A lo largo de los tiempos, quién sabe si sin solución de continuidad, Europa Central ha encarnado la geopolítica en esencia. Se trata de un gran territorio de difuminados contornos. Otrora tierra de tribus bárbaras, hoy en día, los bosques (selvas) de la antigua Germania han dejado paso, en no poca medida, a ciudades y Estados que han sido, y en el futuro, que nadie se engañe, lo continuarán siendo, potencias, sea regional o, en el caso alemán, mundialmente. La etapa más pacífica de cuantas ha conocido Europa mucho tiene que ver con el "falso equilibrio" que se aprecia en el mapa actual de la zona. No obstante, con una cierta mirada crítica, tal vez podamos llegar a sorprendernos, o cuanto menos preocuparnos sobre cómo puede ser que "un trozo" de Rusia se halle en el Báltico (rodeado por otros países), o que el idioma alemán se hable, no sólo en Alemania, sino también en regiones, zonas y comunidades que incluyen a la totalidad de Austria, buena parte de Suiza y zonas de Italia, Francia, Ucrania... y Kazajstán.
Muy agudamente, Samir Amin (célebre economista y ensayista) contrapone Francia a Alemania de la siguiente manera: "la grandeza de la revolución francesa funda una nación nueva, no en referencia a una sangre común, a los ancestros y a la cristiandad, sino definiéndose como la nación de los hombres libres que han hecho la revolución conjuntamente y quieren vivir bajo sus leyes (...). En el caso de Alemania, la constitución de este Estado ha sido el producto combinado de la fuerza militar prusiana y la adhesión de los aristócratas de los antiguos regímenes de los estados alemanes al proyecto bismarckiano, sin revolución burguesa (...). Esta "nación brumosa" se alimentaba de un mito fundador de otra naturaleza distinta, hundiendo sus raíces en el lejano pasado de las tribus germánicas. Y contemplaba (...) la herencia religiosa como un elemento constituyente de la cultura nacional. Reaccionaria y casi biologista, esta concepción de la nación, que culminó con el crimen racista nazi, no ha sido extirpada nunca de la conciencia germánica".
Este, bajo mi punto de vista, excepcional fragmento procede de una cita en el libro, no menos excepcional, de Michel Collon: "El juego de la mentira. Las grandes potencias: Yugoslavia, la OTAN y las próximas guerras". Este periodista norteamericano, especializado en "buscar las cosquillas" de los medios afines al poder imperante, desarrolla interesantísimas tesis, muy bien documentadas, sobre cuáles han sido los motivos de la disolución de Yugoslavia, y los intereses de la OTAN, EEUU, y ante todo, Alemania, en esta zona. Obviando este último tema, filón del que poder extraer gruesas enciclopedias enteras, volvamos al "tema alemán" que nos ocupa.
Durante la Baja Edad Media, Europa Central fue pasto de mercaderes. Gentes relacionadas con la Hansa, apoderados, comerciantes y demás hombres en busca de mejor fortuna dejaron los territorios de la actual Alemania con el ánimo de practicar el intercambio comercial "con y en" las tierras, en cierto sentido "vírgenes", de todas las Rusias. Los barrios alemanes en las ciudades rusas tuvieron un papel, muy semejante, al que tuvieran los barrios judíos, armenios o sirios en las ciudades del Mediterráneo. Catalina la Grande, Emperatriz de todas las Rusias, se valió de estas poblaciones, al igual que Pedro el Grande, para modernizar y "europeizar" su Reino. Sin embargo, la convivencia ruso-alemana se volvería difícil con el paso del tiempo...
Las hostilidades que enfrentarían a lo largo de los siglos XIX y XX a Rusia con Prusia (y demás estados embrionarios de la actual República Federal Alemana) tuvieron fatales consecuencias para estas poblaciones de "alemanes rusos". El caso más singular, y diabólico, fue el perpetrado por Stalin, pues (al igual que ya hicieran, en menor proporción, otros gobernantes rusos) trasladó a las poblaciones alemanas de los territorios bajo dominio ruso (en Europa Central), a campos de trabajos forzosos en Siberia (gulags), en la gran mayoría de casos sin juicio ni argumentación previa. El motivo es obvio, el mal georgiano temía la actuación de quintacolumnistas. Por ese motivo, Kazajstán recibió una gran contingente de alemanes. Siendo, aún hoy en día, una población a tener en cuenta (en 1999, había 353.441 alemanes en Kazajstán. Y en Astana, la próspera capital del país, representan aproximadamente el 6% de la población). Ciertamente, el caso de estos "alemanes" es verdaderamente dramático, más aún cuando nos percatamos de que hubieron gentes de raíz germana que sufrió en sus carnes penas equivalentes a las perpetradas por las hordas hitlerianas. Junto a estos casos, están otros muchos.
No por casualidad, el Parlamento Europeo se halla en Estrasburgo, ciudad más importante de Alsacia, región germanoparlante en territorio francés como consecuencia de la derrota alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Denuncia Michael Collon, que al igual que en el Tirol italiano, en la región de Sudetes (entre Silesia y Bohemia, parte de las actuales Chequia y Polonia), en Hungria, Ucrania y, cómo no, en el "trozo ruso" de Europa Central (Kaliningrado, cuna, entre otros, del alemán Kant), Alemania instiga movimientos progermanos en busca de una "nueva reunificación".
Inquietante. Sin embargo, es muy cierto que en el paradigma actual Alemania no parece estar dispuesta a armar otro conflicto, invadiendo territorios de aliados, e igualmente miembros de la Unión Europa. Lo realmente preocupante, más allá de la virtualidad de todo eventual conflicto, es el "nacionalismo" que queda en estas regiones, y sobretodo, cómo lo utilizan las "antiguas metrópolis" contra los actuales Estados propietarios de estos territorios, y en general, contra la Paz y correlativa Seguridad Internacional. Está claro que hay territorios como Kaliningrado que debieran ser de quienes los reclaman, pero existen otros que son más posos del Pasado que verdaderas reclamaciones factibles. Alemania no es la única en practicar medidas de este tipo, me remito a casos como el del "catalán de Perpiñán"... pero eso, una vez más, es una larga, y diferente historia...
Imágenes:
1) Kaliningrado (Rusia actualmente): Castillo de Königsberg, el cual fue mandado destruir por las autoridades soviéticas por constituir un "símbolo del fascismo y del militarismo prusiano".
2) Poster: A political cartoon of Adolf Hitler in swastika-covered boxers. Destroyed Panzer tanks litter the background. Origin: Northwestern University Library, poster database. Source: U.S. Government Printing Office.
Libro citado: Collon, Michel, "El juego de la mentira: las grandes potencias, Yugoslavia, la OTAN y las próximas guerras", Hondarribia, Hiru, 1999