viernes, 23 de agosto de 2013

¿Fracking o no fracking?

El Boletín Oficial del Estado (BOE) de 14 de mayo de 2013 publicó el Real Decreto 317/2013, de 26 de abril, por el que se otorga a Frontera Energy Corporation, S.L., el permiso de investigación de hidrocarburos denominado «Cronos». El nombre escogido no podría haber sido mejor.

Cronos era un titán de la mitología griega (Saturno para los romanos). Cuenta la leyenda que Zeus (hijo suyo) consiguió vencerle y arrebatarle el dominio sobre el Mundo, evitando que se lo comiera, tal y como sí hizo con sus hermanos (escena que inmortalizara Goya en su célebre cuadro). Si bien para los griegos Cronos fue un malvado titán, padre de Zeus, para los romanos tuvo mejores connotaciones, al refundirse el mito griego con los de su deidad patria, Saturno. Será el propio lector quien tendrá que ver si “este Cronos” responde más a un símil griego o romano, o lo que es lo mismo, si interesa para Anguita y demás pueblos afectados por el permiso de investigación el conocido como “fracking”.

La primera pregunta a realizarse es obvia… ¿qué es el “fracking? El “fracking”, o fracturación hidráulica (perforación horizontal), se trata de una técnica utilizada para la extracción de gas y petróleo consistente en la perforación-fracturación, a gran profundidad (1-3 km bajo tierra), del sustrato rocoso (pizarras, esquistos, “shale rocks”) que contiene, entre sus poros, el preciado gas. La roca que contiene el gas es fracturada con un compuesto formado, mayoritariamente, por agua mezclada con arena y productos químicos (muchos derivados de la goma guar, planta cultivada en la India). Al romperse la roca, el gas se desprende hacia la superficie, donde es captado y almacenado para su utilización.

Esta técnica comenzó a utilizarse en EEUU, donde se está produciendo una auténtica nueva “fiebre del oro”. Con el “fracking”, EEUU está consiguiendo el viejo sueño del Presidente Nixon, la autonomía energética. Los grandes perjudicados son Rusia y los países de Oriente Medio, principales productores de gas, hoy en día.
Precisamente, la gran ventaja de este medio de extracción es obtener recursos que, “a priori”, de otra forma serían inaccesibles. España, particularmente la zona de la Celtiberia histórica, parece tener grandes reservas de hidrocarburos explotables mediante esta técnica. Los efectos beneficiosos de su implantación, siempre hablando desde una perspectiva de país, y no local, serían la bajada del precio de los hidrocarburos, la independencia española frente al gas argelino y la creación de puestos de trabajo por poner algunos ejemplos (en EEUU ha creado 76.000 millones de PIB y 600.000 puestos de trabajo).

El profesor Antón Uriarte Cantolla (autor de “Historia del clima en la Tierra”, entre otras obras de referencia) defiende este método. Uriarte es reconocido por defender una posición escéptica ante la influencia humana en lo referente al conocido como Cambio Climático, alegando que son muchos los intereses, económicos y políticos, que llevan a los gobiernos a defender posiciones “ecologistas”, manipulando los argumentos científicos existentes. En lo referente al “fracking”, Uriarte opina que las críticas medioambientales tienen mucho de ignorancia científica y responden a un evidente interés de quienes invierten en energías renovables o tienen intereses, como Rusia (que “avisa” a Polonia del peligro de los terremotos) o los países de Oriente Próximo (paradójicamente, grandes productores, ahora, de energías renovables), en que no baje el precio de los hidrocarburos. En lo referente al caso americano, Uriarte afirma que “en Estados Unidos son los estados del Middle West, además de Texas y Oklahoma, los que están sacando al país de la crisis, impulsando hacia arriba el empleo”.

En defensa del “fracking”, Daniel Lacalle (Cotizalia, elConfidencial) afirma: “desde que la revolución del fracking -fractura hidráulica- comenzó, el precio del gas en EEUU ha caído más de un 44%, mientras en Europa subía un 23% de media. Eso es un estímulo de verdad. No es una cuestión irrelevante. El coste de la energía supone casi el 30% de los costes totales de las industrias en Europa”.

Hasta aquí, el lector puede estar cuasi convencido, bien de que nos hallamos ante un filón de oro, o bien de que el autor de este artículo es un defensor del “fracking”, nada más lejos de la realidad.

Para Anguita el “fracking” constituye, opino, una gravísima amenaza. Las características geológicas, y sobre todo hidrográficas, del término desaconsejan la utilización de estos métodos. No es ningún secreto que Anguita es una “mina de agua” (bien que, a diferencia del petróleo, el oro o el gas, nos mantiene vivos). La zona del Campo Taranz, sobre todo, está plagada de acuíferos, descubiertos y por descubrir, siendo fuente tanto del río Tajuña como del Jalón. Las filtraciones de compuestos tóxicos procedentes de las inyecciones con las que quebrar la roca son preocupantes (se habla de altos niveles de cloroformo, xileno, tolueno, butano, metano, propano y benceno, especialmente cancerígeno el último). Es muy gráfica la imagen de ciudadanos de EEUU que acercan un mechero al grifo de casa… y el agua prende. Si bien es cierto que ello es consecuencia de accidentes poco probables, también lo es que científicos de la Universidad de Duke (EEUU) han probado la existencia de concentraciones de metano en el agua dulce de las zonas donde se utiliza el “fracking” diecisiete veces mayores a las zonas no activas. Igualmente, estudios realizados en Texas demuestran que hay mayores índices de asmáticos allá donde se practica esta técnica.

Además de una eventual contaminación de los acuíferos (y rotura de los mismos, al perforar), el problema fundamental es el elevadísimo coste hídrico de la práctica. Según GREENPACE, se necesitan entre 9.000 y 29.000 metros cúbicos de agua para las operaciones de un solo pozo. Teniendo en cuenta que el agua potable es un bien escasísimo, y Anguita un lugar plagado de importantes reservas, deberíamos priorizar la conservación y limpieza del agua potable.

En contra de esta afirmación, Jorge Alcalde (de Libertad Digital) alega que: “en Pennsylvania hay 2.916 licencias de explotación por fractura hidráulica. El estado consume unos 9.500 millones de galones diarios de líquido elemento (unos 35.000 millones de litros) De ellos, 1,9 millones se gastan en fracking, 62 millones en ganadería, 96 millones en minería convencional y 770 millones en la industria”. Curiosamente, es también en Pennsylvania (y Nueva York) donde se han detectado, detalle que se obvia por este periodista, una generalizada bajada del precio de la leche de su procedencia, así como varias muertes de ganado por envenenamiento.

Junto a estos contras, GREENPACE cita entre otros argumentos a considerar: el impacto ambiental, contaminación sonora, movimientos de tierras (aspecto sumamente interesante para los vecinos de La Hoz), tráfico de camiones… No pudiendo olvidar, en lo que al caso de Anguita se refiere, que la zona que se vería afectada está protegida al ser Zona Zepa y formar parte de la Red Natura 2000. Es decir, una vez más, como ya aconteciera con los molinos, nuestra “princesa aviar” y más que idónea mascota, la alondra de Dupont (o ricotí), se vería afectada.

La UE no ha regulado esta práctica aún, si bien, sí ha sido prohibida en su territorio por Francia, Holanda o la República Checa. España no cuenta con legislación actualizada para el caso, existiendo sendos debates en gran número de Autonomías (Cantabria, La Rioja o Navarra lo han prohibido). Otra vía es la de Austria, quien ha regulado el “fracking” con tales requisitos… que lo hacen inviable.

La clave para Anguita y el resto de pueblos tiene que ver mucho con el Cronos mitológico: el tiempo. La verdad acabará surgiendo, y sólo faltaría que surgiera cuando en nuestro pueblo ya se hubiera perforado su subsuelo. Anguita ya vio pasar otros “titanes” por su puerta sin que la cosa fuera a mayores (uranio, cantera…), cabrá ver si el peor de todos ellos, Cronos, pasa también sin dejar nada más que anécdotas para un futuro recuerdo.

Algunas fuentes de interés:

Imágenes:
Origen del esquema del fracking:

Origen del mapa sobre el fracking en Europa: http://frack-off.org.uk/europe-against-fracking-a-continent-says-no/

* Para la redacción de este artículo he contado con la ayuda de Antón Uriarte, experto en Medio Ambiente y buen amigo.

1 comentario:

Dinorider d'Andoandor dijo...

Imagina el panorama en 100 años, o quizás se consiga alguna nueva forma de energía que no afecte potencialmente tanto; suena difícil pero quién sabe