viernes, 5 de septiembre de 2008

El más tierno principio

Corría el año 2000, y mi tierna juventud estaba cubierta por la más radical de las melancolías. Los primeros exámenes serios, las matemáticas de 3º de ESO, los análisis sintácticos y las recensiones de novelas, por lo general fofas y de calidad dudosa, convertían a ese curso en especial, el inicio de la nueva Vida, el descubrimiento de que el iter vital, después de todo, ¡comenzaba a ir en serio!. Las experiencias vitales se multiplicaban, todo era aprender materias y vida. Uno coge por esas edades sus primeras convicciones políticas, filosóficas, y acaso también existenciales. Se empieza a descubrir lo más ignotos reductos del saber maduro, del sexo, del quehacer diario y, cómo no, del dinero. Tercero de Secundaria no fue para mí un curso cualquiera. La tristeza de mi eventual psique del momento cogió premio en el auge de mis notas. Comprendí qué era el esfuerzo, obsesionándome con las letras, en tanto que flotador mediante las cuales poder sacar “algo” de provecho venidero. Fue en ese curso cuando se me marcaron las reflexiones de Lázaro, el verdadero significado de “medrar” y la admiración por las epopeyas vitales más heroicas, fueran del Cid o narradas en la Ilíada. Sin embargo, y ante todo, fue en ese curso cuando hice uno de mis descubrimientos vitales más importantes. Mi primer contacto con la literatura, mi primer encuentro con mi pasión, en aquel entonces, oculta. Doña Dolores Larrosa, profesora que deseo mencionar, por ser para mí anfitriona en saber y eterna dinamitera de mis más pasional afición, me propuso participar, con una poesía compuesta para un ejercicio de clase, en el Certamen de Sant Jordi (IES VILATZARA) de aquel año. Yo no es que me atreviera demasiado... pero el apoyo familiar y un “qué se yo” interno me hizo intentarlo. Gracias al Divino, o quién sabe a cuál de los imaginarios siervos de la déspota Fortuna, el concurso lo gané, versando mi primer poesía de la siguiente manera: El pajarico Pájaro, pajarico, ¿Qué cantas hoy con tu piquito? Mañana y noche, mediodía y tarde, canta el pajarico, sin ser cobarde. ¡Hagamos una orquesta! El urogallo con la guitarra, el tambor para el gorrión, las maracas para el gallo, la lavandera y su acordeón. Canario y jilguero, que canten, y al mal espanten. Llega la primavera, y las aves ponen, en la encina, y en su vecina, la sabina. Los polluelos nacen, comen, pian, y crecen. El miedo y la inseguridad, la indecisión y la necesidad, hacen al pájaro, pajarico, introducido a cantar, por primera vez, volar. El pájaro, pajarico, pió, cantó y voló, el pajaro, pajarico se formó. Asi pronto, el pájaro, pajarico, seguirá cantando con su piquito. Junto con esta poesía, cuatro más le sirvieron de fieles escuderas. Una en particular, sería publicada posteriormente en la revista "Biología": El jilguero Pilulin, Pilulin, el jilguero cantó, pilulin, pilulin, el jilguero habló. Raya negro y cuerpo marrón, luce el jilguero, con el arte de un camaleón. Negro sincero y rojo hermoso, luce el jilguero, sin ser vergonzoso. Llega la primavera, y el jilguero con su madroño, a su hembra espera, como si fuera el otoño. Canta en un pino, en una encina, en un olmo, o en una sabina. A su hembra cortejó, y en un pino, con ella anidó. Pilulin, Pilulin, el jilguero cantó, pilulin, pilulin, el jilguero crió. No hay ni qué decir que los textos, ahora, acontecen un poco “primitivos”, o cuanto menos, “ruborizantes”. Sin embargo, ¿verdad que es bonito poder guardar tus primeros textos, “algo serios”, de niño? Recordar tus inicios en esto de la Literatura, sea buena, o en más ocasiones, barata...
  • Primera pintura: "Русский: Всюду жизнь" cuadro de Nikolaj Alexandrowitsch Jaroschenko
  • Segunda pintura: "The goldfinch" de Carel Fabritius (1622-1654)

    5 comentarios:

    Dinorider d'Andoandor dijo...

    ¡Qué tierno!

    Mi mamá conservaba mi primera historia de la que había evidencia, la misma que hice cuando tendría 4 años pero un día se perdió y ni como para scanearla.

    pero lo tuyo estuvo muy bonito, yo con los versos nunca me pude enredar

    El llano Galvín dijo...

    No doy crédito ¿también escribes poesía? No pierdes el tiempo, la verdad. Se nota la juventud en ellas, pero el hecho de enfrentarte a la poesía siendo tan joven es sorprendente. Enhorabuena!
    Yo no recuerdo mi despertar en el mundo pompeyano, pero hace poco encontré un dibujo de cuando estaba en 1º o 2º de EGB y ahí estaban unas personas en primer plano llevando cosas en la mano y al fondo unas ruinas en llamas con un cartel en el que estaba escrito "Pompella". ¿Qué me despertó el interés por esa ciudad?Se ha perdido en el inicio de mi infancia, quizá algunas imágenes televisivas cuando era un mico. Sea lo que sea me marcó para siempre.
    Un abrazo!!!!!

    panterablanca dijo...

    Jajajajajaa!!! Tus poemas me parecen muy tiernos y muy "naturalistas".
    Besos salvajes.

    Anónimo dijo...

    Qué bueno que compartas esto con nosotros amigo Fujur... sí para mí tambien sería ruborizante publicar algunas de las cosas que hacía por entonces... incluso creo que hice una fábula dinosaurística XDDD bueno eso le corresponde a mi alter ego troodóntido.

    Dardo dijo...

    Apreciado Fujur. Una delicia esta confesión tan emotiva que nos ha regalado tan generosamente. Permítame la broma (puesto que Vd. se empeña en verme a veces como "maligno"): estaba Vd. en la edad del "pavo" tierno; o sea, de la pubertad. Ni era niño, ni era hombre; sino púber.En esta época todos empezamos a construir nuestra identidad. Por cierto, el "qué se yo" de su impulso a concursar se lo aclaro, pues sé un poco de psicopedagogía: narcisismo. Pero no se apure; es propia de esta etapa (de los 12 a los 16 años); nos ha pasado a todos.

    Me han gustado ambas, pero en especial la del "jilgüero" porque tiene un toque plástico muy expresivo. (Pero sigamos con mi "bribona malignidad"). El caso es que como Vd. sabe en esta etapa de la pubertad se desencadenan toda una serie de efectos hormonales (¡¡vamos que se dispara la testosterona!!). Es por eso que casi he llegado a ruborizarme, porque en la lectura de "El jilguero" cuando he llegado a "madroño" he creido que iba a desbaratar Vd. el siguiente verso con la rima consonante en "oño", máxime si nos anticipa que espera a la "jilguera".

    Bueno, Fujur, un placer leerle. Pero ¡no me tiente!. Pues ya ve como las gasto. Un cordial saludo y que siga con ánimo su dura preparación.