sábado, 30 de octubre de 2010

Krypteia

"Si la llamada Criptia hubiese sido una de las instituciones de Licurgo, como dice Aristóteles, ésta habría sido la que a Platón le hubiera hecho formar el mal concepto que formó de aquel gobierno y del que lo estableció".
Plutarco "Vidas paralelas: Licurgo"
Ocultos entre los robles y los olivos, asemejados al lobo y al zorro en el arte del acecho, los jóvenes lacedemonios se ocultan entre la maleza, víctimas eventuales de castigo por ser descubiertos. La noche, sin necesidad de ser de luna llena, les asemeja a los canes. Surgen de entre la vegetación saqueando y asesinando. Sus presas son los víveres de los esclavos del Estado espartano, los ilotas, sus vidas son el objetivo. Múltiples esclavos sucumben a las hordas del estrato superior; Esparta ha iniciado a sus jóvenes, sometiendo a los dominados.
Los ilotas, esclavos propiedad del Estado, no pertenecientes privadamente a un ciudadano, eran originarios de los pueblos sometidos a punta de lanza. Las poblaciones conquistadas por Esparta (gentes de lugares cercanos de Grecia, fundamentalmente de Mesenia) eran trasladados a la urbe capitalina para seguir una existencia de servidumbre. Con ningún derecho, y todas las obligaciones, estos esclavos, de peor trato que el esclavo privado, eran tratados como animales de carga, sujetos a controles de población. El abuso de los de Leónidas condujo al “pueblo ilota” a múltiples rebeliones, razón por la cual, la krypteia era necesaria como medida disuasoria.
La krypteia era un ritual iniciático. Se seleccionaba a varios jóvenes espartanos que eran enviados al monte provistos sólo de un puñal y de la comida indispensable. Descalzos y sin ropa de abrigo, eran obligados a vagar por los montes, so pena de sanción por ser descubiertos. Por las noches, debían atacar y atemorizar a la población ilota, acabando con aquellos que se cruzaran en su camino (insurrectos políticos en muchos casos). Para el mismísimo Plutarco se trataba de un ritual cruel, para nada propio del legendario Licurgo. Los chicos, que en virtud del agogé (sistema educativo de Esparta) no habían conocido mayor “cariño” que el del Estado, eran iniciados en la guerra, a la vez que instrumentalizados en pro del que sería su bien último a lo largo de sus vidas: la prosperidad de Esparta. La krypteia era un rito final, una vez pasado pasarían a ser espartanos de pleno derecho. Los jóvenes, que antes habían sido encomendados a la dirección de maestros pederastas, eran expoliados de cualquier rastro de dignidad individual. El “vicio lacedemonio”, la penetración anal, les había quitado toda dignidad, cuestión de la que la sangre de la krypteia se aprovecharía para hacerlos soldados-instrumento del Estado.
¡Es curioso cuántos son los prejuicios que nos hacen ver en la barbarie e indignidad de los espartanos la salvación de Occidente! ¿Fue Jerjes el tirano... o simplemente, el civilizador? La educación espartana ha sido, a través de los tiempos, ejemplo de rentabilidad y disciplina. Varios equipos deportivos, en particular de la órbita socialista, recibirían este nombre (tales como el Sparta de Praga o el de Moscú). La agogé espartana fue la base histórica que subyacía en la formación de las juventudes hitlerianas y de Mussolini. Todos los miedos de George Orwell, expuestos en “1984”, fueron conseguidos, siglos antes, por las huestes de Leónidas y Licurgo. Siempre se dijo que en la guerra triunfa el más bastardo, ¿fue esa la razón del éxito espartano?
Cuando los persas pretendían la conquista de Grecia no era por razones pacíficas. Efectivamente, la potencia asiática pretendía extender su imperio hacia el otro lado del Bósforo, consiguiendo dominar a las polis griegas, fuente de buena parte de los sanguinarios mercenarios que ofrecían sus servicios a lo largo y ancho del Mediterráneo. Leónidas, cabeza de la hegemónica urbe espartana, comandó al célebre comando de los 300 espartanos (y otros muchos soldados griegos de diferente procedencia) en la batalla de las Termópilas. Su sacrificio, se dice, fue por dar tiempo al resto de griegos para poder escapar.
Es curioso que siempre nos llegue la versión del vencedor, y en casos como éste, ¿cómo es que tardamos tanto en reconocer la “superioridad cultural, económica, etc.” de Persia sobre Esparta? ¿Cómo es que tardamos tanto en condenar al “maestro de las tiranías” y, lejos de ello, además les dedicamos películas? ¿Quizá sea porque seguimos siendo discípulos de los medios espartanos?
* Descripción de la "krypteia" según Plutarco: "Era de esta forma: los magistrados a cierto tiempo enviaban por diversas partes los jóvenes que les parecía tenían más juicio, los cuales llevaban sólo su espada, el alimento absolutamente preciso, y nada más. Éstos, esparcidos de día por lugares escondidos, se recataban y guardaban reposo; pero a la noche salían a los caminos, y a los que cogían de los Hilotas les daban muerte; y muchas veces, yéndose por los campos, acababan con los más robustos y poderosos de ellos. Refiere Tucídides en su Historia de la guerra del Peloponeso que, habiendo sido coronados como libres aquellos Hilotas que primero los Espartanos habían señalado como sobresalientes en valor, recorrieron así los templos de los Dioses, y de allí a poco, desaparecieron de repente, siendo más de dos mil en número, sin que ni entonces ni después haya podido nadie dar razón de cómo se les dio muerte. Aristóteles es también quien principalmente escribe que los Éforos lo primero que hacían al entrar en su cargo era denunciar la guerra a los Hilotas, para que no fuera cosa abominable el matarlos. Por otras cosas odiosas y duras se dice que se les hacía pasar, tanto, que obligándolos a beber inmoderadamente los llevaban por los banquetes públicos para que vieran los jóvenes lo que es la embriaguez, y los obligaban a entonar canciones y bailar danzas indecentes y ridículas, no permitiéndoles las que eran de hombres libres: por esto dicen que más adelante, mandándoseles a los Hilotas que fueron hechos cautivos por el ejército levantado en Tebas contra Esparta, que cantasen los poemas de Terpandro, de Alcmán y Espendente el Lacedemonio, se excusaron diciendo que no querían sus amos. Parece, por tanto, que los que dijeron que en Esparta los libres eran completamente libres, y los esclavos, esclavos hasta lo sumo, comprendieron muy bien lo que en este punto iba de Esparta a otros pueblos. Pienso, pues, que esta dureza se introdujo en Esparta más adelante, especialmente después del gran terremoto de resulta del cual se dice que los Hilotas, incorporándose con los Mesenios, causaron graves daños en toda la región, y pusieron a la ciudad en gran peligro: porque no atribuiría yo a Licurgo una institución tan atroz como la Criptia, infiriendo su carácter de la humanidad y justicia que en los demás de su vida resplandece, confirmado con el testimonio de Apolo".

Imágenes: 1) "Young Spartans exercising" de Degas; 2)Marble statue of a helmed hoplite (5th century BC), maybe Leonidas, Sparta, Archæological Museum of Sparta

5 comentarios:

Fabber dijo...

"¿cómo es que tardamos tanto en reconocer la “superioridad cultural, económica, etc.” de Persia sobre Esparta? ¿Cómo es que tardamos tanto en condenar al “maestro de las tiranías” y, lejos de ello, además les dedicamos películas? ¿Quizá sea porque seguimos siendo discípulos de los medios espartanos?"

Viejo, has dado con uno de los defectos de fábrica escondidos en nuestra civilización.

Anónimo dijo...

estupendo...ya se sabía que Esparta había sido la cuna del fascismo...pero no está mal hacer memoria de vez en cuando...

un abrazo

Dinorider d'Andoandor dijo...

de alguna manera las cosas oscuras de la antigüedad sobreviven y sobrevivirán

Anónimo dijo...

Es raro que esto no haya salido en 300, ni en el cómic de Frank Miller, ni en la película, creo que fueron idealizados mucho estos espartanos, porque si bien es cierto que en Termópilas se acabó el expansionismo persa, tampoco es que los otros fuesen unos santos...

Quizás le hubiera dado un toque más oscuro ver que los espartanos eran también esclavistas, y que al final quienes ganan las guerras, como tu dices, son los más bastardos, con o sin gloria.

Anónimo dijo...

la historia no mide moralmente el comportamiento de las civilizaciones, por ello nuestros uicios no deben empaparse de crencias personales. Esta fuera de luagr no entender los procesos historicos en cuanto a que las atrocidades que ustdes interpretan no lo son tal, por cuanto el sistema de vida por aquel entonces no era como, ovbiamente, como el de la actualidad. El mas fuerte y su sobreviviencia debio primar para nuestra formación futura. En las guerras no hay buenos o malos, son dos antagonistas que buscan la hegemonia de su propio sistema sobre el otro.