domingo, 15 de marzo de 2009

El porqué soy Cristiano

“Con respecto a los dioses, no puedo decir con seguridad que existen o que no existen, ni tampoco cómo es realmente su figura; porque hay muchas cosas que dificultan nuestro conocimiento seguro, la oscuridad del asunto y la brevedad de la vida humana”.
Protágoras
Ninguna idea es innata” afirmaba John Locke; ciertamente, tampoco lo es la idea de “Dios”. Una de las grandes quimeras de los libros de historia es el olvido que hacen del ateísmo como posibilidad en la historia. Al respecto, hay quien dice ver al ateísmo como pensamiento predominante en civilizaciones como la Antigua China, o en religiones como el Budismo (donde no se reconoce a “un Dios”).
Si bien algunos lo consideran un agnóstico (Bowra), Protágoras bien pudiere haber sido uno de los más eminentes ateos de la antigüedad, junto con figuras de la talla de Confucio. Precisamente, el pensamiento religioso de este último ha sido una continúa controversia. Para algunos, Confucio es el exponente de un librepensamiento ejemplar, al margen de los dogmas religiosos. Para otros, un hombre sumamente espiritual, y por ende, creyente. Unos textos, al respecto, para la reflexión, bien pudieran ser éstos:
"Maestro, ¿cuál es la forma más idónea de servir a los Dioses?".
"Antes de servir a los Dioses, preocúpate de servir a los hombres que te rodean, de hacerlos nobles, valerosos, honrados justos y virtuosos; y una vez realizado lo anterior, dedícate a los Dioses”.
Estas posiciones se han visto enfrentadas a lo largo de los tiempos. La Iglesia católica llegó a investigar su biografía con el afán de convertir al cristianismo a los confucianos (alegando que su Maestro, fue un "ancestral cristiano". Voltaire, en su “Filosofía de la Historia (cap. XVIII)” cita a un jesuita enviado a China, sin conocer una voz en mandarín, para resolver la cuestión. El jesuita volvió afirmando que Confucio, sin lugar a dudas, era ateo. Ciertamente, la Iglesia, a lo largo de la historia, ha asimilado al ateísmo con las religiones opuestas (particularmente en lo que a las animistas se refiere). Por contra, cualquier vestigio de pensamiento “civilizado” ha sido interpretado como indicio de la creencia en un Dios, habiéndose llegado a argumentar el cristianismo, no sólo de Confucio, sino también de Platón o Marco Aurelio.
No cabe duda de que la Iglesia ha sido el mayor exponente de la pedante ignorancia europea de las épocas medieval, moderna, y en no poca medida, contemporánea. Al respecto, Voltaire, en su “Ensayo sobre las costumbres (cap. II)” afirma sobre los europeos, y ante todo, sobre el eurocentrismo, que “nosotros juzgamos sus costumbres sobre la base de las nuestras porque llevamos hasta los confines del mundo los prejuicios de nuestro espíritu litigante”.
Me gustaría destacar dos vertientes de lo religioso: las creencias y la civilización a la que va aparejado. Desde éste último punto de vista, so le pese a Dawkins o a Russell, somos cristianos aquellos que hemos nacido y nos hemos desarrollado en alguno de los países de Occidente. Sin embargo, siguiendo a Russell, en su obra: “Por qué no soy cristiano”, no me considero, al menos en cuanto a mi persona, “cristiano” en lo que se refiere a las creencias, pues no cumplo los postulados, que para serlo exige, acertadamente, el autor: creer en Dios y en la inmortalidad, y tener alguna clase de creencia, como el nombre indica, acerca de Cristo. Niego mayores méritos a Cristo que a Marco Aurelio, Platón, Aristóteles, Plinio o Protágoras, todos ellos fueron grandes sabios de la Antigüedad, y en el caso de Jesús, al igual que Mahoma, claros ejemplos, de lo que hoy llamaríamos, “activistas políticos”.
Nada más lejos de la realidad, el lado “bueno y seductor” del fenómeno religioso, cuanto menos en lo que a las grandes religiones se refiere, nos viene dado por el componente sincretista de las mismas. La religión islámica, por poner el más claro ejemplo, tuvo en sus inicios tintes de “revolución”. Que ciudades como Alejandría o Damasco se entregaran a la fe de Mahoma se explica a través de la economía, y no mediante argumentos místicos, pues en estos casos se trataba de urbes “explotadas” por el centralismo bizantino, mientras que en la Hispania goda, la “invasión”, o mejor dicho, “revolución islámica” (siguiendo a Olagüe, entre otros) se debió a una situación de crisis ligada al desgobierno y a los excesos de la clase dirigente (todas estas explicaciones, claro está, hechas desde una óptica breve y superficial, acorde con la extensión de este post).
Lo realmente bueno del Islam fue el haber unido a varios miles de personas y cientos de culturas en un mismo seno; ayudando a extender la cultura hindú en España, o la Persa en Sicilia, a la vez que parte de la Europea en Oriente. Una vez todo “se extendió”, el Islam comenzó a secarse, no tan sólo por la intolerancia correlativa a la hostilidad occidental, sino también por la falta de argumentos. Así, el Islam no es ni mejor ni peor que otras religiones, simplemente una opción cultural más y una creencia religiosa, a mi ver, tan trasnochada como el resto. Algo así hubiera ocurrido en Europa sin el Humanismo.
Las religiones son respetables, definitorias de una civilización, y en fases primarias de conocimiento científico, remedios con los que encauzar nuestra potencial ignorancia. Una vez la ciencia avanza, los postulados atribuidos a Darwin ganan peso, y las matemáticas tienen en consideración, cada vez más, la estadística y las leyes del Caos, la religión como “creencia” carece, a mi ver, de sentido, es por eso que soy “culturalmente” cristiano, sólo que no creo en la existencia de lo místico…
Un último texto para la reflexión:
"Muchos de nosotros veíamos a la religión como una tontería inofensiva. Puede que las creencias carezcan de toda evidencia pero, pensábamos, si la gente necesitaba un consuelo en el que apoyarse, ¿dónde está el daño? El 11 de septiembre lo cambió todo. La fe revelada no es una tontería inofensiva, puede ser una tontería letalmente peligrosa. Peligrosa porque le da a la gente una confianza firme en su propia rectitud. Peligrosa porque les da el falso coraje de matarse a sí mismos, lo que automáticamente elimina las barreras normales para matar a otros. Peligrosa porque les inculca enemistad a otras personas etiquetadas únicamente por una diferencia en tradiciones heredadas. Y peligrosa porque todos hemos adquirido un extraño respeto que protege con exclusividad a la religión de la crítica normal. ¡Dejemos ya de ser tan condenadamente respetuosos!"
Dawkins
* Libro recomendado: Formigari Lia, “El mono y las estrellas”, Barcelona, Ediciones El Serbal, 1984

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente, Javier, me has dejado asombrado. Este post de hoy sobre las creencias religiosas, es, sencillamente magistral. GRACIAS.

Striper dijo...

uf la religion y como se utiliza, el titulo me ha recordado un libro de Cesar Vidal.

Anónimo dijo...

Me defino como una agnóstica "cristiana" y la verdad, con todas las imperfecciones que tiene el cristianismo, que son muchas y algunas gordas, otras religiones son mucho peores.
Recomiendo la lectura del libro de Andre Compte-Sponville "El alma del ateísmo", un buen libro para reflexionar.
Felicidades x tu artículo y mil besito de tu amiga Pili

El llano Galvín dijo...

Me temo que muchos somos "cristianos" culturales, todo depende de en qué lugar hayamos nacido. Me ha gustado mucho la cita de Voltaire. Enhorabuena!!

Anónimo dijo...

Me ha gustado.
Yo creo que todo es más sencillo.
Las religiones existen para que el hombre tuviese respuestas a cosas que se le escapaban de las manos ( la muerte , quienes somos, de donde venimos).
Para que los “tontos” lo entendiesen mejor se explico con historias y ejemplos recopilados en varios libros ( Biblia, coran…)
Y los “listos” aplicaron esto al pie de la letra para alzarse con el poder y someter a los tontos.
Un abrazo crack!

Anónimo dijo...

Ya lo decía Marx, la religión es el opio del pueblo, aunque ahora sería el fútbol o el sexo :P

Besitos

Dinorider d'Andoandor dijo...

Con lo criticado que fue el Islam le devolvió a Europa mucho de lo oculto por el oscurantismo, cosa que al otro lado del gran charco se arrastró por varios siglos más.
Por estos lares la cantidad de gente "culturalmente cristiana" es inmensa, en la práctica mirando de reojo es fácil ver que es mucho menos de lo que se dice.

Dardo dijo...

Leyéndole pareciera que toma a la religión como "problema". Sinceramente es un problema cuando hablamos de visiones fundamentalistas que no excluyen el uso de la violencia. Pero no son menores los problemas que pueden presentar ideologías con deriva idolátrica que han causado millones de muertos (nazismo, comunismo camboyano, por ejemplo).

El título me ha evocado un librito (ensayo) muy agradable de E. Miret Magdalena ("Por qué soy cristiano". Anagrama.2005).

Tal vez haya que distinguir entre "verdad" y "pretensión de verdad". Creo que aquí existe una posibilidad de encuentro entre ateos y creyentes. La mayoría de los teólogos no admite que sea posible demostrar la evidencia de la verdad revelada, pero sí que la revelación es creíble, y que es bueno creer lo creíble. Todo esto con independencia de como era entendible el término "verdad" en arameo (no como "descubrimiento, conocimiento"; sino como "lo que funda nuestra acción; "verdad" -asah emet- es sinónimo de vivir virtuosamente; así que lo contrario a esta "verdad" no es la "incredulidad", sino la "maldad"). En definitiva la "verdad como acción" (¿suena eso de "Dios es amor"?; es decir, nos movemos en un plano ético y no físico experimental; citaremos 1Jn 4,8 "el que no ama no conoce a Dios"; la providencia de Dios se manifiesta a través de la caridad -solidaridad en términos modernos- de los hombres).

Para Miret Magdalena la religión significa el rechazo total a encerrarse en el mundo de lo fáctico y lo trivial. La sola idea de creer en lo que no se vee (y que se siente como superior) es el origen de la inteligencia,porque a apartir de aquí se abre un camino de perfección (las "ideas"). Lo "sagrado" por contraposición a lo "trivial". Forma parte de nuestra forma de conocer (signos, signifcantes y significados).

Saludos

Anónimo dijo...

Javier, algunas comentarios subjetivos y muy discutibles sobre tu magnífica exposición:

- Las Grandes Religiones actuales son un mito. Sólo ha ha habido una GRAN RELIGION en estos cinco mil últimos años, el hinduísmo. Todo lo demás son versiones más o menos rebajadas - que no por ello dejan de ser válidas - de la GRAN INSPIRACION INICIAL.

- El ateísmo es un concepto vacío. Si entendemos por RELIGION el RE-LIGO del latín, que modernamente traduciríamos por RECONECTAR, o más exactamente, INTENTAR RESTABLECER LA CONEXION PERDIDA CON AQUELLO QUE ES SUPERIOR, la idea de ateísmo deja de tener sentido.

- El EVOLUCIONISMO no es ciencia. Es como mucho una hipótesis que explica una ínfima parte del devenir en la tierra. El hecho de que el debate entre evolucionistas y creacionistas se haya politizado, no significa que debamos negar la realidad apolítica de que los procesos en la tierra no se pueden explicar sin los sucesivos ACTOS DE CREACION.

- Occidente ha dejado de ser cristiano en el transcurso de estos últimos 250 años. Nuestro Dios se llama DINERO, y los dioses menores son CONSUMO, SEXO, ALCOHOL, DROGAS... Estas son las divinidades que adoramos.

- El 11 de septiembre 2001, en términos históricos, es sólo un pie de página trágico más. Nada de excepcional. Las bases para lo que vino después ya estaban sentada desde mucho antes.

Un fuerte abrazo, Santi.