Tal día como hoy, a la misma hora, día y lugar, nació Nubiru. Fue en época de exámenes, la penúltima de cuantas aquejaría durante mi licenciatura jurídica. El remedio al estrés del momento se extralimitó, absorbiendo buena parte de mis deseos e ilusiones. Nubiru; ese nombre me vino a la cabeza en cuanto quise buscar algún título por el que dar a conocer mi nuevo blog. Y es que, en efecto, la palabra me transmitía buenas vibraciones.
Hace 8 años se me ocurrió escribir un artículo en la revista de mi instituto (el IES VILATZARA, de Vilassar de Mar, Barcelona) sobre algo que me había llamado la atención. Una mañana, tumbado en el sofá (o "tronco de la iguana", como solía conocerlo), estuve viendo un documental del Discovery Channel, en el que para mi sorpresa, se hablaba, entre otras cosas, de Mesopotamia. Junto a mitos y leyendas de Moáis y demás teorías esotéricas sobre civilizaciones antiguas y extraterrestres, pude escuchar algo referente a Sumer y el décimo planeta del sistema solar, Nubiru. Según se decía en tan, personalmente, memorable documental, los nefilim (habitantes de Nubiru) fueron quienes bajaron a la Tierra y fundaron la civilización humana. Desde sus zikkurats, los nefilim se irguieron como los reyezuelos tanto del Tigris, como del Éufrates, enseñando a sus siervos los misterios de la civilización.
La verdad es que, fuera del esoterismo, cierto es que los antiguos sumerios, y babilónicos, supieron de la existencia de un planeta que no se ha identificado con ninguno de los otros 9, hoy en día, oficiales. Sabiendo que la Luna se encuentra representada en la tablilla de la discordia (pues no distinguían "planetas" y "satélites", en los términos actuales), dado el número de planetas representados, el misterio es evidente. Con todo, el éxito del artículo fue notorio. Profesores y alumnos me felicitaron, "llenándome el buche" de esperanzas venideras. Este blog, Nubiru, no sería más que el fruto, algo tardío respecto a aquél momento.
Dado lo especial del día, cuelgo el artículo "primordial" de la saga, aquél que fuera publicado en la revista de mi instituto, junto con "su segunda parte" y un artículo de la misma temática, posteado inicialmente en este blog, y ahora editado en mi primer libro: "Di que fue un sueño". Espero que sea de vuestro interés, y, ante todo, muchas gracias por tan hermosos momentos compartidos, y por el maravilloso futuro que, con toda seguridad, construiremos juntos, con vuestras visitas, comentarios, saludos y abrazos... ¡muchas gracias!
Ciencia y arqueología: Misterios sobre el espacio
Durante toda la historia de la humanidad el espacio ha fascinado siempre al hombre. Tanto como sede del gobierno divino o como mundo por descubrir. Desde tiempos remotos una larga saga de mitos y leyendas han cubierto de magia, fantasía y mentira al cosmos. Pero, ¿Dónde acaba la
mentira y acaba la verdad? En este reportaje se intentará aclarar uno de los misterios que siempre ha fascinado y preocupado a la humanidad.
Como se ha dicho, el espacio siempre ha fascinado “a toda la humanidad” no solo a occidente por lo que no es de extrañar que civilizaciones ajenas al Mediterráneo tuvieran conocimientos astronómicos increíbles, es el caso de las civilizaciones maya y sumeria. Las investigaciones hechas sobre ésta última civilización han sido increíbles y nos vuelven a hacer la pregunta de: ¿Hay vida en el espacio?.
Según los sumerios sí. Se preguntarán que porque tanta curiosidad por lo que decía un pueblo tan primitivo, el porque es muy fácil. Los sumerios conocían, ya en su tiempo, el Sistema Solar con centro en el Sol y de nueve planetas, quiero decir diez. Según los sumerios existe un décimo planeta: Nubiru, cuna de la especie de los nefilim.
Los nefilim, según dicha civilización, eran los creadores de la especie humana y sus superiores, dicho de otra manera, unos dioses. Pero, ¿qué hay de cierto en semejante afirmación?
Según los actuales científicos, cerca de Plutón debe existir otro planeta aún sin descubrir pues éste no tiene suficiente fuerza como para tener la órbita que tiene alrededor del Sol.
La pregunta está hecha solo falta saber si existen y como serán. ¿Serán como nosotros?, ¿Son pacíficos? o simplemente no existen.
JAVIER SERRANO COPETE, "Vilatzara Exprés", número 1º (año 2001).
Ciencia y arqueología: Cuando los nefilim se mojaron
Volvamos al vergel mesopotámico, a la civilización de los sumerios. Según expliqué en la pasada revista, los nefilim bajaron de los cielos procedentes de su planeta, Nubiru, según creencias sumerias.
Miremos esta imagen. ¿Cuantos planetas giran alrededor del Sol?
Se sabe que en el comienzo de la civilización sumeria, la región baja de Mesopotámia estaba gobernada por poderosas ciudades estado aspirantes al poder. Cada una de ellas estaba regida por un rey que era considerado un dios, según algunos yacimientos “un nefilim”. Éstos residían en el mayor edificio de la ciudad, mitad templo mitad palacio, el zikkurrat.
El zikkurat, como se puede apreciar, es muy similar a las pirámides mayas y egipcias, aunque éste es muy anterior.
Según los sumerios, en cierto momento de su historia, un gran aguacero irrigó toda la región inundándolo todo lo que hubo a su alcance, el diluvio universal. Los dioses, nefilim, se salvaron junto con un humano y sus familiares, Noé, el Utnapishtim de los sumerios. Científicamente se está estudiando la catastrófica tormenta y hay indicios de su existencia aunque la hipotesis más cercana sea que consistiera en una simple red de inundaciones de los ríos Eufrates y Tigris, comunes en la época.
Esta coincidencia con la Biblia no es extraña pues muchas de las narraciones del sagrado libro proceden precisamente de Mesopotámia, lugar donde habitaron los antiguos judíos.
Una historia curiosa, coincidente también con la Biblia, es la historia del rey Sargón. Dicho rey, de procedencia acadia “como el macabro rey Escorpión”, fue depositado, según la tradición, en una cesta por su madre en cierto río. ¿No os recuerda a la historia de Moisés? Así mismo, Sargón fue un rey próspero y su reino duró hasta el ataque de una tribu un tanto merengona “los gutis”, no los Guti Gutiérrez sino una tribu bárbara.
Javier Serrano Copete. "Vilatzara Exprés", número 2º (año 2001).
Nubiru: el origen del nombre
Dune, Caladan, Namek, Tarsonis, Char… son nombres de planetas imaginarios, existentes sólo en la Memoria de aquellos que los conocieron en sus fantásticas fuentes. Sin embargo, no debe menospreciarse el potencial seductor del pensar en mundos imaginarios, mundos perfectos, espejos de nuestra imaginación y de nuestros sueños. Nubiru cumplió con creces con tales requisitos seduciendo a mis enamoradizas neuronas. Me cogí a él como al más preciado de los tesoros. Indague en sus caracteres, en sus contornos de Realidad y su mar de Fantasía. Nubiru me acerca al fin último que siempre he querido alcanzar en mis adentros. Esa unión sapiencial que me conecte, en un punto, con buena parte de mis aficiones. Como escribí en mi primer artículo, dicho planeta me conecta la ciencia ficción y la astronomía, con Mesopotamia y los sumerios, las ciencias sociales con las naturales, la Ciencia Pura y la Historia.Recuerdo verme contemplando uno de esos sensacionalistas
documentales americanos del Discovery Channel. El hecho de que tratara acerca de los sumerios hizo que parara en mi duro deporte de zappinear con el mando. Imágenes increíbles y videos sobre el vergel mesopotámico. ¿Qué era aquello de relacionar planetas y mesopotámicos? Ante mi asombro descubrí tesis de reconocidos físicos y astrónomos que enunciaban la tesis de que por causas físicas, relacionadas con la gravedad y el movimiento orbital, Plutón no disponía del peso necesario para realizar su irremediable trayecto alrededor del Sol. Según afirmaban estos científicos, debía haber una masa complementaria, a parte de su satélite Caronte, para poder perfeccionar tal inevitable misión. Estos científicos fueron quienes me presentaron la idea de la posible existencia de un nuevo planeta.
Aquello que me acabo de seducir, fue la circunstancia de que mostraran cómo los sumerios y babilonios, con su perfeccionada ciencia, lo pudieron haber previsto a juzgar por datos enigmáticos como la existencia de la imagen gravada que enseño en este artículo. Del contar los planetas que aparecen en tal imagen, se constata cómo sobra uno, a juzgar por nuestras creencias, o dos, si tenemos en cuenta que hoy en día parece ser que Plutón ha descendido de categoría, no considerándose ya un planeta. Posiblemente ello sea una mera casualidad, pero no deja de ser fascinante toda la mitología construida en Mesopotamia alrededor de tal contingencia.De forma similar al posterior cesaropapismo justinianeo, en las antiguas ciudad-estado mesopotámicas poder religioso y civil se concentraban en una serie de reyes cuasi divinizados. Detentaban el poder coactivo desde sus imponentes templos escalonados o zikkurats, ayudando a la creación de los primeros estados, la primera burocracia y al nacimiento de la escritura en tanto que herramienta de control de poder. En términos jurídicos, la legitimidad directa de los gobernantes no medraba de elección alguna sino de la metafísica voluntad divina. No del Dios único de las religiones monoteístas, sino del gran panteón politeísta existente en la religión de tal región del Globo. Concretamente, el en o lugal (pues ese es el nombre por el que se conocen tales gobernantes) recibía su legitimidad del poder concedido por la raza superior o nefilim. Mitológicamente, tales seres eran los habitantes de Nubiru, el mundo exterior helado del cual decían proceder tales gigantes.Como es de figurar en los tiempos que corren, tan fascinante asunto fue fácil presa para esa plaga esotérica que parece dominar la divulgación, tanto histórica como científica. Mi óptica pretende pertenecer más al mundo de la religión, ciertamente esotérico en sí mismo en no pocos aspectos, la arqueología y, sobretodo, la mitología. Es evidente, a día de hoy, que no hay evidencias de vida en otros planetas. No obstante, parece ser que Nubiru, o mejor dicho, el compañero planetario de Plutón parece existir. Su nombre genérico continúa siendo X, a expensas de que se confirme su existencia.
Pese a no querer caer en las indeseadas gargantas del esoterismo, quisiera proponer la reflexión de cómo en no pocas ocasiones caemos en el etnocentrismo de creer que todo lo antiguo, todo lo perteneciente a civilizaciones pasadas, es, cuanto menos, anticuado e inferior a los conocimientos de la técnica y la ciencia modernas; los antiguos tuvieron sus propias bases de Conocimiento, que no siempre nos han llegado en su integridad. Tampoco debemos creer que los antiguos fueran algo parecido a magos poseedores de conocimientos arcanos que nos resulten actualmente vedados, simplemente debemos considerar cómo el Mundo, en su interminable caída en el Caos, muta; cambiando él y quienes lo habitan, evolucionando conforme a los dictámenes del transcurso del Tiempo.
(año 2007), publicado en:
Inicio de la Tercera Temporada en Nubiru! ;-)