domingo, 28 de septiembre de 2008
Asesinos silenciosos: el engaño de los molinos
miércoles, 24 de septiembre de 2008
Una fruta para un mapache
jueves, 18 de septiembre de 2008
El caso de Brasilia
“Lo que Brasilia representa en mi concepto es el triunfo del hombre moderno sobre la naturaleza (un triunfo que puede deparar una sorpresa). En Río, las alturas y las aguas son de la naturaleza; en Brasilia son la obra del hombre. Las alturas son edificios, no montañas; las aguas son un lago artificial, no el mar. El hombre decidió construir en este lugar una nueva ciudad capital en un estilo nuevo. Antes aquí, no había habido nada humano, absolutamente nada sobre lo cual se pudiera construir algo. Todo debió ser comenzado desde cero. (…) Las primitivas ciudades del hombre surgieron gradual y naturalmente de una economía agrícola que puede haber sido varias veces milenarias antes de que diera origen a algo urbano. Brasilia no es así. (…) La creación de Brasilia es una acto de autoafirmación humana que es un acontecimiento en la historia de la humanidad (…)”.
Arnold Toynbee, “Entre el Maule y el Amazonas” (1967)
Las mejores clases son aquéllas que jamás son esperadas. Lecciones que da la vida sin previo aviso, gráciles y bienaventurados acontecimientos que nos alegran el devenir, reparando sapiencial beneficio y mejores ideas para lo venidero. El blog da pie a estos "eventos". En mi caso, bien pudiera decirse que la probabilidad de su acaecimiento es totalmente proporcional a los sabios comentarios dejados en los posts. Precisamente gracias a un magistral consejo bloggiano recaí en este gran autor. ¡Gracias Variopaint!, ¡aquí está mi tributo!
Algo que me gusta de Toynbee es lo "eterno" de sus textos. Fragmentos como el que arriba se transcribe (de los años 60), bien pudieran haber sido publicados en el diario de la mañana, con total actualidad y rastro de sangre nueva. De hecho, no hay muchas dudas de que, en lo que a la prensa actual se refiere, la perversión de lo efímero gobierna aquello donde debiera haber más verdades duraderas. Curiosamente, aupando la inteligencia de quienes me hacen de mentores, es precisamente el "diseño inteligente" aquello que debe descartarse, ser exiliado de nuestro pensamiento, borrado en nuestra escala de posibilidades, y más aún, de opciones.
Firmemente, creo que
Como dijera Toynbee, se trata de un binomio ejemplar, un ejemplo clave del éxito del planeamiento urbanístico frente a la naturaleza. Donde antes no hubo nada (o al menos nada artificial), se levanta la capital, próspera, de un gran país emergente, potencia en expansión de poder e intereses. Brasilia comenzó a construirse en 1956 (por orden del Presidente Juscelino Kubitschek), hoy cuenta con más de dos millones de habitantes. Comparte con urbes como Canberra o Putrajaya (nueva capital administrativa de Malasia), el haber salido de la nada para ocupar el trono de la capitalidad estatal. En este caso de un gran país de inmensas perspectivas. Sin embargo, conforme se hace mayor la monumentalidad de Brasilia, también se va asemejando, cada día más, a la antigua capital de Río de Janeiro. La naturaleza no es producto de una creación divina, mucho menos de un diseño inteligente. Río de Janeiro nos lo demuestra, Brasilia nos lo está demostrando.
Por más que el hombre intenta organizar, clasificar, y “racionalizar” todo aquello que produce, la feroz bestia natural no admite doma. El Azar se idéntica con ella, vence los miedos e impera caóticamente. Río es “racionalizable”, sólo y exclusivamente en la medida en que el hombre pueda contener las fluctuaciones de la existencia no intervenida. Por más que Brasilia saliera del plano, se convertirá en una ciudad sujeta a una misma ley, la del Caos, única reina y soberana, en el Cielo, como también en
Primera imagen: Juscelino Kubitschek Bridge (Ponte Juscelino Kubitschek), originally posted to Flickr as ponte JK. This file is licensed under Creative Commons Attribution 2.0 License.
domingo, 14 de septiembre de 2008
Una breve historia del alcohol
viernes, 12 de septiembre de 2008
Corcel para bohemios: el viaje nocturno de Zalakin
Zalakin se acurrucó en su lecho, en lo pasivo de ser víctima del regocijo más placentero. Acaso cuál mapache, cuál lirón en supremo sueño; su pequeña choza de mangle bailaba al son de las húmedas gotas de madrugada. El Sol hacía tiempo que deambulaba por el submundo, jugando entre los ajuares de la visible Luna. Noche cerrada digna para el sueño, lluvia de telón, fantasía por teatro.
Dejando su mundo y hábitat, Zalakin no soñaba con ningún manglar o ciénaga. Su mundo eventual eran los cielos, yendo montado en un ser plano y bondadoso, una manta de los mil y un vientos. El suave tacto del cartilaginoso, le sabía a maternal sábana. Su equilibrio en el pseudo corcel le recordaba el calor de su almohada. Todo era como en sueño, pero pareciendo despierto. Él y su fantasía, el pez volador y el héroe de los cielos montado en sus lomos, sirviendo a su nueva historia, aquí escrita, en él imaginada.
Las fantasías sufren de sucesos, de golpes, azares e infortunios. Cuál regla química, su densidad (o concentración) separa al sueño de la pesadilla, dos hermanadas caras, para un infinito número de trayectos. Zalakin escogió, como no podía ser de otra manera, uno propio. De hecho, la manta le recordaba a uno de sus más preciados seres, también al “instrumento” que le guarecía aquella fresca noche, en un mismo momento, en la otra dimensión, la realidad distante.
Un sueño muchas veces es tanto recuerdo como meditación, reflexión, e incluso, premonición. A Zalakin se le aparecieron todos sus miedos mientras volaba montado en la fiera. Pensó en lo duro de la existencia, en cómo había encontrado un reposo en sueño, para no encontrar, por el momento, relajación severa en el suelo terreno... Pensaba que todo sería bonito si siempre fuera “montar en manta”. Reflexionó sobre cuán contradictorio es anteponer, a veces, saber a trabajo, laborioso a bohemio. Se dio cuenta de que el descanso es un mismo correlato del estar cansado, una consecuencia del esfuerzo. ¿Cómo pensar, dentro de un mundo hostil? ¿Cómo decir que el bien fue de sabios? Volar en manta le recordaba a tocar la sábana. Dormir a la intemperie de la buenaventura, aún sopesando la entrada en posada de La Estrella. ¿Egoísmo frente al porvenir de los suyos? ¿Soñar sin estar cansado, descansar pudiendo estar despierto?
La manta volaba sin rumbo fijo, sólo se movía entre las nubes del infinito. Soñaba con ser libre, poder experimentar qué era no tener deber, motivación o juramento. Fantasía abría sus puertas y deseaba al infante una reflexión, una escritura de media noche, un beso placentero de la Luna, un cálido ajustes de espaldas con el padre Sol, verdadero tirano de los cielos, desde el amanecer.
Abrió un ojo para contemplar la pared de su estancia con el otro, pensando asustado, asimilando la verdad del nuevo sueño. Zalakin despertó cual húmedo infortunio, se había rota el sueño, el despertador matutino le mostraba el rayo que le hizo sentirse siervo. ¿Cuál Dios puede ser merecedor de mayor honra, que aquél que no le dejó a Zalakin poder seguir montado en la mágica manta? ¿Qué infortunio más profano hay que separarse del lecho? ¿Cuánto egoísmo comporta la salida, cuán necesario es dar un pie al frente, decirse a uno mismo cuál es su semejanza con Zalakin, sentirse útil en realidad, para soñar dormido, y poder despertar bohemio...
lunes, 8 de septiembre de 2008
Huertos salobres, sueños con Salicornia
Para un opositor, tiene mucha dificultad el poder seguir, con cierta disciplina y regularidad, sus “obligaciones bloggianas” (nexo de férreo sinalagma). Escribir con la oportunidad, o como diría Picasso, cuando la inspiración te pilla trabajando, en mi caso, pensando-descansando, es una opción (guardando los artículos en el disco duro, para como en este caso, ser publicados cuando sea pertinente, y ya falten en el blog nuevos reportajes y meditaciones). Hoy les haré una curiosa confesión. Es una gran experiencia releer textos que te parecieron “ásperos” y complicados cuando eras un infante. El cambio neuronal producido por tu contínuo aprendizaje te hace reparar en detalles que otrora te resultaron sin importancia alguna, pongamos como ejemplo el tema de hoy.
Sin haber caído antes en ello, una de las mayores “minas” en las que poder encontrar temas sobre los que escribir y reflexionar, son las viejas revistas archivadas en sus respectivos estuches, siempre polvorientas, y en no pocas ocasiones, menospreciadas. Inspecciono mis antiguas “Scientific American” y me encuentro con textos de potencial consumo. Obviamente, el interés que ponga en uno u otro dependerá de la idea subyacente que pretendan tratar, y no hay lugar a dudas de que, en los tiempos que corren, el tema del agua dulce potable es algo que nos interesa y compete a todos.
“Riego con agua del mar” de Edward P. Glenn, J. Jed Brown y James W. O'Leary (Scientific American, Octubre de 1998) es uno de los artículos que más me llaman la atención. Según informan estos investigadores, es posible cultivar vegetales tolerantes al agua del mar, no sólo en tanto que salinas verduras con las que compaginar nuestra dieta sino que también, primordialmente, como forraje para los animales. Proyectos pilotos realizados en países como México, Emiratos Árabes, Arabia Saudí e India han permitido a los científicos llegar a la conclusión de que el rendimiento de especies como la Salicornia, pueden llegar a producir unos rendimientos equiparables a los más productivos vegetales (1,7 kilogramos por metro cuadrado de biomasa total y 0,2 kilogramos por metro cuadrado, de semillas de aceite).
La Salicornia, planta con la que los investigadores, arriba citados, han obtenido los mejores resultados, son plantas que normalmente medran en marismas costeras, teniendo, por naturaleza, una encomiable capacidad para prosperar en aguas salobres. Sus tallos pueden ser comidos por el ganado, mientras que sus semillas son aptas para la elaboración de aceite (con sabor parecido a los frutos secos). Sin embargo, esta especie en cuestión también tiene sus inconvenientes.
La idea inicial, intuida, con total seguridad, por buena parte de los que leen estas líneas, era la de explotar este tipo de cultivo en regiones desérticas, sin embargo, existe el problema de que la planta en cuestión, la Salicornia, no rinde tanto en regiones tropicales como en otros lugares de clima más templado. Experimentos llevados a cabo en la Patagonia (Argentina) han demostrado que la Salicornia ambigua, oriunda de esas latitudes, es ideal para la extracción de pienso para cordero. De hecho, experimentos llevados a cabo en el lugar (y publicados en la web de “Diario del Fin del Mundo”) han demostrado que la carne de los corderos que se han alimentado de esta planta, es de mejor calidad (con un 30% menos de grasas y más de proteínas) que la normal, pudiendo acontecer un nuevo recurso para esta región del globo (quién sabe si para subministrar alimento a los, cada día más frecuentes, ferryes que van hacia la Antártida cargados de turistas).
Es cierto que el ganado que se alimenta con este tipo de cultivos requiere abrevar más con la finalidad de compensar el exceso de sales; sin embargo, igualmente cierto es que, aún así, hay margen para el ahorro de agua, dado que buena parte del despilfarro de agua potable realizado por nuestra sociedad es más en cultivos que para uso particular (desde WWF/Adena se ha llegado a afirmar que para el caso de España, “el «despilfarro» de agua en la agricultura excedentaria equivale a lo que consumirían al año 16 millones de españoles”).
Que cada cual tenga sus sueños, y haga sus cálculos y maquinaciones, de lo que no hay duda es de que el mar aún tiene recursos para explotar, y que con su agua, son muchas las cosas que aún pueden llevarse a cabo, para nuestro bien y el del conjunto del Planeta Tierra.
Cuadro primero: obra de Fattori, Giovanni
viernes, 5 de septiembre de 2008
El más tierno principio
miércoles, 3 de septiembre de 2008
La increíble y triste historia de un ciervo llamado David
lunes, 1 de septiembre de 2008
Manifiestos, promesas y reflexiones de medianoche
- Ilustración: Pacific Swallow (House Swallow, Hill Swallow) Hirundo tahitica domicola Jerdon
- Fotografía niña: Saigon - Vietnam, 1998 by Samoano. GNU Free Documentation License