martes, 8 de enero de 2008

Armenia: "el instrumento"

Lo más sobresaliente de la Naturaleza siempre ha sido susceptible de recibir culto por parte de la especie humana. La fertilidad dada por la crecida del río Nilo, el cálido amanecer del Sol de Oriente o las lluvias purificadoras del Monzón Índico, son ejemplos de factores del biotopo que han sido deificados por las diferentes religiones que han poblado nuestro planeta. Las grandes montañas no han sido una excepción: el Moncayo fue una deidad para las tribus celtíberas, de forma equivalente a cómo el Monte Olimpo llegaría a ser la sede de los antiguos dioses griegos. Una de estas cimas mágicas, mitológicas, y ante todo, simbólicas, es el Monte Ararat. Con sus cerca de 5.200 metros, el Monte Ararat se alza en terreno turco, destacando en las tierras de kurdos y armenios. La tradición dice que en sus nieves descansa el Arca de Noé, en tanto que recordatorio de toda, eventual, impiedad humana. El caso es que la Iglesia de Armenia es una de las más antiguas del globo (junto con la Copta). La población de lugar destaca en un enclave donde imperan las mayores potencias del mundo islámico (Turquía e Irán, antiguos Bizantinos-Otomanos, Partos-Sasánidas-Islámicos, respectivamente). Buena parte de los oyentes del término “armenio” lo relacionan con el genocidio de principios del Siglo XX, finales de XIX. El Dragoman Jefe (intérprete turco) de la embajada británica informaba de las matanzas de 1894-96 afirmando que: “[Los autores] son guiados en su actuación general por las prescripciones de la charia. Esa ley prescribe que si los “rayah” [dhimmíes] cristianos intentan, recurriendo a las potencias extranjeras, sobrepasar los límites de los privilegios concedidos por sus amos musulmanes, y se liberan de su yugo, pierden el derecho a sus vidas y propiedades, y están a merced de los musulmanes. Para la mentalidad turca los armenios habían intentado sobrepasar esos límites apelando a potencias extranjeras, especialmente Inglaterra. En consecuencia consideraban que era su deber religioso y un acto justo destruir y apoderarse de las vidas y de las propiedades de los armenios...” El genocidio armenio no sería más que la última, y más dramática, instrumentalización a la que fueron sometidos los armenios. Para Roma (Bizancio) y Persia (partos, sasánidas), Armenia era una mesa de negociaciones: un trozo de tierra en el que poder cambiar, irracionalmente, el monarca de turno, sin mayor objetivo que el de provocar y/o maniobrar contra el contrario (finalidad equivalente a la que tuviera para otomanos y rusos antes del genocidio). Respeto a su notabilísimo pasado, la relación que tiene Armenia con la antigua Urartu parece indudable. Ereván (capital del actual estado) fue fundada por el poderoso estado de los urarteos, civilización que llegaría a ser una de las más poderosas dentro de su paradigma histórico: archienemiga de rivales tales como los medos o los asirios. Posteriormente llegarían los tiempos del gran Tigranes (y el Imperio contra el que luchó el romano Pompeyo), monarca que fuera capaz de formar un imperio que incluía la mayor parte del Creciente Fértil (Fenicia, Siria, siendo el antiguo reino de Israel vasallo). Tigranes llegó a tratar con Roma con la igualdad que suele desembocar en guerra. Su derrota le alejaría de su alianza con el terrible Mitrídates, dejándose así la etapa de mayor esplendor armenio. Definitivamente, por más que el Monte Ararat siga mirando hacia la capital armena, esta región, cerca de donde nacen los ríos Tigris y Éufrates, sigue desconociendo qué es la piedad del hombre. Quizás debiera irse en busca del Arca, escalar las nieves del coloso geológico. ¿Quién sabe?. El futuro del país no parece reparar mayores glorias que un romántico recuerdo por parte de Occidente o una nueva instrumentalización, no sólo por quienes quieren hacer pasar por ella oleoductos o gaseoductos, sino también por aquellos que pretenden justificar la no entrada de Turquía en la Unión Económica Europea basada en el no reconocimiento turco del genocidio.
Imágenes sujetas a GNU Free Documentation License. Autor de la primera: Andrew Behesnilian (MrAndrew47), autor de la segunda: Eupator

7 comentarios:

isobel dijo...

cuanta historia se guarda entre el Tigris y el Éufrates, un besillo, iba a colocar otro comentario pero tendré que cerciorarme

Artax el Eterno Cruzado dijo...

Hay tantas cosas detras por las que no se quiere que entre Turquia, y si solo fuese Armenia quien posee un odio acerrimo... sumale el problema con los griegos en Chipre, es algo así como el problema de Corcega, que la reclama Italia pero Francia nunca la soltara, pero eso ya es mas historico, si Francia cede Corcega a Italia... a cambiar todos los libros de Historia de que Napoleón Bonaparte era Italiano, y eso no se lo puede permitir su orgullo patriotico, Chipre podria considerarse mas como expansión de territorio (Una isla PERFECTAMENTE estrategica en caso de guerra), donde el Reino Unido tiene bases similares al Peñón de Gibraltar, si empezamos a tirar del hilo... Islas Canarias, Ceuta, Melilla, Gibraltar, Irlanda del Norte, Corcega, Chipre... territorios que de alguna forma late en sus tierras lo que volvera a salir a la luz, las fronteras siguen siendo una linea de tinta en un papel... pero una linea que puede provocar guerras y muerte, mas que tinta, en su día, cuando se dibujo, fue con sangre, seria interesante que un día pusieses algo de la Antartida, el sexto continente que se esta reclamando por diversos paises (Que yo sepa hasta hoy: Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva zelanda y como no, el presente en todos lados, Inglaterra), las colonias del Siglo XXI en un paraje inhabitable, ocurrira lo que siempre ha ocurrido, meteremos la mano y nos lo cargaremos, es una lastima, acabara siendo agua, pero no solida, con la fuente de estudio que se puede hacer alli... y solo por reclamación territorial se perdera.

Respecto a tu pregunta sobre las Driadas, provienen de la mitología griega, son una especie de ninfas, protectoras de los bosques, viene a ser a driada por flora, ya sea arbol, flor, arbusto... castigan a los mortales que atacan el bosque y si matan el arbol que protege la driada, matan a la driada, entonces el castigo proviene de los Dioses, tambien si una driada se aleja mucho de su arbol va muriendo poco a poco, conocen diversas lenguas, pueden hablar con el bosque, transportarse desde cualquier flora a su arbol, es una mezcla entre figura humana y arbol capaz de mudar el color respecto a la estación del año para no ser cazada y alguna cosa mas, luego ya esta la versión sedentaria que se llaman Hamadriadas, que viven en el interior del arbol, lo hacen florecer aunque no sea temporada, las driadas protegen a las Hamadriadas... poco mas se de esos seres, un saludo.

Dinorider d'Andoandor dijo...

hablando del Arca

no he investigado al respecto pero me da curiosidad saber que fue del barco que encontraron ahi en el Ararat

Belén dijo...

Hay tierras que están gafadas sin duda, siempre tienen el yugo de la historia encima :)

Besicos

Striper dijo...

Si el Nilo hablara o mejor que hablara el llobregat y explicara por que se esta conviertiendo salado.

Anónimo dijo...

imponente tu forma de expresar datos! no esperaba menos de tí, porcierto me leí tus anteriores artículos, y son todos una maravilla, dignos de un profesional

besis

Persio dijo...

¡Fabulosa antigua Urartu!

A Turquía mejor dejémosla aparte. O sea, fuera de la UE :)