jueves, 2 de abril de 2009

Pato canelo

Nadie jamás vio volar una manta a tamaña velocidad. Sueños y haces de luz quedaron atrás. Superando la barrera del suspiro, Zalakin avanzaba, buscando ansioso el tesoro que debía salvarle, no sólo a él, sino también a todo su fantástico mundo. Su ambiente caducada en lo mundano y monótono; hacía tiempo que el mangle estaba revuelto, pues ya nadie podía dormir tranquilo en el Pantano de la Melancolía. Las lianas se secaban, mientras los anfibios se reconfiguraban con veneno. Todo era triste y oscuro, hasta que, por algún motivo, al guardián del mangle le surgió una excusa por la que poder encontrar la “Luz purificadora”: materia superlativa, custodiada por extrañas estructuras.
Un día señalado para el Futuro, en los arrabales de Patatasburgo Zalakin escuchó una leyenda sobre un antiguo templo abandonado. El santuario, sito entre la espesura de la jungla, era difícilmente localizable, aconteciendo mágico premio para aquél, que de entre todos los hombres, alcanzara la dicha de ser el descubridor más afortunado. Montando su corcel cartilaginoso, volando por los aires de Fantasía, Zalakin emprendió una búsqueda por la supervivencia, y sutil mejora, de su buena cara en cuanto a esencia.
Rara vez vio algo tan misterioso. Allá donde se le dijo, algún día, por sus viejos, dónde se hallaba el edificio, éste, fue encontrado. Una veinticuatrena formación de columnas sujetaban los frisos de una venerable entrada. Al entrar en ella, todo era bello, algo así como influenciado por una extraña fuerza, un misterioso y mágico, futuro beso.
Impensable sensación, memorable descubrimiento. En torno a un pétreo altar se hallaba un dionisiaco estanque poblado por veintena (y más) patos canelos. Allá se refugiaban de las fauces del mapache del mangle, por más que, por una ocasión (esperando que no se dé jamás sinónima situación) el edificio fue profanado. ¡Ladrones en el templo! Zalakin desafió cualquier barrera y penetró entre los misteriosos muros del edificio sacro.
Amplio fue el regocijo, de quien pudo ver aquel lugar, nunca antes imaginado. Pomos de chocolate presidiendo escaleras de rachola endulzada, muros de lapislázuli custodios de un cofre dorado. Zalakin retó al miedo y utilizó el amor, que no ningún resto, de ese tan común, narcisismo casero. Cuál fetichista de la pasión, y chovinista de lo excelso, el habitante del mangle abrió el cofre. Dentro suyo había una pregunta, una adivinanza, un te quiero.
* ¿Sabrá alguien descubrir a mi referenciada? ¿Felicitarle por nombre y años cumplidos? Quizá el lector lo alcance a averiguar, pero jamás, averiguará el cuantitativo de este singular, e incorruptible, TE QUIERO.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS CIELO
* Imagen: Tarro (pato) Canelo (Tadorna ferruginea), foto de Arpingstone.

7 comentarios:

isobel dijo...

=0)

Merche dijo...

Ohhh Javier estás enamorado? wowowowowo FELICIDADESSSSSSSSSSSS el amor es de esas cosas maravillosas que hacen la vida mejor y diferente.

besos corazón que seas feliz

Dinorider d'Andoandor dijo...

genial, bien por ambos

como me voy a olvidar si nos la presentaste en un post en el que editaste el nombre varias veces. ¿no es así? ;)

jeje

Dinorider d'Andoandor dijo...

Por cierto, me encanta Dido, ese video no lo había visto pero tengo un disco de ella con este tema.

Interludio. dijo...

Chico suerte con tu nuevo amor...¡No sabias que tenias blog!

Ya mismo te pongo en mis enlaces

El llano Galvín dijo...

Puede estar orgullosa tu chica contigo. Debo reconocer que me cuesta relacionar los tarros canelos con cualquier analogía humana; limitaciones que tiene uno ;)
Un abrazo!!!

Fujur dijo...

Merci a todos, de corazón. Debo de decir que el artículo es muy personal y con muchas (adivinanzas, rompecabezas y acertijos que sólo podemos comprender ella y yo... jeje). Son mensajitos encriptados de amor jeje!

gracias a todos, suyas y mías!

por cierto, Noasaurus, bienvenido y gracias, pero una corrección, nuevo es la sensación que tengo cada día, de más amor, pero que lleva durando, ya, casi dos años jeje!

besos y abrazos!