domingo, 15 de noviembre de 2009

Crónica de una boda


Eran una pareja para mí poco conocida, en lo sucesivo, siempre recordada. Su alegría, ilusión y preocupación por lo sublime era contagiosa, y no se puede explicar de otra manera que su enlace fuera lo más parecido al “Big Bang” que haya podido ver, y quizá, rara vez vuelva a contemplar en lo sucesivo.  La boda de “Wake” y “Gina” fue un éxito, una representación artística, sin nada de teatro, y mucho de preparación, y ante todo, de sentimiento. Es un lugar común pensar que la innovación es la más eficaz enemiga de la rutina; la boda a la que ayer pude asistir, me lo confirma. Este post quizá parezca un sincero agradecimiento (que lo es), o un escrito hecho para la alegría de los ya cónyuges (que también lo es, o eso espero), sin embargo, mi pretensión es mayor.

Hace tiempo que las bodas y demás actos “litúrgico-formales” me aburrían, y desde ayer, las he vuelto a disfrutar. No fueron las “garotas” (tan buenas aquí como en Portugal) lo que más me sorprendió, pese a lo exquisito del invento. Tampoco fue la comida, que después de todo, es lo que todo el mundo, en menor o mayor medida ajeno, espera con cierta ilusión. No. Aquello que más me hizo gozar del día, y de cada uno de sus preciosos momentos, fue toda la serie de preocupaciones que se tomaron para el enlace los convidantes (sin lugar a dudas, en todos, y cada uno de sus más minúsculos aspectos, formidables).

Hay veces en las que uno piensa que los “sacramentos” no son nada más que formales anticuallas, celebraciones en las que uno se reúne con la familia, los amigos de ésta, y demás sujetos que jamás serán reconocibles por tus hijos en tu futuro álbum de fotos. Será uno de esos dos días en que veas a estas personas, no acaeciendo la fiesta una “Nochebuena a lo grande”, sino una suerte de “asamblea de compromisarios”, donde el “capital” es el quedar bien, y los rendimientos, las buenas relaciones futuras….

En esta boda faltaron años, primaveras, recuerdos bañados en años, o lo que es lo mismo, con el mejor sentido de la expresión, gente entrada en años. Los que pertenecían al grupo de edad que denominamos “gente joven” (curiosamente,  mira por donde, grupo al que los cónyuges, por un buen tiempo, continuarán perteneciendo) eran mayoría.

Sinceramente, me pregunto si el éxito del acontecimiento fue aceptar que los tiempos han cambiado. Que los amigos y, ante todo, la familia nuclear, han acabado de trasladar a la consanguinidad como criterio de pertenencia a un grupo. Es curioso. Quisiera pensar que esto es un síntoma del fin del tribalismo, un síntoma de que volvemos a ser aquellos animales que nos cortejamos con pompa y sentimiento: pompa natural, sentimiento verdadero. Lo artificial, y por definición humano, ha conseguido que nada sea puro en nuestro días, o al menos, pocas cosas, menos ejemplos.

Si hay algo que debo reconocer a esta pareja, es que, fuere al ir en bicicleta hasta la mesa presidencial o al repartir regalos a los próximos cónyuges, madres y recientes cumpleañeras han demostrado que, como dijera el párroco en el sermón: aquél día fuera de fiesta, la fiesta del amor. Lástima que no siempre nos demos cuenta de que donde el AMOR está todo lo demás es redundante. Que si tal vez se llame Dios, no por llamarlo de otra manera, cambie su benignidad, y la necesidad de que siempre andemos tras él, en su búsqueda.

Muchas gracias Wake y Gina por confirmar que en el Mundo aún hay lugar para cosas bonitas. Espero que seáis felices, y aún sin conformarme con este sincero anhelo, que con vuestro historial, y bonhomía, sigáis sentando precedente, ¡amorosa doctrina!

Imágenes:
1) " El beso", obra de Hayez, Francesco (1791(1791)–1882(1882))
2) Wye reymont vnd melusina zuamen wurdent geleit / Vnd vom bischoff gesesenet wurdent in dem bett (Holzschnitt aus der Schönen Melusine / XV. Jahrhundert).

8 comentarios:

Pilar dijo...

Que bonitoooooooooooooooo

Dinorider d'Andoandor dijo...

jajaja
creo que si me caso te fastidiaré para que me escribas algo así también
JAJAJAJA

Atenea dijo...

El amor!, El amor!, jajaja. Es increíble como algo tan bonito sea tan despreciado en estos tiempos, o al menos en apariencia la gente habla de este tema hasta en términos despectivos, y resulta un poco dificil expresarse con mayor soltura sobre lo hermoso que es, ya que a veces hay burlas de por medio.

Para estas cosas yo soy super anticuada, una "tonta" romántica pero no me importa, prefiero serlo a una fría cínica.

Un abrazo!

ordago13 dijo...

Genial escrito sobre una boda¡¡¡

Jorge Van Veen dijo...

¡Compañero! Vaya... una boda un tanto singular por lo que veo... Pues nada chico, ya sabes, toma nota jeje!

Por cierto, ya que tengo la suerte de relacionarme con un pequeño gran maestro de Historia y que lo que te quiero enseñar es parte de la historia de nuestra comarca(si fuera un puzzle, la parte más alta en relación suelo-cielo, y la parte oeste cardinalmente), querría que le echaras un vistazo a este pequeño artículo que avisa sobre la ya sabida degradación del Castell Burriac.

El artículo no descubre nada nuevo. Quizás lo nuevo es que sea ahora cuando se hagan eco de que el pobre castillo está hecho una "piiiiiip".

Un saludo exconsejero escolar! ;)

http://www.elperiodico.cat/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAT&idnoticia_PK=662133&idseccio_PK=1022

panterablanca dijo...

Yo creo que el amor no debería necesitar de ceremonias para confirmarse, ni más clásicas, ni más originales.
ESpero que les dure para siempre a tus amigos :-)
Besos felinos.

Jordi dijo...

Sin duda envidia sana de no poder asistir a tan gran evento. Gemma ya me mostro la misma admiracion de la que posiblemente es la mejor boda a la que ha asistido.

abrazo!

El Señor de los Animalillos dijo...

Coincido totalmente con Panterablanca!

Excepto por lo de besos felinos, los mios pertenecen más simiescos!