jueves, 1 de octubre de 2009

Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Anfibio

Seguramente sean muchos quienes no sepan que desde las planicies de Mongolia se creó el imperio más grande que jamás haya existido. Pocos habrán caído en la cuenta de que la escritura, parece ser, se descubrió en Iraq (Mesopotamia), o que una de las primeras, y más enigmáticas, civilizaciones surgió en Pakistán (la del Indo). Una vez más, permítanme extrapolar escalas humanas al ámbito de la naturaleza (si es que hay alguien que aún no englobe a ambos ámbitos dentro de un mismo, y universal, campo semántico…).
En lo que a la “historia natural” se refiere, algo similar ocurre. A nadie le costará entender el por qué hubo un tiempo en que los dinosaurios dominaron la Tierra (sólo hace falta llevar a un “incrédulo” a un museo, o enseñarle un libro científico con medidas detalladas). Tal vez, a alguno le cueste un poco más creer que una especie de rinoceronte haya sido el mamífero más grande que haya pisado suelo terreno (el Indricotherium pakistaní), pero, sin lugar a dudas, mayor será el número de incrédulos si afirmamos que hubo un tiempo en que los anfibios “dominaron la tierra”, durante un período inmediatamente posterior a aquél en que los artrópodos llegaron a liderar la carrera evolutiva (con escorpiones gigantes, capaces de tumbar a un caballo).
El Carbonífero (hace 359,2 ± 2,5, hasta 299,0 ± millones de años) fue la época de esplendor de los “abuelos rana”. Existieron anfibios con formas de dragón, de iguana, de martillo, de cocodrilo, e incluso, superdepredadores capaces de hacer retirarse a un tigre actual, e incluso a un oso. Fue la época de los grandes helechos y equisetos, libélulas como Meganeura (75 cm. de envergadura) volaban por entre las húmedas selvas de este período, mientras los anfibios, descendientes directos de los peces, comenzaban a hacerse con el dominio de la tierra. Como es bien sabido, la avanzadilla anfibia fracasó, y no fue hasta el auge de los reptiles (los primeros surgieron ya en este período) que los vertebrados consiguieron independizarse del medio acuático.
Historia non facit saltus”, y en lo que a su vertiente natural se refiere, tampoco. Reptiles y anfibios compartieron durante el Pérmico, período geológico posterior al Carbonífero (hace 299,0 ± 0,8, y hasta hace 251,0 millones de años), el dominio de la Tierra. Especies como Eryops (en la ilustración), con sus 2 metros de longitud, se alimentaban de otros anfibios, reptiles y peces, siendo, a su vez, rivales de otros depredadores, más conocidos, como el célebre reptil mamiferoide, Dimetrodon. La vegetación también era pasto de los anfibios. Diadectes, con aspecto de iguana de gran tamaño (cuyo esqueleto podemos contemplar en nuestra última imagen), comía helechos y equisetos, siendo la especie más significativa, y conocida, del claro de los Reptiliomoformos.
Es curioso, pero nosotros no somos ajenos, al menos completamente, a estas luchas “inter-especies” (al respecto, recordar el siguiente post, clickea aquí). Dimetrodon, o mejor dicho, los reptiles mamiferoides, serán los precursores de los tetrápodos con pelo, o lo que es lo mismo, los mamíferos. Al mismo tiempo, y en tanto que reptiles, los mamiferoides están emparentados, remotamente, con los anfibios, los primeros descienden de los reptiliomoformos, ya citados, anfibios, por lo general, de gran tamaño. Si tenemos en cuenta que los anfibios descendieron de cierto tipo de peces, podemos llegar a la conclusión, que nadie se asuste, de que ranas y humanos… ¡estamos relacionados!. Con lo que se acaba de decir no tenemos por qué alarmarnos, ni pensar que, en el fondo, todos somos “renacuajos”. Se mire por donde se mire, se sea, erróneamente (no sin ignorancia) creacionista o evolucionista, se llega siempre a la misma conclusión: “todos somos hijos del Señor”, o productos, ramificaciones, del proceso de evolución….
Dicho esto, a nadie le sorprenderá comprobar cómo el “imperio de los anfibios” ya hace tiempo que finalizó. Podríamos decir que, de hecho, su antiguo reinado a penas se ve correspondido en nuestros días, con unos cuantos miles de especies, la mayoría de ellas, en peligro de extinción por los efectos del cambio climático (De las 5.743 de especies conocidas, un tercio está en peligro de extinción. En los últimos 25 años, los científicos creen que al menos 122 especies han desaparecido).
¡Qué lejos quedan los tiempos en que un anfibio del tamaño de un cocodrilo del Nilo cazaba dinosaurios en lo que hoy es la Antártida (el Koolasuchus)! ¿Habrá un día en que los mamíferos se vean abocados, en general (humanos incluidos), a esta situación? Más de uno, espero, seguro que en lo sucesivo… tendrá más respeto a tritones, sapos, ranas y salamandras… ;-).
1ª imagen: Edops craigi, de dmitrchel@mail.ru, Licencia de documentación libre GNU 2ª imagen: Dimetrodon gigas & Eryops megacephalus de dmitrchel@mail.ru, GNU Free Documentation License, Version 1.2. 3ª imagen: Vertebrae of Diadectes phaseolinus, a fossil tetrapod, de Ghedoghedo. public domain.

8 comentarios:

variopaint dijo...

Excelente como siempre , Fujur...

Saludos

Dinorider d'Andoandor dijo...

Dimetrodon forever!
parafraseándote, jajaja

Striper dijo...

Seguro que el imperio anfibio ha caido?

El llano Galvín dijo...

Hola Javier!!
Desde luego si los grandes reptiles y anfibios pasaron a mejor vida no seremos nosotros la excepción a la regla, todo cambia radicalmente aunque nos parezca inconcebible.
Un abrazo!!!

Gouki dijo...

Quizas en un futuro, en las multiples ramificaciones en las que se expandira la vida, los anfibios tengan un resurgir...

saludos

Anónimo dijo...

KOLOSSAL!!!

Un abrazo / Santi.

Chico Troodon dijo...

Ah los anfibios, la verdad lo emocionante hubiera sido verlos en ésa época. ¿Dándole la talla a un oso o a un tigre? Creo que es exagerar, aunque más exagerado es lo que yo pensaba de niño: que esos colosos eran nada menos que unos monstruos gelatinosos... también era la época de unos muñequitos que se inflaban al meterlos en un vaso de agua... Blandos eran, pero no tanto.

Creo que los anfibios se vieron frustrados por su misma incapacidad de aventurarse tierra adentro. Lo suyo fueron las riberas, y como en la parábola de la rana y su estanque, esto no pudo ser más cierto.

William Buckland dijo...

Saludos, hacia tiempo que no comentaba por aquí.

Gran post, en verdad la era del auge de los anfibios es fascinante, creo recordar que el record de tamaño lo tiene Prionosuchus una mole de aspecto cocodriliano de 8 m de longitud.

Respecto a la caida que comentas, seguramente se deba al descenso en la concentración de oxígeno de la atmósfera que también obligo a reducir el tamaño de los artrópodos gigantes de los que se alimentaban los anfibios. (Aunque eso no explica el increíble tamaño de Koolasuchus del cretácico inferior).

En lo referido al combate con un oso o un tigre coincido con Chico Troodon en que tal vez sea una exageración; si que es cierto que los anfibios serían más grandes, pero la locomoción de los mamíferos al menos por tierra les habría dado una ventaja decisiva (al menos a mi parecer)


Mucho gusto leer el post, como siempre.


Un saludo.