasta el momento los peores golpes a la organización procedían de las islas y demás Estados satélite (véase Irlanda y Dinamarca), mayor daño causa al movimiento europeo el comportamiento de países como Alemania, que hasta el momento ha sido, junto con Francia, el gran pulmón de la Unión. Riñendo con su compañera natural, la UE topa ahora con la señora Merkel como antes topó con la Thatcher. Decididamente, ambas no beben coñac o, cuanto menos, no siguen las ideas del inmortal Monnet: "'No habrá paz en Europa, si los Estados se reconstruyen sobre una base de soberanía nacional (...) Los países de Europa son demasiado pequeños para asegurar a sus pueblos la prosperidad y los avances sociales indispensables. Esto supone que los Estados de Europa se agrupen en una Federación o 'entidad europea' que los convierta en una unidad económica común". Como también dijera su compatriota y colaborador, el ex Ministro francés de Exteriores, Robert Schuman, en su celebérrima declaración de 9 de mayo de 1950: «Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. La agrupación de las naciones europeas exige que la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo que la acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y Alemania».
Quizá ambos tuvieran el instinto profético de Nostradamus pero lo que no guarda lugar a dudas es que acertaron con sus postulados. Sin embargo, el proceso de integración, lejos de prolongarse a través de pequeños pasos, recibe con frecuencia envenenadas mordeduras de políticos viperinos políticos de uno y otro sexo. Si según Schuman, cada intento hacia la integración constituiría un paso firme hacia la paz, cabe esperar que la crisis no cause más rozaduras, y que estos pequeños retrocesos no lleven a Europa a su culminación como en los viejos tiempos en forma de guerras y conflictos.
Fotografías:
1) en primer lugar, vista de Frankfurt (Main), capital económica de la Eurozona. image taken by Suburbia
2) en segundo lugar, dramática fotografía de © 1942 Dmitri Baltermans, "Lamenting the dead. Searching for friends and relatives murdered by the Germans at Kerch, the Crimea"
* Lectura recomendada: "El dragón Mercado fuera de control" de Fabber (click aquí)
* Curioso videoclip de Manu Chao "Rainin' in paradise", hallado gracias a: http://mundodegarabato.blogspot.com/

jueves, 2 de octubre de 2008

El falso camino hacia la complejidad

“La vida es un arbusto que se ramifica copiosamente, y que es continuamente podado por el torvo segador que es la extinción, no una escala de progreso predecible. La mayoría de la gente puede saber esto como una frase que hay que pronunciar, pero no como un concepto arraigado en el profundo interior de la comprensión. De aquí que continuamente cometamos errores inspirados por la fidelidad inconsciente a la escala del progreso, aun cuando neguemos explícitamente una concepción de la vida tan inhabilitada”.
Stephen Jay Gould, “La Vida Maravillosa” (1989). Definitivamente, un buen libro es aquél del cual puede extraerse una idea interesante. Siguiendo la lógica de esta opinión, creo poder afirmar que “La vida maravillosa” del difunto Stephen Jay Gould, es uno de los libros que, últimamente, más ha cambiado mis opiniones, y, sin lugar a dudas, más intensamente me ha hecho reflexionar. Ya desde sus primeras líneas, Gould ayuda a derogar aquellas ideas preconcebidas que tanto han condicionado nuestra inmersión en el mundo científico, en general, y en lo que a teoría evolutiva se refiere, en particular. “La marcha del progreso es la representación canónica de la evolución: una sola imagen es inmediatamente captada y visceralmente comprendida por todos. (...) La camisa de fuerza del avance lineal va más allá de la iconografía, hasta la definición de evolución: la palabra en sí misma se convierte en un sinónimo de progreso. (...)”. Espectacular. Contundentemente, Gould nos hace entrar en razón, viendo cuán insensatas son todas aquellas recreaciones geográficas en las que se nos representa al hombre como la “creación de Dios” o, más en el ámbito de la ciencia estricta, como el eslabón más complejo y mayormente desarrollado de una larga deriva evolutiva. No hay lugar a dudas de cuál es la especie hegemónica sobre la faz de la Tierra. Desde luego. Sin embargo, no podemos pretender ser una especie única, en tanto que el resto de las existentes, habidas y por haber, acontecerían un grupo uniforme titulable como "el resto". La complejidad es una constante, no un proceso. El alto índice de variabilidad, en lo que a biodiversidad mundial se refiere, debe tanto a las grandes extinciones (como dijera Gould), como a las propias soluciones que buscan los organismos con el afán de superar las hostiles complicaciones del medio. Una biodiversidad más o menos elevada dependerá de lo variado de los ecosistemas existentes, pues ambos conceptos son directamente proporcionales. Históricamente, un frecuente error en el que incurre nuestra sociedad es el de considerar a los dinosaurios como seres arcaicos, animales de “modelo anticuado” que por el cambio de “moda ecológica”, quedaron desfasados. Obviamente, la supervivencia de las aves, en tanto que taxón evolutivo de los mismos, justifica el error; sin embargo, no podemos decir que ya en el Mesozoico no hubieran especies de lo más diversas, actas, y, por qué no decirlo, complejamente ligadas a su ecosistema. Hace unos días, el Royal Tyrrell Museum de Alberta (Canada) dio a conocer los fósiles de Albertonykus borealis, uno de los más pequeños dinosaurios que se conocen. Su tamaño se asemejaba al de un pollo, teniendo una figura esbelta, parecida a la de las aves. De hecho, los alvarezsáuridos (taxón al que pertenece el animal) antaño fueron considerados como una familia de aves prehistóricas. A pesar de los exiguos restos que se conservan, los científicos canadienses (tras tener durante 6 años escondidos los huesos) han constatado que, por el hallazgo de madera carcomida cerca de los fósiles, podemos llegar a afirmar que Albertonykus era una suerte de tamandúa, u oso hormiguero, del Mesozoico. Curioso descubrimiento por dos motivos. En primer lugar, por el tamaño se rompe la “lógica” preconcebida de que todo dinosaurios debe ser grande; en segundo lugar, se descubre un dinosaurio tan o más especializado que algunos de los hoy existentes. Definitivamente, el Alvarezsáurido (nada que ver con los actuales descendientes de Álvaro) da la razón a Gould. Los animales se extinguen por cambios en el medio, por extinciones, generalmente en masa, no por su arcaísmo, ni por ser víctimas de un eterna camino hacia el progreso.
Segunda imagen: "Juvenile Alioramus remotus" de Fabio Pastori
Mundo Troodon se une a nuestra lucha contra el creacionismo enseñándonos este genial vídeo: