domingo, 8 de marzo de 2009

Azerbaiyán: la perla del Cáucaso

Desde junio del pasado año, Madrid es candidata para albergar los Juegos Olímpicos del año 2016, junto a otras megalópolis como: Tokio, Río de Janeiro o Chicago. No obstante, las urbes que me llamaron más la atención, fueron las ciudades que se quedaron a las puertas de su nombramiento como candidatas. No me estoy refiriendo a Praga (ni tampoco, en esta ocasión, a la enigmática Doha), en verdad, y de ello trata este artículo, me refiero a la capital de Azerbaiyán, Bakú (Baky). Y es que no sólo los 6.000 millones de inversión prevista (que no le han servido para ser proclamada como candidata) me llaman la atención respecto a esta urbe, y por extensión, respecto a todo el país (cultura, pueblo, nación o etnia). Son múltiples, e importantísimos, los detalles que justifican que tengamos en cuenta a este Estado, observándolo con un prisma especial, quizá algo caprichoso. Azerbaiyán es un enclave estratégico, cuna de grandes ajedrecistas (Kasparov) y lugar donde generaran grandes fortunas gentes como los hermanos Nobel. A falta de ser un solo país, Azerbaiyán tiene condicionantes que lo hacen ser, él sólo, toda una región “geoestratégica”, hagamos referencia a algunos de ellos.
Sin caer en “nacionalismo” alguno, cuanto menos en su declinación “ibérica”, Azerbaiyán está compuesto por un Estado y dos territorios iraníes: Azerbaiyán Occidental y Azerbaiyán Oriental (con capital en Tabriz, histórica ciudad de 2 millones de habitantes). Al igual que en toda la zona de Asia Central, la dinámica histórica y política de esta región se ha regido por baremos muy diferentes a los vigentes en la Vieja Europa. La extinta URSS, los continuos cambios políticos en la antigua Persia, así como la conflictividad inherente a la región, han moldeado a los azerbaiyanos como una “nación sin Estado”, o mejor dicho, una etnia sin identidad política, unida, reconocida.
Religión y Nación han sido dos de las armas arrojadizas utilizadas en la región, tanto por parte de Irán como por parte rusa, turca y occidental. A principios de los años 90 surge el fenómeno del “Movimiento Despertar Nacional del Sur de Azerbaiyán”, con sede en Trabiz. Su jefe, el profesor universitario Mahmudali Chehraqanly, fue detenido, y posteriormente deportado a EEUU (quizás refugiándose en quien le había “pagado” su propaganda…). Nunca mejor dicho, dice Arif Yunusov (Jefe del Departamento de Estudios sobre Conflictos del Instituto de Paz y Democracia de Azerbaiyán), a los persas les “salió el tiro por la culata”.
Irán se acoge al islamismo radical con afán de convencer a las poblaciones (esencialmente rurales) de azerbaiyanos, intentado encontrar “aliados” entre las minorías kurdas, tayikas…. Por su parte, hordas de muyahidines, amaestrados en los riscos y quebradas de Afganistán, penetran en territorio azerbaiyano con el ánimo de “ayudar” en la lucha contra Armenia por el control del Alto Karabaj.
El Alto Karabaj se trata de una región “de iure” en territorio azerbaiyano, pero, “de facto”, administrado por las fuerzas de la República Independiente del Alto Karabaj (sólo reconocida por Armenia, siendo la mayoría étnica de la región armenios). La disputa por este territorio conllevó un conflicto armado que duraría, oficialmente, desde febrero de 1988 hasta mayo de 1994.
Intentando mediar entre Armenia y Azerbaiyán, Irán quiso consolidar su influencia en la región, con muy malos resultados. En pleno periodo de negociaciones, Armenia se hizo con el control, por sorpresa, de una de las plazas fuertes azerbaiyanas en el lugar (Shusha). El hecho de que Irán hubiere garantizado el cese, temporal, de cualquier hostilidad por parte de los armenios, hizo que Azerbaiyán culpara de los hechos a sus vecinos de Teherán. Era el principio, oficial, de unas tensas relaciones entre ambos países.
La rivalidad entre el “David” de Bakú y el “Goliat” persa debe buscarse, igualmente, en la gran disputa existente entre ambos países por hacerse con el control de los hidrocarburos del Mar Caspio (tema que será para otro artículo), eso sí, siempre ante la atenta mirada de EEUU y Rusia. La burocracia azerbaiyana supo aprovecharse de las hostilidades entre americanos e iraníes, aceptando (y a la vez rechazando) la instalación de bases estadoudinenses en su territorio. Irán ha amenazado a los de Bakú con la guerra, de aceptar éstos las bases del “enemigo yanqui”. No cabe duda de que en un hipotético conflicto EEUU-Irán, Azerbaiyán sería una de las claves… Algunas de las fuentes que se han seguido, principalmente:
- "Los conflictos del Cáucaso", Vanguardia Dossier Nº30, Enero-Marzo 2009.
Ilustraciones:
1) Baku. General view of town.
2) Situación del Alto Karabaj (Nagorno Karabaj)

4 comentarios:

Striper dijo...

Azerbaiyán no me resulta desconocida ahi vive un primo mio de verdad.

Dinorider d'Andoandor dijo...

Me late que aquella historia acabará mal, estar en medio es de lo peor casi siempre.

Anónimo dijo...

Javier, Felicidades por 8 años de fructífera producción literaria.

Una nota de pie de página sobre tu clarividente artículo. Ciertamente, el "Great Game" en Asia Central sigue a un ritmo vertiginoso. Un país que hace cinco años, aparentemente, tenía todas las cartas en la mano, los Estados Unidos, las está perdiendo una tras otra. La reciente rescisión del tratado de cooperación militar por parte de Kirguizistán, donde rusos y chinos van de la mano, va a poner en serie peligro algo tan básico como es el suministro a la OTAN en Afghanistán. Este hecho es simultáneo al corte de la ruta sur a través de Paquistán por la acción de los guerrileros talibanes. De hecho, quien tiene ahora las cartas en la mano en Afghanistán es la Rusia de Putin! Ellos son los que van a controlar la nueva ruta de suministro.

Los americanos van a tener que aprender lecciones de geostrategia a marchas forzadas. !Bienvenidos a la historia real!

Un abrazo, Santi.

Madame X dijo...

Gracias por ilustrarnos sobre esta "tierra de fuego", tan poco conocida por estos lares.

Un abrazo.