jueves, 29 de mayo de 2008

Pensando en la medusa

Por más que nos empeñemos, el hombre es una pieza más dentro del Universo. A priori, bien pudiera parecer una reflexión desmesuradamente metafísica, religiosa o esotérica, mi intención es argumentar, mediante las siguientes líneas, todo lo contrario. Comencemos por la mente, Roger Penrose, uno de los físicos más eminentes de la actualidad, ha aplicado, satisfactoriamente, la teoría del Caos y de la Entropía en el funcionamiento de nuestro cerebro. Lo más “racional” de nosotros resulta funcionar de manera “irracional” y aleatoria. Nada debiera sernos sorprendente. El cerebro es una parte del todo, el cuerpo humano, que participa de un mundo que se rige por fuerzas físicas y demás acontecimientos que distan mucho de ser mesurables.

En alguna otra ocasión se ha hablado de la necesidad de romper con Euclides. Debemos indagar, merced de nuestra atávica curiosidad humana, en las rarezas y especialidades de la vida cuotidiana. Nada es perfecto, desde la farola (que por necesidad, sea en milésimas o en centímetros jamás será recta, hasta la puntualidad del profesor o del alumno o la jornada para el más común de los individuos mortales. En un paradigma de Evolución y Caos debemos aceptar nuestra humildad como objetos. La creencia en un “Ser Omnisciente” peca desde el primer momento en que se le atribuyen cualidades humanas: comprensión, bondad o conocimiento. El “error” cultural e histórico no deja de tener justificación: como es el hecho de que el propio hombre no fuera, desde el principio, el observador sino también el modelo y ejemplo. Los ritmos climáticos, de tanta actualidad hoy en día, o la evolución de las especies no son fenómenos “programados”, por poner dos ejemplos, seguramente también sean comprensibles sólo hasta ciertos límites.

Tanto en el análisis de la historia humana, como en el de la historia natural, tendemos a exaltar lo pasado frente a lo presente o viceversa, admitiendo un inevitable proceso hacia la complejidad y la perfección. Nada más lejos de la realidad, desde la óptica de la biología nos topamos con notables ejemplos de cuán equivocados están aquellos que han llegado a defender lo aquí expuesto. El ejemplo se remite a tres taxones: medusas, tiburones y cocodrilos. Ambos taxones tienen un origen que se remonta a 500, 400 y 220 millones de años, aproximadamente. A primera vista pudiera parecer que nos hallamos ante seres que han evolucionado, mutado y cambiado de forma exponencial con el paso de los años. La sorpresa no deja de ser mayúscula cuando nos percatamos de que, según los más autorizados paleontólogos, la estructura “primordial” de esta tríada de sobrevivientes no ha cambiado a lo largo de sendos milenios. Si bien los más “jóvenes” de los tres experimentan, estadísticamente, cierto retroceso, es tan sorprendente como inquietante, cómo las medusas están en pleno auge (con el aumento de la temperatura de los mares), cuando resulta que llevan poblando el planeta ¡desde hace 500 millones de años! En lo que se refiere tiburones y cocodrilos, ambos han sido objeto de estereotipos, leyendas y menosprecios.

Los cocodrilos surgieron sobre la faz terrestre poco antes de que lo hicieran los dinosaurios, no faltando argumentos en favor de la superioridad evolutiva de los primeros, puesto que los saurios hace tiempo que se extinguieron. De hecho, especies como Deinosuchus (con hasta 15 metros de longitud por 9 toneladas de peso) o Sarcosuchus (11 m.) se alimentaron de dinosaurios, tal y como lo hacen sus descendientes, con los hegemónicos mamíferos, en los ríos tropicales de todo el Mundo. Bien es cierto, que en la evolución existen inventos, “modas” que (como los vaqueros) persisten en el tiempo, mientras que otros “experimentos-inventos” desparecen con el paso del tiempo. Ejemplos de ello bien podrían ser, a modo de cita, la aparente “contradictio in terminis” de los cocodrilos terrestres.

En definitiva, el Pasado es imperfectamente averiguable, mientras que el Futuro es imposible de escrutar. El hombre ha tendido hacia la generalización de sus percepciones, como si fueran las fuerzas y constantes que mueven un eventual equilibrio en el Mundo. Que nadie piense en fuerzas omniscientes que lleven atributo humano alguno, el camino de la Ciencia es separar al hombre del medio: demostrar, empíricamente, nuestra posición ínfima en un Universo eterno...

10 comentarios:

Striper dijo...

Interesante pero al final creo que me he liado un poquillo.

L. dijo...

Somos la polla,será porque tenemos el cerebro que tenemos. La cuestión es que siempre se piensa que evolución significa mejora, cuando simplemente significa cambio.

pili dijo...

El azar rigio la evolución de la vida en el pasado y también lo hará en un futuro. Lo único a tener en cuenta es que como circunstancias externas que modifiquen o cambien la vida del planeta además de todas las naturales que concocemos, existe ahora la acción del hombre, que erigiendose en dueño y señor de la tierra, modifica a su antojo todo aquello que quiere. Por tanto, la vida del futuro (con humanos o sin ellos) será consecuencia de entre otros factores: EL FACTOR HUMANO.
Nunca sabremos que vida le espera a la tierra.

€_r_i_K dijo...

Gracias por tú visita, pero no es ningún montaje....
echa un vistazo....

http://www.geocities.com/islas_columbretes/

isobel dijo...

con lo que a mi me gustan las medusas, tengo pendiente, entre millones de cosas, una inmersión en un lago (X) donde no pican, besitos olvidadizos

Susy dijo...

Me ha impresionado tu exposición, lo cierto es que somos un "fuimos" pero no un "seremos" salvo por el hecho cierto de la muerte.
Lo demás queda en manos de la naturaleza, el azar y la necesidad, parece ser.

Saludos.

Patri dijo...

Me encantan las medusas, creo que son elegantes.

Los cocodrilos y tiburones me atraen, pero no por elegancia sino por las leyendas que lo envuelven.

Claro que después de leerte una se pregunta sino será el halo de la vida del mundo, lo que los envuelve y hace que resulten atractivos...

Besotesssssssssssssss

panterablanca dijo...

De ahora en adelante siempre veré a los cocodrilos como si fueran vaqueros ;-DDDD
Besos selváticos.

William Buckland dijo...

Nuevamente un post muy interesante.
Por cierto; has dicho: "Los cocodrilos surgieron sobre la faz terrestre poco antes de que lo hicieran los dinosaurios"; pues no sé que decirte, porque aunque el registro fósil de dinosaurios más antiguos data de hace 235 millones de años, seguramente aparecieron un poco antes, igual que los cocodrilos, que me parece que son desde hace 220 millones de años; pudieron haber aparecido antes. A donde quiero llegar es que es difícil saber que claod es más primitivo cuando por registro fósil se diferncian por tan poquito tiempo.
Por cierto también dices que los cocodrilos fueron más exitosos que los dinosaurios, pero me veo obligado a discrepar. (Aunque tal vez tengo un pelín de favoritismo por los dinos HoD). Bueno, mi discrepancia se basa en que ambos grupos han perdido mucha diversidad; de Dinosauria ya sólo queda Aves y de Crocodylia Gavialidae Crocodilidae (porciones muy pequeñas de su diversidad mesozoica; en este caso en diversidad ganarían los cocodrilos); pero si nos fijamos en el numeor de especies:
-Especies de Cocodrilia no extintas: 24.
-Especies de Dinosauria no extintas: aprox. 9.600.
En resumen 9600 a 24, creo que los dinosaurios tienen más existo; pero aún así sigue siendo algo discutible.


Bueno, pues me despido con un cordial saludo.

Lord Bohemi dijo...

Me parece una posición muy razonable, la de defender que formamos parte de un infinito, de que somos una pieza en éste, y que el azar o la deriva es lo que nos mueve. No obstante, me gustaría indagar un poco en esa afirmación y instar que quizás no deberíamos estar tan seguros sobre ello (¡No, ni siquiera en eso!).

El Darwinismo (o neodarwinismo) que, si he entendido bien, tú has defendido da claro protagonismo al azar, dando por sentado que es éste el que determina las mutaciones y los cambios en una población (lo que se entiende por evolución según el darwinismo). Es, además, la teoría más aceptada y defendida por los científicos más notables. Sin embargo, una explicación y un cálculo estadístico antónimo ha demostrado que de ser así, la evolución del ADN animal y vegetal habría tenido que empezar ya desde el Big Bang, y eso es imposible.

¿Y eso qué quiere decir? ¿Deberíamos confiar más, pues, en la teoría Lamarckiana de la evolución? Es cierto que resulta, de entrada, poco aceptable que una mutación provenga de la intención del individuo que la experimenta. Sin embargo, si eso es así es porque esa posibilidad escapa del conocimiento humano y de la lógica, a menudo cuadrada, de la ciencia. Tengamos en cuenta, pues, que el hombre aún desconoce el 99% de lo que lo rodea, de las fuerzas y conexiones que hay a su alrededor , y que gracias al conocimiento de ciertas "pruebas" que "demostrarían" el caracter darwiniano de la evolución, parece más plausible que el Lamarckismo. (A falta de pan, buenas son galletas, dicen...)

Pero no nos quedemos sentados: reflexionemos sobre lo dicho, pues de ser cierto el Lamarckismo, el hombre, como todo ser vivo, dejaría de ser una pieza llevada por la marea del azar, y pasaría a ser un rompecabezas completo, un todo que puede autosugestionarse a mutar; creer en el poder de la mente ya es un buen principio...