domingo, 26 de abril de 2009

Recelos alemanes

A lo largo de los tiempos, quién sabe si sin solución de continuidad, Europa Central ha encarnado la geopolítica en esencia. Se trata de un gran territorio de difuminados contornos. Otrora tierra de tribus bárbaras, hoy en día, los bosques (selvas) de la antigua Germania han dejado paso, en no poca medida, a ciudades y Estados que han sido, y en el futuro, que nadie se engañe, lo continuarán siendo, potencias, sea regional o, en el caso alemán, mundialmente. La etapa más pacífica de cuantas ha conocido Europa mucho tiene que ver con el "falso equilibrio" que se aprecia en el mapa actual de la zona. No obstante, con una cierta mirada crítica, tal vez podamos llegar a sorprendernos, o cuanto menos preocuparnos sobre cómo puede ser que "un trozo" de Rusia se halle en el Báltico (rodeado por otros países), o que el idioma alemán se hable, no sólo en Alemania, sino también en regiones, zonas y comunidades que incluyen a la totalidad de Austria, buena parte de Suiza y zonas de Italia, Francia, Ucrania... y Kazajstán.

Muy agudamente, Samir Amin (célebre economista y ensayista) contrapone Francia a Alemania de la siguiente manera: "la grandeza de la revolución francesa funda una nación nueva, no en referencia a una sangre común, a los ancestros y a la cristiandad, sino definiéndose como la nación de los hombres libres que han hecho la revolución conjuntamente y quieren vivir bajo sus leyes (...). En el caso de Alemania, la constitución de este Estado ha sido el producto combinado de la fuerza militar prusiana y la adhesión de los aristócratas de los antiguos regímenes de los estados alemanes al proyecto bismarckiano, sin revolución burguesa (...). Esta "nación brumosa" se alimentaba de un mito fundador de otra naturaleza distinta, hundiendo sus raíces en el lejano pasado de las tribus germánicas. Y contemplaba (...) la herencia religiosa como un elemento constituyente de la cultura nacional. Reaccionaria y casi biologista, esta concepción de la nación, que culminó con el crimen racista nazi, no ha sido extirpada nunca de la conciencia germánica".

Este, bajo mi punto de vista, excepcional fragmento procede de una cita en el libro, no menos excepcional, de Michel Collon: "El juego de la mentira. Las grandes potencias: Yugoslavia, la OTAN y las próximas guerras". Este periodista norteamericano, especializado en "buscar las cosquillas" de los medios afines al poder imperante, desarrolla interesantísimas tesis, muy bien documentadas, sobre cuáles han sido los motivos de la disolución de Yugoslavia, y los intereses de la OTAN, EEUU, y ante todo, Alemania, en esta zona. Obviando este último tema, filón del que poder extraer gruesas enciclopedias enteras, volvamos al "tema alemán" que nos ocupa.

Durante la Baja Edad Media, Europa Central fue pasto de mercaderes. Gentes relacionadas con la Hansa, apoderados, comerciantes y demás hombres en busca de mejor fortuna dejaron los territorios de la actual Alemania con el ánimo de practicar el intercambio comercial "con y en" las tierras, en cierto sentido "vírgenes", de todas las Rusias. Los barrios alemanes en las ciudades rusas tuvieron un papel, muy semejante, al que tuvieran los barrios judíos, armenios o sirios en las ciudades del Mediterráneo. Catalina la Grande, Emperatriz de todas las Rusias, se valió de estas poblaciones, al igual que Pedro el Grande, para modernizar y "europeizar" su Reino. Sin embargo, la convivencia ruso-alemana se volvería difícil con el paso del tiempo...

Las hostilidades que enfrentarían a lo largo de los siglos XIX y XX a Rusia con Prusia (y demás estados embrionarios de la actual República Federal Alemana) tuvieron fatales consecuencias para estas poblaciones de "alemanes rusos". El caso más singular, y diabólico, fue el perpetrado por Stalin, pues (al igual que ya hicieran, en menor proporción, otros gobernantes rusos) trasladó a las poblaciones alemanas de los territorios bajo dominio ruso (en Europa Central), a campos de trabajos forzosos en Siberia (gulags), en la gran mayoría de casos sin juicio ni argumentación previa. El motivo es obvio, el mal georgiano temía la actuación de quintacolumnistas. Por ese motivo, Kazajstán recibió una gran contingente de alemanes. Siendo, aún hoy en día, una población a tener en cuenta (en 1999, había 353.441 alemanes en Kazajstán. Y en Astana, la próspera capital del país, representan aproximadamente el 6% de la población). Ciertamente, el caso de estos "alemanes" es verdaderamente dramático, más aún cuando nos percatamos de que hubieron gentes de raíz germana que sufrió en sus carnes penas equivalentes a las perpetradas por las hordas hitlerianas. Junto a estos casos, están otros muchos.

No por casualidad, el Parlamento Europeo se halla en Estrasburgo, ciudad más importante de Alsacia, región germanoparlante en territorio francés como consecuencia de la derrota alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Denuncia Michael Collon, que al igual que en el Tirol italiano, en la región de Sudetes (entre Silesia y Bohemia, parte de las actuales Chequia y Polonia), en Hungria, Ucrania y, cómo no, en el "trozo ruso" de Europa Central (Kaliningrado, cuna, entre otros, del alemán Kant), Alemania instiga movimientos progermanos en busca de una "nueva reunificación".

Inquietante. Sin embargo, es muy cierto que en el paradigma actual Alemania no parece estar dispuesta a armar otro conflicto, invadiendo territorios de aliados, e igualmente miembros de la Unión Europa. Lo realmente preocupante, más allá de la virtualidad de todo eventual conflicto, es el "nacionalismo" que queda en estas regiones, y sobretodo, cómo lo utilizan las "antiguas metrópolis" contra los actuales Estados propietarios de estos territorios, y en general, contra la Paz y correlativa Seguridad Internacional. Está claro que hay territorios como Kaliningrado que debieran ser de quienes los reclaman, pero existen otros que son más posos del Pasado que verdaderas reclamaciones factibles. Alemania no es la única en practicar medidas de este tipo, me remito a casos como el del "catalán de Perpiñán"... pero eso, una vez más, es una larga, y diferente historia...

Imágenes:

1) Kaliningrado (Rusia actualmente): Castillo de Königsberg, el cual fue mandado destruir por las autoridades soviéticas por constituir un "símbolo del fascismo y del militarismo prusiano".

2) Poster: A political cartoon of Adolf Hitler in swastika-covered boxers. Destroyed Panzer tanks litter the background. Origin: Northwestern University Library, poster database. Source: U.S. Government Printing Office.

Libro citado: Collon, Michel, "El juego de la mentira: las grandes potencias, Yugoslavia, la OTAN y las próximas guerras", Hondarribia, Hiru, 1999

sábado, 18 de abril de 2009

Una garra entre la arcilla; honra, mérito y propiedad intelectual.

Buena parte de los grandes descubrimientos paleontológicos de la historia son producto de la más trivial casualidad; como ejemplo paradigmático me viene a la cabeza Baryonyx walkeri (uno de los más célebres terépodos del Cretácico Inferior europeo). Corría el año 1983 cuando, William Walker, aficionado a los fósiles, yendo de paseo por el Condado inglés de Surrey, se encontró lo que parecía ser una garra que sobresalía de entre la arcilla. Una vez avisados los científicos del Museo de Historia Natural de Londres, se procedió a su excavación, encontrándose uno de los fósiles más célebres de cuántos existen en el Mundo. Lo que muchos paleontólogos, amantes e investigadores de la fauna del Mesozoico no habrán conseguido en toda su vida, pudo este buen hombre realizar, sin mayor mérito que el de haber paseado por un lugar, en un tiempo oportuno.

Un gran divulgador científico, como es John Gribbin, se refirió a Copérnico, Vesalio, Darwin y Wallace, como a genios (aunque no siempre lo sean) que no son, por nada en el mundo, “insustituibles”. Explica tan afamado autor que “el progreso científico se construye paso a paso y, cuando llega el momento oportuno, como muestra el ejemplo de Darwin y Wallace, dos o más individuos, cada uno por su lado, pueden dar el paso siguiente. Es la suerte o un accidente histórico lo que decide cuál de ellos será recordado como descubridor de un fenómeno y pasará con un nombre a la posterioridad”. Nada que objetar. Permítanme dar un enfoque “jurídico” al asunto.

Díez Picazo y Gullón Ballesteros recogen excelentemente el fundamento y la legitimidad del derecho de propiedad intelectual. Muy genéricamente, debemos distinguir tres posiciones:

- Una “teoría negativa” que opina que al pensamiento humano, como inmaterial que es, le faltan las condiciones técnicas necesarias para poder ser considerado como objeto de apropiación. Por otra parte, se afirmará que las obras del ingenio humano no son, en rigor, nunca obras de carácter individual, sino creaciones de la comunidad.

– Otra que admite y defiende la propiedad intelectual como derecho estrictamente individual; la propiedad intelectual, se dice, se funda en una consideración económica: la de la necesidad de procurar al autor un lucro remunerador de su trabajo, y en una consideración estrictamente jurídica: la de ser las producciones de la inteligencia una derivación y una emanación de la personalidad humana, y ser justo, por ende, que pertenezcan al autor en virtud del acto de creación espiritual.

– En tercer, y último lugar, una tercera dirección de carácter ecléctico e intermedio que admite el derecho individual del autor sobre la obra del ingenio, pero sólo de un modo limitado y temporal, a fin de hacer posible que la sociedad, que facilitó al autor los medios que a éste sirvieron de base para la creación de la obra, tenga en ella una cierta participación.

No cabe duda de que nos encontramos ante dos posibles posiciones-concepciones, obviando la tercera (mera transacción, por lo demás “ilógica”, entre los dos extremos) para un mismo fenómeno. ¿Quién tuvo mayor mérito en el hallazgo de Baryonyx, el bueno de Walker, los científicos del Museo de Historia Natural de Londres, el primer Homo sapiens sapiens que supo diferenciar de la tierra el hueso, o todo el progreso científico e intelectual que nos ha llevado, al estado de la ciencia, a saber distinguir un dinosaurio (fósil real) de un dragón (leyenda imaginaria)? Disculpen estos cambios de contexto y de paradigma… ¡pero la reflexión no deja de ser, preocupantemente curiosa! Darwin es un caso ejemplar que nos servirá para una nueva reflexión.

Una vez nos hemos decantado “un tanto” por la primera de las tres posiciones respecto a la propiedad intelectual, debemos de decir que existen inexcusables, e imprescindibles, condicionantes que otorgan el “derecho estrictamente individual” al que se refiere la segunda teoría. Charles Darwin pertenece al selecto grupo de los “sacerdotes desertores”. Su privilegiada posición económica, y el momento histórico (Imperio Inglés) en que le tocó vivir, hicieron que pudiera publicar un libro revolucionario (“El Origen de las Especies”) conteniendo pensamientos, en ocasiones poco más desarrollados, pensados por otros primero (o en el caso de Wallace, al mismo tiempo). Obviamente, el anglosajón Darwin es más conocido que el checo Mendel (padre de la genética). No por ser más meritoria su trayectoria… ¡sino por haber “gastado” paradigma y situación más proclives! Nueva idea que se me ocurre traer a colación: el dinero condiciona el mérito.

Quizá fuera un buen momento para defender a los romanos y a su concepto de “honra”. Relacionado con ello, el mayor jurista de todos los tiempos, Caspar Rudolf von Ihering, afirmó que “el trabajo intelectual no era considerado trabajo, por estimarse que no exige esfuerzo ni sufrimiento, que no fatiga al hombre y que no confiere derecho para reclamar un salario”. Quizá sea ésta una solución muy extremista, pero no cabe duda de que siempre deberemos tener presente, no sólo los méritos personales de que por nuestra mente se pasara, por acción del “Caos condicionado”, una idea genial, sino también la realidad de que todo esto ha sido condicionado por un pasado, de esfuerzo colectivo, que dota al eventual “estado de la ciencia” de una eterna dinámica de pasado, presente y futuro.

Primera imagen: ilustración de Luis Rey (http://www.luisrey.ndtilda.co.uk/html/bary256.htm)

Segunda imagen: First published in Fun, Nov 1872. Original caption: That Troubles Our Monkey Again - female descendant of Marine Ascidian: "Darwin, say what you like about man; but I wish you would leave my emotions alone".

Cita de Gribbin: Gribbin, John (2005). Historia de la ciencia, 1543-2001. Barcelona: Crítica.

lunes, 13 de abril de 2009

Un "sueño" llamado Anguita...

Somos pocos, quizá ninguno, los nativos, descendientes, o asimilados que se han podido resistir al “sueño anguiteño”. Cuando uno tiene la ocasión, virtud de la más notable propiedad del fenómeno, nuestro tiempo en el lugar tiende a expandirse intentando encontrar el mayor número de días, horas y momentos que poder compartir con el lugar; cuna madre del relax, la meditación y demás muestras de ocio y librepensamiento. Y es que en este lugar, a priori, todo es pan, miel y dulces.
Nada más llegar, algunos tenemos a nuestros mayores, esperando en la puerta, ansiosos por nuestra llegada y predispuestos a mantenerte comido y en buena cama, sin otra recompensa que nuestro cariño e insuficiente agradecimiento. Para cualquiera esto parece idílico. La sensación de bienestar y sublime fortuna es tal, que uno llega a creerse que el Mundo bien pudiera limitarse a esto. Falacia fatal, manto por el que quedarse cualquiera ciego.
Mi tío muchas veces me ha invitado a pensar en ello. Anguita y su “sueño” son dos conceptos claramente diferenciados. El primero, equivale a aquel trozo de corteza terrestre (de altitud media superior a los 1.000 metros), sito en la Celtiberia, dotado de tres templos, señoriales casas y una torre de la Cigüeña; lugar que fue objeto de pasadas glorias y, hoy en día, a la vez poseedor de un tan inestable como insuficiente presente, con igual futuro. La primera acepción difiere mucho de la segunda, pues el sueño no es sólo un paisaje veraniego (o primaveral, a veces boreal, como en Semana Santa), ni tampoco un bar o un chiringuito, el "sueño" es la sensación de estar participando de una comunidad de gente feliz y devota de una sola cosa: la diversión y el saber saborear esta celestial saga de acontecimientos… Como no podía ser de otra manera, ambas entidades, en no pocas ocasiones, chocan y entran en conflicto. Una cosa es la Anguita de invierno, otra la de verano. El pueblo, al igual que el oso, permanece “oculto” en los meses más fríos, quieto y guardando su escasa actividad vital en el calor de la “guarida”, acaso mejor, estufa de leña, para luego cambiar con el calor: poblándose de gentes y actividad.
Choca que en la región menos densamente poblada de Europa, tras Laponia, pueda existir un lugar donde el precio de la vivienda sea tan elevado y cada año, sin solución de "discontinuidad", se construyan más y más casas. Lo decadente de la estructura local contrasta con el pueblo y su verano. De localidad nuclear, sitio clave en la comarca, Anguita está pasando a ser uno de las nuevas, y quizá la más notable (en parte también lujosa), "urbanización de la nueva Celtiberia".
Decía un prestigioso historiador de la región, sirviéndonos aquí como ejemplo, que Medinaceli es un lugar sorprendente, puesto que más allá de ser un lugar muy bien conservado (o mejor dicho, reconstruido-restaurado), acontece una suerte de "parque temático". Todo, desde el arco romano hasta la colegiata, parece de chocolate. Tan dignamente lustroso que aqueja falta de naturalidad. Su invierno, con no más gente, especialmente entre semana, que los "encargados de mantenimiento" así nos lo confirma. A Anguita le empieza a pasar, algo parecido. Es algo más que "vox populi" que en Anguita no existen casas derruidas, en mal estado, y acaso tampoco malas. Todo parece ser modélico, como si de una urbanización de alto prestigio se tratara. Sin embargo, la pobreza de un "pobre" Ayuntamiento nos hace caer en la verdad, dejando a un lado la ficción de la que tantos, en nuestro tiempo vacacional, disfrutamos.
La despoblación es un mal que aqueja a toda la región, Anguita no es una excepción. Cada año, por causas naturales y "ley de vida", uno de nuestros mayores fenece. Con cada uno de ellos, a la vez que un vecino, se pierde una esperanza, un recuerdo y potencia en la llama que alumbra, en lo personal, mi particular "sueño anguiteño". Cada vez más manifiesto es poder llegar al bar, o ir de paseo, sin haber tenido, o mejor dicho, "haber podido", saludar a alguna persona, y en cada esquina o "corrillo", haber intercambiado cuatro impresiones sobre cualquier cosa. Para transitar por Anguita ya no es indispensable el peaje del saludo.
La gente, como diríamos coloquialmente, "va cada día más a la suya". Las manifestaciones culturales del pueblo, pese a la continua crecida del número de veraneantes, cada día necesitan más medios humanos siendo, no sólo el altruismo, sino también la mera colaboración, especialmente escasa. La falta de "fraternidad" creciente se manifiesta en la falta de cantores para la procesión del Entierro, la falta de ideas por las que poder materializar los medios de la Asociación Cultural y sus subvenciones, la falta de concienciación, así como el vandalismo cada vez menos raro, de quienes, sin pagar impuestos locales de consideración, disfrutan, a la vez que destruyen muchas veces, los medios que sirven para cimentar el "edificio sobre el que descansa el sueño".
En mi opinión, cada vez más, Anguita se adentra en una enfermedad: la falta de adecuación entre la "realidad" y el "sueño". No es coherente, ni sostenible a largo plazo, ser urbanización de lujo y pueblo referente (cada una de estas estructuras requiere de diferentes "órganos" e instituciones que las gobiernen). El problema que aquí se manifiesta acabará siéndolo de toda la región. Quizá sea el momento de buscar soluciones (mayor colaboración, generosidad con los negocios del lugar y compromiso común por la conservación de los elementos del pueblo, por ejemplo) por los que unificar los intereses que, a primera vista son diferentes, pero que en el fondo, nos afectan a todos: vecinos, amantes, nativos, y, en definitiva, todos aquellos que algo tenemos que ver con el campo semántico... "Anguita".
Fotos del autor, tomadas durante esta última Semana Santa del año 2009.
Artículo referenciado en La Garlopa!!: http://www.lagarlopa.com/?p=3247 Según anuncia el Blog de nuestros vecinos de Luzón. Antena3 Noticias ha realizado un reportaje sobre la procesión del Entierro de este pueblo... y sale nuestro Párroco, Don Rafael Pascual Galán!

lunes, 6 de abril de 2009

Oda al hadrosaurio, el último dinosaurio...

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".
Augusto Monterroso
En todo lo científico, y por ende, empírico, existen factores que distorsionan el cómo recibimos aquello que nuestros sentidos perciben (o en su defecto, interpretamos con nuestra habilidad de abstracción, véase imaginación). Quizá los más notorios de todos estos factores sean: el afán de originalidad y la fijación en aquellos modelos más sensacionalistas. Así, es extraño que alguna cultura a lo largo de la historia haya visto representado en su mente, sea individual o social, en el hallazgo de un fósil de dinosaurio, un ser bondadoso, o equivalente, a los que pueblan su medio ambiente. Nada más lejos de la realidad. No será ésta la primera vez que hablamos sobre cómo se ha centrado el saber “sauriano” popular en especies como el Tyrannosaurus, menospreciándose al resto.
Dentro del “grupo” de los dinosaurios, sin lugar a dudas, los hadrosaurios (o dinosaurios pico de pato) han sido, de siempre, los peor considerados. En nuestros “bestiarios” siempre los hemos representado como los “ñúes del Mesozoico”, carne fácil para los terépodos depredadores. Sin embargo, no sólo los hadrosaurios, sino todos los ornitópodos en general, están "lavando" su imagen virtud de los últimos hallazgos.
En el 2002 tuvo lugar uno de los hallazgos paleontológicos más inquietantes de todos los tiempos. En Nueva México (EEUU), yacimiento de Ojo Álamo (1), científicos americanos encontraron restos de hadrosaurios, presumiblemente pertenecientes al Paleoceno, o lo que es lo mismo, el primero de los periodos en los que se divide el Terciario. Según este hallazgo, cuestionado por no pocos científicos, los dinosaurios sobrevivieron a la "extinción masiva" de hace 65 millones de años para morir algunos, pocos, millones de años después...
Corythosaurus, Edmontosaurus, Hypacrosaurus, Kritosaurus (en la imagen) o el legendario Parasaurolophus son algunos de los miembros de este basto linaje de gigantes herbívoros. Sus orígenes se remontan, presumiblemente, a los dinosaurios afines a Iguanodon, siendo el Cretácico superior (convencionalmente, el último periodo de los dinosaurios), la época de mayor esplendor de esta variopinta dinastía. Especies como Anatotitan nos demuestran que se trataba de seres capaces de habitar los ecosistemas más diversos, desde ciénagas, selvas, pasando por sabanas o climas semiáridos. Precisamente, este último género citado se cree que fue capaz de alimentarse en pantanos y ciénagas, siendo estos lugares, a su vez, sus refugios en caso de peligro. Más allá de tener cuernos, púas o colosales porras, los hadrosaurios se caracterizarían por su versatilidad, cualidad que es la mejor defensa por la poder defender la tesis de que "sobrevivieron" a la gran extinción. Sin embargo, no sólo para este caso los hadrosaurios nos brindarían grandes incógnitas.
El equipo de Jack Horner (quizá uno de los más famosos paleontólogos de todos los tiempos, pese a su aspecto "western") descubrió en la Formación Dos Medicinas (Montana, EEUU), allá por el año 1979, unos restos excepcionales: fósiles de un hadrosaurio junto a nidos con restos de huevos, hojas fosilizadas y pequeñas crías de dinosaurio, de pocos días de vida. Por razones obvias, esta nueva especie recibiría el nombre de Maiasaura ("reptil buena madre") y demostraría a la ciencia algo, que a día de hoy, es ya evidente... los dinosaurios cuidaban de sus crías.
En biología, el coste energético, alimenticio, y ante todo, biológico que "invierten" las diferentes especies en el cuidado de su prole se conoce como "cuidado parental". La magnitud de éste siempre ha estado ligado, proporcionalmente, al nivel de complejidad de la especie. Se conocen pocos datos de reptiles que "inviertan" magnitudes considerables, a excepción de cuidados muy puntuales como los proporcionados por los cocodrilos a sus infantes, recién salidos del huevo, sin embargo, el dato que Maiasaura liga a los dinosaurios, nos sirve, una vez más, para acercar a estos seres a sus, inexcuables, descendientes las aves (por más que los ornitópodos, de los que forman parte los hadrosaurios, no fueran “antepasados” directos de éstas, como sí, parece ser, lo fueron los terépodos (dinosaurios carnívoros)).
Se mire por donde se mire, los prejuicios se ven superados por la realidad biológica. ¡No me juzguen por mi pico de pato! Podría ser el eslogan de una campaña en pro de estos “incomprendidos” seres maravillosos. El post no da para más, y su historia es larga… volveremos a ellos en otra ocasión, sin lugar a dudas, con motivos para ello.
Una última nota para la reflexión: científicos chinos acaban de publicar el hallazgo de un ornitópodo ("Tianyulong confuciusi") dotado de filamentos que bien pudieran ser “prototipos” de plumas. Teniendo en cuenta que las aves no están relacionadas con este grupo de animales (ornitisquios), y sí con los terépodos (saurisquios)… ¿deberá la ciencia de replantearse el origen de las aves? Personalmente creo que Sordes y los pterosaurios aún no han dicho la última palabra…
Y una propuesta para la comunidad científica: Maiasaura (“reptil buena madre”) debiera cambiar su nombre por el de “Dulcesauria”….
¡Felicidades por tu cumpleaños Mama!
(1) Fassett, J, R.A. Zielinski, & J.R. Budahn, 2002. Dinosaurs that did not die; evidence for Paleocene dinosaurs in the Ojo Alamo Sandstone, San Juan Basin, New Mexico. In: Catastrophic events and mass extinctions; impacts and beyond. (Eds. Koeberl, C. & K. MacLeod): Special Paper - Geological Society of America 356: 307-336. (2002).
* En contra de la teoría de que los hadrosaurios sobrevivieron hasta el Paleoceno, véase el estudio realizado por científicos mejicanos en: http://rmcg.unam.mx/22-3/(12)Benammi.pdf
- Segunda foto: Maiasauras con sus nidos del genio Fabio Pastori

jueves, 2 de abril de 2009

Pato canelo

Nadie jamás vio volar una manta a tamaña velocidad. Sueños y haces de luz quedaron atrás. Superando la barrera del suspiro, Zalakin avanzaba, buscando ansioso el tesoro que debía salvarle, no sólo a él, sino también a todo su fantástico mundo. Su ambiente caducada en lo mundano y monótono; hacía tiempo que el mangle estaba revuelto, pues ya nadie podía dormir tranquilo en el Pantano de la Melancolía. Las lianas se secaban, mientras los anfibios se reconfiguraban con veneno. Todo era triste y oscuro, hasta que, por algún motivo, al guardián del mangle le surgió una excusa por la que poder encontrar la “Luz purificadora”: materia superlativa, custodiada por extrañas estructuras.
Un día señalado para el Futuro, en los arrabales de Patatasburgo Zalakin escuchó una leyenda sobre un antiguo templo abandonado. El santuario, sito entre la espesura de la jungla, era difícilmente localizable, aconteciendo mágico premio para aquél, que de entre todos los hombres, alcanzara la dicha de ser el descubridor más afortunado. Montando su corcel cartilaginoso, volando por los aires de Fantasía, Zalakin emprendió una búsqueda por la supervivencia, y sutil mejora, de su buena cara en cuanto a esencia.
Rara vez vio algo tan misterioso. Allá donde se le dijo, algún día, por sus viejos, dónde se hallaba el edificio, éste, fue encontrado. Una veinticuatrena formación de columnas sujetaban los frisos de una venerable entrada. Al entrar en ella, todo era bello, algo así como influenciado por una extraña fuerza, un misterioso y mágico, futuro beso.
Impensable sensación, memorable descubrimiento. En torno a un pétreo altar se hallaba un dionisiaco estanque poblado por veintena (y más) patos canelos. Allá se refugiaban de las fauces del mapache del mangle, por más que, por una ocasión (esperando que no se dé jamás sinónima situación) el edificio fue profanado. ¡Ladrones en el templo! Zalakin desafió cualquier barrera y penetró entre los misteriosos muros del edificio sacro.
Amplio fue el regocijo, de quien pudo ver aquel lugar, nunca antes imaginado. Pomos de chocolate presidiendo escaleras de rachola endulzada, muros de lapislázuli custodios de un cofre dorado. Zalakin retó al miedo y utilizó el amor, que no ningún resto, de ese tan común, narcisismo casero. Cuál fetichista de la pasión, y chovinista de lo excelso, el habitante del mangle abrió el cofre. Dentro suyo había una pregunta, una adivinanza, un te quiero.
* ¿Sabrá alguien descubrir a mi referenciada? ¿Felicitarle por nombre y años cumplidos? Quizá el lector lo alcance a averiguar, pero jamás, averiguará el cuantitativo de este singular, e incorruptible, TE QUIERO.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS CIELO
* Imagen: Tarro (pato) Canelo (Tadorna ferruginea), foto de Arpingstone.