sábado, 22 de mayo de 2010

Los huesos de la política

Les propongo un experimento irrealizable. Imagínense que sus hijos desconocen qué es un dinosaurio (quizá el experimento pueda realizarse, aún hoy en día, con los abuelos), y llévenlos a un museo de paleontología, que, a poder ser, no sea el de Londres o cualquiera de los norteamericanos. Verán, o “verían” (pues dijimos que es un experimento imposible), que sus hijos no reparan excesivamente en los fémures o costillares, aun siendo de gran tamaño, de estos grandes reptiles. Sencillamente, les acontecerán fósiles (o “piedras”, mejor dicho en situación) sin mayor significación, meros huesos poco diferentes a los pollo que comieron el pasado domingo... Los fósiles, tal vez al igual que los cuadros o los minerales, son materia exhibible que requieren de un cierto “trasfondo social”, una cierta “preparación educativa”, para poder ser gozados. Ello es menos difícil con una momia o un esqueleto de tiranosaurio que con un “Memorial Democràtic”, obviamente, y en casos como en los dos primeros, dicho “trasfondo” se presume, y en verdad, existe intensamente. Este “trasfondo”, a la vez que indispensable, no deja de ser manipulable. Un política eficaz puede llegar a vestir un resto científico en un objeto de culto, sea la tumba de un ladrón (convertido en héroe) o los dientes de un terépodo (alzado a la consideración de mayor carnívoro que jamás haya existido).
Como alguno no habrá dejado de entrever, más aún viendo las ilustraciones de este artículo, este texto va sobre dinosaurios. Efectivamente, los fósiles de estos, por lo general, grandes seres, han hecho manar las fuentes de nuestra imaginación como pocas cosas antes. No en poca medida, fueron los grandes responsables de que los dragones aparecieran con tanto “poder seductor” en nuestra mitología (y en las del resto del globo, destacando la china), además de haber servido para enervar los egos nacionales y el chovinismo científico. Sí, los saurios también han sido politizados... Tarbosaurus bataar, aparentemente el nombre científico de otra especie más de dinosaurio. Algo comienza a cambiar al conocer la etimología del término (“reptil alarmante”), “transmutando” totalmente, o eso espero, la imagen que tenemos de este ser una vez leído lo siguiente. Tarbosaurus está considerado como el pariente más cercano del célebre tiranosaurio. Sus fósiles, considerablemente abundantes, decoran las salas de los museos de Varsovia, Moscú... e incluso del ComoCaixa de Madrid, en unos meses también en el de Barcelona. En todo es sumamente similar a su “primo”... sólo que, en todo, siempre es “algo menor”.

Los estrechos lazos que unen a ambas especies han hecho dudar a los paleontólogos de si, en verdad, se trataba, o no, de una sola especie. Para más “morbo”, en 1955, un paleontólogo soviético (E. A. Maleev) atribuyó a unos fósiles hallados en Mongolia el nombre de Tyrannosaurus bataar, actual Tarbosaurus. Justo cuando las tesis de los científicos de EEUU imperan, se ha descubierto en China el diminuto Raptorex, antepasado de ambos, a la vez nombrado con una conjunción de los dos saurios más “mediáticos” de la historia humana: T-Rex y Velociraptor... No deja de ser curioso que en plena hegemonía incipiente de China (predestinada a ser la potencia hegemónica del siglo XXI), se descubra que la gran familia de los tiranosáuridos procede del gigante mandarín, o lo que es lo mismo, “T. Rex tenía ojos rasgados”, eso sí, dicho en tono totalmente jocoso. Efectivamente, estoy “jugando” con las diferentes secuencias de datos científicos, paleontológicos, y políticos, lo hago expresamente. Más allá de esta curiosa dicotomía existen otros muchos casos donde la “historia humana” ha influenciado decisivamente en nuestra percepción de la “historia natural”.

Quizá junto con todo lo referente a la antigua Yugoslavia, el otro tema “tabú” en Occidente sean las pérdidas, evitables, producidas por los excesivos bombardeos al enemigo alemán, por entonces “ya vencido”, y no sólo en civiles, sino también en buena parte del patrimonio cultural de la antigua Europa (destacar los graves daños producidos en el Deutsches Museum de Múnich, por ejemplo). En una de estas operaciones, restos que situaban a Spinosaurus como el carnívoro terrestre más grande de todos los tiempos fueron destruidos, el cetro del T-Rex fue garantizado por muchos lustros gracias a ello. Circunstancias de la historia, que no sólo dieron la hegemonía a EEUU en lo político, sino también en lo “paleontológico”. Un último episodio, y no por ello el menos interesante, tiene a Argentina por escenario.

Aún hoy en día, todo el Globo reconoce al Stegosaurus, al Triceratops, al Diplodocus o al Tiranosaurio como los dinosaurios “más famosos”, con permiso del Velociraptor (único del club, hallado fuera de EEUU). Pocos saben que en “ese país” tan grande como mal administrado, tan culto como explotado, tan rico como manipulado, habitaron el herbívoro más grande de todos los tiempos (Argentinosaurus), y uno de los carnívoros más grandes, mayor que T.Rex, y en “lucha” con Spinosaurus, Giganotosaurus. Mismamente curioso es que tanto Spinosaurus como Carcharodontosaurus (otro de los primos “mayores” al Rex) procedan de países musulmanes o que los mayores descubrimientos paleontológicos de los últimos tiempos procedan, cuasi en su totalidad, de China.

La paleontología es una ciencia menor, de gran relevancia mediática. Los acontecimientos histórico-políticos tienen gran influencia en todos los ámbitos, incluidos los dinosaurios. Manipulación, o simple amor chovinista por lo propio, lo cierto es que cada lugar ha intentado defender a su “gran carnívoro” como el mayor de todos los tiempos. ¿Sabían, por ejemplo, que los mayores descubrimientos recientes en España... proceden de Teruel, aquella provincia que “sí, existe”? Todo en el Mundo está politizado, desde el primer instante en que pasa por los medios. Un ejemplo tan “freak” como este suena a chiste, a parodia o derrinche de puro odio hacia los sentimientos de superioridad que los grupos humanos tienden a experimentar frente al resto, pero no por ello, deja de ser menos significativo...

Primera foto: Imagen de Dresden (quizá el bombardeo aliado más polémico de toda la 2ª Guerra Mundial). Autor: Patrick Hesse from Dresden, Germany (Este archivo se encuentra bajo la licencia Creative Commons Genérica de Atribución/Compartir-Igual 2.0.) Segunda imagen: reproducción de Tarbosaurus bataar de Mineo Shiraishi Tercera imagen: Spinosaurus, considerado el mayor carnívoro terrestre de todos los tiempos. drawn by Frederik Spindler. Image taken from www.dinosauromorpha.de

7 comentarios:

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

¡Uyuyuy, Javier! Tiras con posta sobre la clase política, jaja. Lo malo es que esos tyranosaurus son malos de abatir y las críticas suelen resbalarles, pero por intentarlo que no quede. Mordaz crítica esta tuya y muy constructiva, pues ya se sabe que para construir, antes hay que demoler lo viejo, obsoleto e inservible. Con textos como éste, demuestras tener un ingenio y unas dotes para la crítica social y para la escritura, increíbles. Un beso y pasa un finde estupendo.

David dijo...

Muy bueno, sepas que en música también ocurre algo parecido... musicólogos alemanes han menospreciado siempre la música española, con excepción de Antonio de Cabezón (el Bach español)no por su valor musical sino por reinar en españa los Austrias, o le han dado mucho valor a la 2ª escuela de Viena (solo el nombre ya merece un análisis, supuestamente la primera debía ser la de Haydn Mozart y el alemán Beethoven ) menospreciando las corrientes francesas y rusas.
Reflexión: para listos los Austriacos que hacen que Hitler parezca alemán y Beethoven austriaco.
La Historia la escriben los que ganan...la objetividad es una quimera.
Insisto, muy bueno.

Flores SC dijo...

Ya sabes lo que dice el refrán:
Todos somos iguales ante la ley, bueno unos mas iguales que otros.
Por cierto, desde una provincia que no existe, saludos desde Guadalajara

El llano Galvín dijo...

Hola Javier!
Pues tienes razón en todo, siempre hay una cierta politización que tira por tierra descubrimientos hechos en lugares más o menos incómodos o, peor aún, manipula la información para convertirlos en descubrimientos menores. En el Arte y la Arqueología ésto es tan evidente...
Un abrazo!!!

variopaint dijo...

Parece que la paleontología no es una ciencia tan menor como cupiera pensar...en cualquier caso y como sabes, los dinosaurios están por todas partes (hasta en el gobierno)...

Excelente como siempre, Fujur.

Un abrazo.

S.Belizón dijo...

Solo quiero decir que me ha encantado el análisis, es increible como se fraguan todo este tipo de "apropiaciones" mediáticas en algo en princio tan irrelevante para la política como pueda ser la paleontología.
Muy bueno volveré a leerlo de inmediato por segunda vez.
Un abrazo Fujur

El Señor de los Animalillos dijo...

Un aplauso a tu capacidad de unir política y paleontología en un mismo post. Es curiosa la obsesión cuasi freudiana de los gobiernos por tener el dinosaurio más grande.