La representación que nosotros nos hacemos de algo foráneo, por definición no observado, nos define como personas de un tiempo: con unos conocimientos, gustos e inquietudes. Si pensamos en pro del nacionalismo o del orgullo patrio no nos sorprenderá contemplar discusiones acerca de si fue más pavoroso el americano T-Rex o el argentino Giganotosaurus, o si fue más grande el saurópodo encontrado, recientemente, en Teruel, que cualquier otro dinosaurio (o animal) que haya poblado jamás la Tierra. Una de las controversias más interesantes y, valga la redundancia, polémicas, es la que rodea al enigma de la extinción de los dinosaurios. Al pensar en los dinosaurios no son pocos a los que se les viene a la cabeza la efigie del meteorito que acabó con buena parte de la vida terrestre hace, aproximadamente, 65 millones de años. A muchos nos vendrá a la mente el solitario andar de un tiranosaurio en búsqueda de comida o el cadáver de un Triceratops roído por los, vencedores, mamíferos. Como reflejo de nuestros pensamientos e inquietudes, no es extraño oír en la actualidad que la extinción de los saurios bien tuvo algo que ver con los cambios climáticos, que como el actual, han ido sacudiendo a nuestro Planeta desde el principio de los tiempos. Sinceramente, este filón es sumamente interesante. Algo más probada que la eventual llegada del hombre a la Luna es el impacto de un meteorito, coincidiendo con el ocaso de los dinosaurios. Richard Muller, de la Universidad de California, abogó por una teoría (conocida como “hipótesis Némesis”) que defendía el impacto, periódico, de sendos meteoritos en nuestro planeta, procedentes del cinturón de asteroides sito en nuestro Sistema Solar. El cálculo lo realizó en períodos de 26 millones de años, contingencia curiosa. Más allá de esta teoría, por lo demás un tanto ridícula, se nos ha enseñado el declive de los dinosaurios como una consecuencia de un terrible invierno nuclear que sacudió el planeta con posterioridad al impacto celeste. La luz desapareció negando el alimento fotosintético para multitud de vegetales, provocando la carestía de nutrientes para los grandes herbívoros, y correlativa hambre de los carnívoros. Esta teoría es una de las que cuentan con mayor número de adeptos. Sin embargo, no convence a una, cada vez más amplia, minoría. Desde Francia, Malmartel nos explica una teoría ciertamente curiosa. Según nos ilustra en su interesantísima web, los dinosaurios fenecieron en virtud de importantes cambios gravitacionales en nuestro planeta. Dada la gran masa de estos seres, su condena fue mayúscula, hundiéndose en la más flagrante extinción virtud de características que otrora les repararon éxito. Junto a ella, una teoría que me seduce es aquella que defiende la muerte del taxón virtud de cambios en la concentración de dióxido de carbono y oxigeno. En conclusión, como es obvio, cualquier problema científico relativo a un tema divulgativo siempre es objeto de teorización barata (incluida la propia) falta de argumentos netamente científicos.
Pese a los inexcusables elementos físico-matemático-químicos que deben analizarse, existe una multitud de tópicos que deben ser combatidos por el cuerdo juicio de un aficionado moderno: 1) ¿Dónde está el límite entre extinción (dinosaurios en sentido estricto) y evolución-sobrevivencia-éxito (aves)? 2) ¿Cómo sobrevivieron los cocodrilos, las tortugas, buena parte de los peces y anfibios y nos estos reptiles? 3) ¿En qué se basó el éxito de los mamíferos, una vez que los descubrimientos paleontológicos nos han demostrado que todos los mamíferos no se limitaron a ser presas de los dinosaurios, detentadores de un tamaño de musaraña (surgiendo los primeros ungulados, roedores y primates en presencia de los saurios)? Son muchas las preguntas, argumentos y respuestas, tantas como las teorías que uno puede encontrar respecto a este misterio, en el que muchos quieren ver una profecía de lo que nos pueda pasar en el futuro. ¿¿Quizás se extinguieron por no caber en el Arca de Noé, que antaño defendió alguno, quién sabe si también ahora?? * Imágenes: En primer término, gran ilustración de D. Luis Rey (muestra la evolución, hacia las aves, de los dinosaurios). En segundo término, Repenomamus según Mineo Shiraishi (un mamífero que comía carne de dinosaurios).
9 comentarios:
Estupendo post Fujur, pero corrige la ortografía...se dice "en virtud de..." no virtud de..."
un abrazo
Manuel
Guau, Javier, qué lujo recibir de primera mano tu post!!
Como siempre tan interesante; yo no estoy tan informado acerca del mundo de los dinosaurios y eso que soy un auténtico apasionado de la naturaleza. Yo me decanto especialmente por los estudios de paleobotánica y palozoología de la antigüedad, aunque todavía no he hablado de nada de ello en mi blog (ya llegará su momento).
Respecto a lo que haces referencia yo no creo en las visiones catastrofistas de algunos autores, creo que debió ser un proceso lento asociado como dices a un cambio climático tal vez generado por un desplazamiento de los polos magnéticos de la Tierra o por una actividad volcánica intensa que generó un invierno nuclear. Quizá eso haya sido lo que provocó que no todas las especies desapareciesen, ya que ante un mismo problema no reaccionan igual todas las especies. Sólo hay que ver el retroceso o desaparición de algunas especies animales en Oceanía con la sóla introducción de la rata o el conejo. De todos modos de momento sólo podemos conjeturar y posicionarnos según nuestra forma de ver las cosas.
Te juro que me dejas loco con tu forma de escribir con lo jovencísimo que eres. Eres un auténtico erudito, no me cansaré de decirlo!!!
Heyyyyyyyyy me encanta todo lo que trata de los origenes de la tierra desde la prehistoria hasta las citas biblicas.
Me parecio genial e interesante.
Amigo mi blog necesita de tus comentarios...
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Abrazos
Quizá simplemente murieron de éxito como nos pasará a nosotros.
Besos de pantera.
jajaja
justo me recordaste tu primer comentario en un post mío, para variar sobre Dinotopía, en que me dejaste bien claro que eras todo un simpatizante del paleomundo. Genio y figura hasta la sepultura.
Yo veo que fue multifactorial, todos los sobrevivientes eran en mayoría muy pequeños, al menos comparativamente hablando, fácil hasta algún problema viral, como que el que hubo luego de la llegada de Colón a América, quién sabe, tantas cosas que pudieron interferir, pero eso de los gases también lo creo, pues algo así dizque habría pasado también en la del pérmico que fue peor.
De cualquier modo con tamaños tan grandes tarde o temprano les iba a caer, todos los grandotes suelen morirse si ves las cosas en retrospectiva. Si las cosas siguen así de seguro el próximo milenio no verá con vida a la mayoría de cetáceos o "megafauna" que aún nos queda.
Excelente entrada!
En la actualidad todavía queda algún ejemplar de "Tiranosaurio" dando por culo por ahí, pero mutado a mamífero pensador.
Salu2
Saludos Fujur, ¡cuánto tiempo sin visitar tu blog!, bien, pues pasaré a comentar este gran post.
Me han resultado muy interesantes las reflexiones que haces a cerca de la gran extinción finicretácica; sin embargo hay un detalle que me gustaría remarcar; y es que citas la clásica pregunta de ¿por qué se extinguieron los dinosauros y sin embargo sobrevivieron tortugas, cocodrilos, mamíferos, etc?
Bueno pues respecto a esta clásica pregunta que yo he oído ya incontables veces, tengo cierta discrepancia, puesto que al igual que los dinosaurios no sufrieron su completa extinción (las aves sobrevivieron), los mamíferos sufrieron en esa extinción la pérdida completa de todos los triconodóntidos y multituberculados que componían dos de los 3 linajes mesozoicos de estos animales.
Igualmente se puede decir de los cocodrilos, ya que tras la extinción su diversidad quedó por los suelos.
Bueno, pues me despido con un saludo y dicinédote que aún sigo en trabajo con las mejoras de Troodontidae.
Cuantas cosas sobre los dinosaurios creo que que en cualquier momento me encontrare uno en la esquina.
Pues yo tambien estudio Derecho y me gusta la paleo-fauna... por eso decidí resolverlo creando dos entidades bloggeras ;)
Ahora bien, tengo mis reservas respecto a la teoría de Malmartel, porque, como ya sabemos, no todos los dinosaurios eran enormes.
Magnífica foto la del Rapenomamus, uno de nuestos infames parientes lejanos, que se banqueteaba dinosaurios.
Saludos ;)
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