sábado, 17 de julio de 2010

Reformas para España: el problema territorial.

¿Qué son las diputaciones? ¿Qué son las naciones? ¿Qué son las Comunidades Autónomas? ¿Qué son las comarcas? Los límites establecidos en el ámbito político pretenden, en no pocas ocasiones, volverse pétreos cuales montañas. Si un linde separa dos provincias, allí nace un político “Himalaya”, si una ciudad es capital autonómica da igual que esté más o menos cerca del resto de su provincia, lo que importa es la norma jurídica.
Las fisonomías de los territorios se ven más desde la ventanilla del coche que a través de un mapa de provincias. De ello puede percatarse uno haciendo diferentes recorridos, de los cuales yo les recomendaré un par. Durante el pasado verano quise enseñar algunas de las mejores atracciones turísticas de la zona "celtíbera" a mi chica. Fuimos a Molina de Aragón y al Barranco de la Hoz (Guadalajara), pasando por los pueblos de Milmarcos y parte, minúscula, de la provincia de Zaragoza, para llegar a Santa María de Huerta y su monasterio (Soria). Me chocó mucho que ella no pudiera imaginarse que durante aquel corto trayecto habíamos pasado por tres provincias y tres autonomías. Un segundo trayecto lo hice recientemente con mis primos. Desde Madrid, saliendo de Alcalá de Henares fuimos hacia la estación de Guadalajara-Yebes, pasando por parte del corredor del Henares. En aquel momento no tenía a mi chica al lado, y fui yo mismo quien reflexionó sobre lo “gilipollesco” que es la existencia de dos comunidades, en lo terreno, y ¡tres diócesis en lo sagrado!
Las provincias son abstracciones políticas, lo mismo que las autonomías o los propios Estados. Dejan de tener sentido cuando se configuran más como “límites” que como “marcos”. Obviamente los independentismos nacionalistas se nutren de esa gran verdad, queriendo dibujar epopeyas en el mapa, que no tienen sentido en lo social o económico. El tema “provinciano”, sin ningún tipo de matiz peyorativo, no defiende tanto historias o lenguas comunes como una mejor representación de la realidad social, económica, y hasta cierto punto, geo-biológica.
Recientemente, cual ave fénix, a vuelto a oírse el término “Celtiberia”. De entre las cenizas de esta “región histórica” (no me acabo de sentir a gusto con la expresión) surge el proyecto “Paisajes de la Celtiberia” (TERRITORIO IBERKELTIA), proyecto de Cooperación Interterritorial financiado a través de la iniciativa europea LEADER+. La inclusión de las comarcas de Molina de Aragón (y su Señorío), algunos pueblos del área de Sigüenza (Anguita), tierras de Medinaceli, Daroca, Calatayud... no deja de ser de lo más ilustrativo y pertinente. Esta iniciativa cultural, a mi ver, deja en evidencia lo conveniente que sería crear una “autonomía” que, como mínimo, incluyera a estas tierras. El motivo es obvio: todos estos territorios han sufrido la despoblación y la represión económica (con pocas excepciones). Una “división territorial” podría facilitar la gestión de estas comarcas, evitando, por ejemplo, que los vecinos del Alto Jalón “soriano” no puedan ir al hospital de Calatayud o los de Molina de Aragón al de Teruel.
Y es que, ciertamente, si por algo se ha caracterizado el reciente debate sobre el “Estatut” de autonomía catalán es por haber dejado en evidencia que España requiere cambios substanciales y contundentes. Debe dejarse a un lado la eventual comparación que pudiera hacerse entre regiones, a primera vista con igual rango jurídico, y centrarse, con algo de neutralidad, en las necesidades de las personas que viven en los territorios, obviando, a poder ser, los criterios de historia remota y metafísicas nacionales. Así, es difícil sostener la viabilidad de una Comunidad Autónoma de La Rioja, o de una Murcia uniprovincial, por poner dos claros ejemplos. Sin ánimo de ser De Burgos, quien no hizo una división precisamente infalible, quisiera exponer mi idea de división territorial, y compartir con todos ustedes eventuales argumentos para el debate.
En circunstancias como las actuales, con una Crisis económica de la que aún no sabemos cuándo, ni cómo, podremos salir, es evidente la necesidad de “racionalizar el gasto”. El modelo de diecisiete autonomías actual está caduco. Es evidente que Cataluña tiene motivos, y razones de peso, para opinar que su identidad económico-social (que no nacional, o "nacionalista") no es equiparable a otras autonomías. Los próximos años serán vitales para la reestructuración del país, no porque desde aquí se quiera emular a Nostradamus, sino porque la necesidad está bien vigente, y es del todo inexcusable.
Así, por ejemplo, junto a la región de “Celtiberia”, yo sería partidario de unir a Galicia, León y Asturias en una sola autonomía, lo mismo que Cantabria, Burgos, Rioja y Soria (capital). Un caso curioso es el aragonés. Si hacemos caso de criterios históricos, está claro que Aragón está “bien representada” en su actual organización, pero las necesidades de la población, y los desequilibrios territoriales, nos afirman todo lo contrario. Particularmente, creo que la Aragón de Calatayud y Daroca dista, y mucho, de la Aragón pirenáica. Algo así ocurre con algunas provincias de esa gran comunidad hecha a partir de retales: Castilla-la Mancha (Albacete bien pudiera ir con Murcia, y Ciudad Real con Extremadura, yendo Guadalajara capital con Madrid, lo mismo que Toledo).
Obviamente, los entes debieran reducirse, quedando menos Autonomías, más descentralizadas, y con una representación mayor de sus necesidades. Las grandes ciudades debieran ser “cuasi-autónomas” con su propia entidad de gestión metropolitana con capacidad normativa en los ámbitos cotidianos, pudiendo darse esta solución para Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Elche-Alicante-Murcia, Gijón-Avilés-Oviedo, bahía de Cádiz, Málaga, Bilbao o Valladolid.
Se mire por donde se mire, la gente cambia, y su organización territorial también. Podremos ponernos de acuerdo en varias cosas, en otras no (yo suprimiría el concierto vasco-navarro), pero es evidente que España requiere cambios, y que la duplicidad de administraciones es un cáncer para la situación actual (lo mismo que los excesos nacionalistas (ataque al bilingüismo) y los intentos centrípetos, véase la desmesurada deuda de la ciudad de Madrid, o las obras olímpicas injustificadas...).
¿No es el momento de opinar sin influencias externas? ¿No es el momento de reflexionar y de "romper" con los corruptos políticos que medran en lo metafísico y sin sentido? Aquí están algunas de "mis tesis", ¿qué opinan?
* Imágenes:
1) Vista de Molina de Aragón
2) Ermita de Nuestra Señora de la Lastra (Anguita).
Ambas fotos son del autor.

7 comentarios:

Dinorider d'Andoandor dijo...

Me recodaron al Pueblo Español de Barcelona y a tu libro
=)

acá ni te cuento, las divisiones territoriales de regiones han sido muchas de ellas arbitrarias y ya están caducas

Aspid dijo...

Buenas tardes, el tema la verdad que es realmente interesante, la delimitación de atribuciones a las "regiones". Ultimamente creo que dista mucho de poderse solventar, mas por conservación de identidad en muchos casos, y concienciación mediática errónea en lo que respeto entre población se refiere. Se establecen "fronteras mentales", con esto me quiero referir a una falta de dialogo incluso con el vecino del quinto,imagínense poder reconciliar los "insultos" impuestos entre diferentes provincianos. Véase el caso de Zamoranos y Salmantinos, que perteneciendo ambos a una misma comunidad albergan en pocas palabras unas simpatías poco sanas. Realmente creo que la unión hace la fuerza, y el trabajo colectivo hace crecer al mas débil, pero el problema esta en la conciencia de la debilidad y de la fuerza, y creo uno de los problemas graves que también se interponen al crecimiento del Estado es la individualidad y egoismo de los que nos podemos hacer participes cada uno de nosotros. Buenas vacaciones a todos, y los que vayan a Argentina que no pasen calorcito.

Esther dijo...

Bueno... al principio resultaría extraño pero, sería cuestión de acostumbrarse. Por otra parte, se reducirían gastos y gallinas papanatas ¡Je,je,je!
Que no son más que gallinas en un corral xD

Bonitas fotos :) ¡Preciosos lugares!

Un saludito.

Fernando dijo...

BUenas crack!
Peligroso articulo el que has escrito en los tiempos que corren.
Parecida idea tengo yo, pero no igual.
Para mi el señorio de molina debia de separarse de Guadalajara y unirse a las provincias de Soria y Teruel, por ser las provincias más pobres de España

Anónimo dijo...

Opino, Javier: Cuantas cosas dices, y cuantos problemas se apuntan detrás... Yo soy partidario de la unidad de España y ojalá pudiera ser de la unidad de la Península Ibérica. Eso sí que sería una gran nación, poderosa, con futuro. ¿Quien pone en marcha ese mecanismo, el de la Unidad Ibérica, cuando hay tantos otros mecanismos de desguace en marcha? No soy optimista, porque los mejores no están en la política, están en el extranjero.
Dentro de poco, y al paso que vamos, aquí solo quedan los jubilados, los parados, los funcionarios y los políticos. Los que saben se están yendo...
(por ejemplo, los médicos, los jóvenes, los de mejor futuro..... aquí no hay quien aguante).

Antonio

delaparte berlanga dijo...

Ardua tarea la de poner orden en el laberinto ibérico, donde no acabaríamos nunca de discutir (por eso creo que no se ha hecho)
Lo cual no quiere decir que no sea necesaria. Acabo de venir de Italia donde la población está mejor distribuida y no tienen esos desiertos mesetarios de por aqui.
El territorio iberkeltia se salta a Sigüenza con lo que empieza cojo. Galicia, Leon y ASturias no son homogeneas, además de que la montuosidad provoca que de una punta a otra de la provincia de Leon se tarden más de tres horas en coche, o que entre Gijón y Vigo, un suponer, eches el día entero en la carretera. Yo empezaría, por empezar por alguna parte por hacer una autonomía con Soria y Guadalajara, las provincias con mas problemas de despoblación. El estado tendría que intervenir urgentemente (por decreto) creando esta autonomía y concediendo un estatus especial con excelentes y suculentas rebajas tributarias, recolocando los emigrantes desocupados de las grandes ciudades. Hasta aqui puedo leer. Un saludo cordial

delaparte berlanga dijo...

Esa asociación de Iberkeltia nace coja, ya que excluye Sigüenza-Segontia y Atienza-Tithia, piezas fundamentales de esta Castilla celtibérica que yo más conozco.