Según opinan algunos antropólogos, el hombre nace salvaje. Es la cultura común que le rodea quien le impregna y condiciona. Por más que se tienda a la equiparación, con la más idílica de las políticas, el niño pigmeo sigue teniendo menos interés por las matemáticas que un madrileño contemporáneo. Es curioso. No quiero pensar que la Selección Natural también tenga manifestaciones en las culturas. ¿Podría hablarse de una cultura mejor, dominante, que tiende hacia la eliminación del resto?
Leyendo las memorias de un reputado profesor de Derecho Mercantil de la Universidad de Barcelona (Dr. Manuel Ortíñez), he podido saber de curiosas anécdotas de la época inmediatamente posterior a la imposición de la dictadura franquista. Personalmente me interesa mucho la biografía de D. Josep Pla, gran escritor catalán donde los haya habido. Muy particularmente, me llamó la antención la historia de un rápido viaje del escritor a tierras sudamericanas con un único objetivo: la práctica del sexo. No era excesivamente extraño este comportamiento en un hombre maestro del buen vivir, así como de la sana y excelsa literatura. El caso es que no quiso más cónyuge que la libertad y la buena mesa, común vivienda en la que medrar, pudiendo saborear los afortunados guisos de su madre. Sinceramente, como en tantas otras facetas, para mí Pla es sujeto de sutil metáfora. Uno de los más sabios del lugar, devoto de unos mismos placeres, comunes al más amplio de los espectros poblacionales. Lo primero que me viene a la cabeza es lo inabordable de lo atávico. Comer bien y tener sana vida son anhelos de todo ser humano, se viva en Gabón o en Praga, en Anguita o en Chicago; el pigmeo seguro que querrá comer bien, aunque prefiera la caza a la Nintendo, de forma inversa al madrileño. Pla prefería las tertulias con buen plato delante que quedarse en su despacho trabajando en una y otra obra. Sin ser sólo gandul fue sincero. En los últimos tiempos, al albor de intereses totalmente manipuladores, se nos presenta al empurdanés como un viejo facha radical, misógino y anticuado, nada más lejos de la realidad. El maestro Pla nos enseña cuán virtuoso es ser sincero y saber defender tu propia ideología.
A nadie mintió. Fue consistente y honesto con sus ideas, queriendo, como todo noble ciurdadano, lo mejor para sí y el resto. Su solidaridad fue la más noble de entre las verdaderas: la sutil, la cierta, la gran idea que da ejemplo del bienestar, de cuán inútil es querer cambiar a la mona y vestirla de seda. Me hubiera gustado pedir a Pla que nos hiciera un croquis, a su manera, de nuestra actual situación política. No creo que fuera neutral, pues, como todos, tendría sus ideas, pero sí que creo que sabría iluminar la más obcecadas mentes, “especialmente las de los hooligans de partido”.
Ser conservador debiera ser lo más parecido a Pla que se pudiera. Hablar claro y sin temor, en un Estado sujeto a la libertad de expresión (aunque él no pudiera disfrutar de ella). Los actuales miembros de la Derecha no intentan seducir nuevos votos convenciendo, sino condicionar mentalidades a golpes e impulsos. Si a unos no les sirvió tener graves ideas frente a la Guerra, inventar golpes de Estado o llamar a las barricadas, a otros les dio por la hipocresía, usar a su opuesto dándole parcela y decir la medio verdad quedándose, como todo político, en una tácita mentira (más en alianzas que no, entiéndanme, en política terrorista). Es demencial no poder hablar libremente de lo que piensas, sin condicionamientos ni códigos de expresión o presencia. Muchas veces me dan ganas de abogar por una radicalización de la política, donde estuvieran los falangistas y los comunistas, los anarquistas y los independentistas. Me gusta más el estilo de Pla que el de los debates televisivos. Al pan pan y al vino vino, mucho mejor aún, si en buena calidad, éstos te acompañan.
Pese a todo, me gusta ir a votar, ni que sea para votar en blanco o nulo. La ineptitud de nuestros políticos sólo es proporcional a lo elevado de sus intereses, pese a todo, parecen existir excepciones. Déjenme ejemplificar con el profesor Solbes, ¿cuánto deberemos esperar para que cada cual ejerza de lo que sepa? La verdad, señoras y señores, es presumible que siga para mucho el circo de la dialéctica: con De la Vegas, Zaplanas, Marichalares “hermanos” (han leído bien) y José Antonios Labordetas. Por favor, ¡métanse todos en sus zapatos!, que el médico rija en Sanidad y el abogado, notario, juez o inspector en Justicia, no queramos vestir al mico (véase, generalmente, detrito de la alta sociedad) de seda, pues por más que se arregle, mico se queda...
Leyendo las memorias de un reputado profesor de Derecho Mercantil de la Universidad de Barcelona (Dr. Manuel Ortíñez), he podido saber de curiosas anécdotas de la época inmediatamente posterior a la imposición de la dictadura franquista. Personalmente me interesa mucho la biografía de D. Josep Pla, gran escritor catalán donde los haya habido. Muy particularmente, me llamó la antención la historia de un rápido viaje del escritor a tierras sudamericanas con un único objetivo: la práctica del sexo. No era excesivamente extraño este comportamiento en un hombre maestro del buen vivir, así como de la sana y excelsa literatura. El caso es que no quiso más cónyuge que la libertad y la buena mesa, común vivienda en la que medrar, pudiendo saborear los afortunados guisos de su madre. Sinceramente, como en tantas otras facetas, para mí Pla es sujeto de sutil metáfora. Uno de los más sabios del lugar, devoto de unos mismos placeres, comunes al más amplio de los espectros poblacionales. Lo primero que me viene a la cabeza es lo inabordable de lo atávico. Comer bien y tener sana vida son anhelos de todo ser humano, se viva en Gabón o en Praga, en Anguita o en Chicago; el pigmeo seguro que querrá comer bien, aunque prefiera la caza a la Nintendo, de forma inversa al madrileño. Pla prefería las tertulias con buen plato delante que quedarse en su despacho trabajando en una y otra obra. Sin ser sólo gandul fue sincero. En los últimos tiempos, al albor de intereses totalmente manipuladores, se nos presenta al empurdanés como un viejo facha radical, misógino y anticuado, nada más lejos de la realidad. El maestro Pla nos enseña cuán virtuoso es ser sincero y saber defender tu propia ideología.
A nadie mintió. Fue consistente y honesto con sus ideas, queriendo, como todo noble ciurdadano, lo mejor para sí y el resto. Su solidaridad fue la más noble de entre las verdaderas: la sutil, la cierta, la gran idea que da ejemplo del bienestar, de cuán inútil es querer cambiar a la mona y vestirla de seda. Me hubiera gustado pedir a Pla que nos hiciera un croquis, a su manera, de nuestra actual situación política. No creo que fuera neutral, pues, como todos, tendría sus ideas, pero sí que creo que sabría iluminar la más obcecadas mentes, “especialmente las de los hooligans de partido”.
Ser conservador debiera ser lo más parecido a Pla que se pudiera. Hablar claro y sin temor, en un Estado sujeto a la libertad de expresión (aunque él no pudiera disfrutar de ella). Los actuales miembros de la Derecha no intentan seducir nuevos votos convenciendo, sino condicionar mentalidades a golpes e impulsos. Si a unos no les sirvió tener graves ideas frente a la Guerra, inventar golpes de Estado o llamar a las barricadas, a otros les dio por la hipocresía, usar a su opuesto dándole parcela y decir la medio verdad quedándose, como todo político, en una tácita mentira (más en alianzas que no, entiéndanme, en política terrorista). Es demencial no poder hablar libremente de lo que piensas, sin condicionamientos ni códigos de expresión o presencia. Muchas veces me dan ganas de abogar por una radicalización de la política, donde estuvieran los falangistas y los comunistas, los anarquistas y los independentistas. Me gusta más el estilo de Pla que el de los debates televisivos. Al pan pan y al vino vino, mucho mejor aún, si en buena calidad, éstos te acompañan.
Pese a todo, me gusta ir a votar, ni que sea para votar en blanco o nulo. La ineptitud de nuestros políticos sólo es proporcional a lo elevado de sus intereses, pese a todo, parecen existir excepciones. Déjenme ejemplificar con el profesor Solbes, ¿cuánto deberemos esperar para que cada cual ejerza de lo que sepa? La verdad, señoras y señores, es presumible que siga para mucho el circo de la dialéctica: con De la Vegas, Zaplanas, Marichalares “hermanos” (han leído bien) y José Antonios Labordetas. Por favor, ¡métanse todos en sus zapatos!, que el médico rija en Sanidad y el abogado, notario, juez o inspector en Justicia, no queramos vestir al mico (véase, generalmente, detrito de la alta sociedad) de seda, pues por más que se arregle, mico se queda...
- Procedencia de las imágenes: primera (http://www.peta.org/Living/AT-Fall2005/litterbox.asp), segunda (http://www.laregioninternacional.com/resize.php?pic=imagenes/elementos/326_solbes323232323232.jpg&tipo=350).
7 comentarios:
Me he perdido en el párrafo que dices que te dejemos defender a Solbes y tú defensa no la he visto o no la he entendido una de dos.
En cuanto a lo demás yo personalmente no pienso ir a votar, porque soy anarquista, y además nunca daría mi consentimiento (que es lo que es el voto) a quien me miente, me engaña, me manipula, etc. etc. etc. que al fin y al cabo es lo que acaban haciendo todos los políticos, porque yo aun no me he enterado de que programa tienen ni los unos ni los otros, eso teniendo en cuenta que el programa se lo pasan todos por el "arco del triunfo" y sino mira a los de ERC, desde que están en el poder haber cuanto protestan, deja que no lo tengan ya veras como no paran de dar la lata, el poder corrompe. No sigo que me enciendo y acaparo todo el espacio jajajajaja
Besos Fujur
Si iré a votar, quiero ejercer mi derecho a decir "aquí estoy y esta boca es mía"
No sé si merche ha caído en la cuenta de que regala su voto al ganador, de que no expresa su opinión.
Muy al contrario de lo que cree, el no expresar su opinión (aunque sea en blanco) no dice nada, no nos enteramos de su postura. La sociedad está montada así y si no juegas con sus reglas, te quedas fuera de la partida.
No estás jugando una partida paralela. Ni siquiera puedes hacer trampas o defender unas nuevas normas.
Simplemente: estás fuera.
Un saludo. Es solo mi humilde opinión.
Natacha.
Me encanta Pla...un tío realmente listo. Enhorabuena por el post Fujur...subes el nivel,
Un abrazo
Manuel
Excelente post y excelente blog,tus intereses no son particulares sino que deberían ser universales...ah,en el perfil te falto "la historia sin fin",verdad?
Prometo volver,un abrazo
umm...
Sinceramente, tu artículo es muy bueno, no para mentes torpes, pero, sinceramente, no creo que fuese nada bueno tener un parlamento más radicalizado, ya lo tenemos que soportar gracias a la desproporcionada unión de derechas del PP.
No ir a votar, también es un derecho, hacerlo en blanco es una pérdida de tiempo, y hacerlo en nulo es, en mi opinión una chulería que solo sirve para que los de la mesa y los interventores nos hechemos unas risas mientras se cuentan los votos.
Solo quiero decir una cosa, a todos aquellos que voteis, no pegueis el sobre a lenguetazos, con meter la solapa dentro del sobre es suficiente.
besitos
Vaya! te has convertido en el azote de la política, eh? jajajajajajaja!!
EStoy totalmente de acuerdo, querido.
Besos de pantera.
el hombre nunca deja de ser "salvaje", sobretodo algunos, maquillado pero "salvaje"
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