Nuestra percepción del Mundo se halla condicionada por la existencia de dos dimensiones paralelas. Desde tiempos antiguos se ha distinguido pensamiento y psique, razón e instinto. La Fantasía, los sueños... son pequeñas muestras de cómo existe un mundo interior que subyace a todo lo empíricamente real. Materia etérea dentro de lo fáctico y observable. Quizás hiciera falta leer más a Ende, contemplar cómo el hecho fenomenológico, tal vez religioso, lejos de imponerse a la Ciencia la complementa; siendo ese resquicio que nos diera la Naturaleza, de tal forma que actuara sin poder ser jamás dominado. Los méritos, y a su vez el éxito, muchas veces deben interactuar en ambas dimensiones. No vale la justicia de los hechos sino se gana con las sensaciones, con los sentimientos.
Siniestras ideas, hacedoras de engendros del marketing, muestran cuán importante es tener buena prensa para ser considerada “oficialmente” una nueva maravilla del Mundo. ¡Como si no tuviera cada uno su propia maravilla en su mente!, su propio cuadro de melancolía, su propio resto del Pasado. Quizás para mí fuera Anguita mi mayor maravilla, Vilassar y Hospitalet otras dos de ellas, quién sabe si no serían Londres, Berlín, Estambul con Santa Sofía, y alguna que otra más, como la Sagrada Familia o la Giralda, el resto. Lo siento, la Torre de la Cigüeña de Anguita me denota mayores sensaciones que el Taj Majal, porque impera con creces en los senderos de mi imaginario.
La Fantasía es propiedad privada. Cosmos alimentado por estímulos externos, custodiados por tus propias neuronas. Lo placentero, lo conocido, lo querido, son piezas con las que construir tu personal muro, ese cúmulo de sensaciones que se graba, con letras de oro, en tu propio diario vital, tu particular saco de experiencias.
Pese a todo, es cierto que la estadística nos brinda la posibilidad de considerar la existencia de grandes imaginarios colectivos. Poca gente habrá echado en falta el Templo de Angkor Bat en la lista de nominadas, no por no cumplir los requisitos (fue una de las más esplendorosas ciudades de la Antigüedad), sino por no haber sabido ganar el imaginario del pueblo globalizado. Pudiera decirse lo mismo de grandes urbes históricas como Samarcanda o Damasco, contraponiéndose su innata belleza a la gloria de monumentos como el Big Beng, la Puerta de Branderburgo o la Torre Eiffel.
Esta última es el mayor ejemplo de cómo el éxito es bipolar. Cómo la Fantasía se hace igualmente inexcusable que la Realidad, siendo consciente el chovinismo francés de la necesidad de saber promocionar el producto. Para el gran público sería poco más que una ofensa considerar que la Torre estuvo a punto de ser derruida una vez acabo la Exposición o que fuera rechazada con anterioridad por Barcelona, por preferir la Ciudad Condal las Fuentes de Colores de Montjuïc de Carles Buigas.
Un análisis de estricta rigurosidad técnico-artística, no sin cierta consideración del tiempo en el que fueron construidos ambos monumentos, mostraría una mayor riqueza de la elección barcelonesa. Sin embargo, no sólo el número de visitantes de la torre (monumento más visitado del Mundo), sino su éxito en lo metafísico de las sensaciones, decantaría el éxito para la obra de Eiffel.
Fue el edificio más alto en su época, siendo una construcción descomunalmente lograda para aquel tiempo, sin embargo, no sería ello, sino más bien el número de enamorados amantes que la contemplaron, la constelación de besos lanzados desde sus miradores, o las finales televisivas del Tour de Francia las que demostraron un mayor simbolismo, mayores visitas, y por lo tanto, mayor presencia en los imaginarios individualizados.
La conclusión acontece de necesaria imperatividad, debemos tener en cuenta siempre las dos líneas que influyen en nuestro Mundo, comprender que la justicia, en todas sus facetas, es el más inmaterial de los principios y que, lejos de las corrientes actuales, el estricto análisis empírico sólo nos lleva al absurdo, a una Realidad que ignora nuestra psique e instintos, una voluntad de querer descalificar al resto de la Humanidad en cuanto a sus tendencias y pensamientos, cayendo en la falacia del original, y de quien no supo rectificar a tiempo…
Siniestras ideas, hacedoras de engendros del marketing, muestran cuán importante es tener buena prensa para ser considerada “oficialmente” una nueva maravilla del Mundo. ¡Como si no tuviera cada uno su propia maravilla en su mente!, su propio cuadro de melancolía, su propio resto del Pasado. Quizás para mí fuera Anguita mi mayor maravilla, Vilassar y Hospitalet otras dos de ellas, quién sabe si no serían Londres, Berlín, Estambul con Santa Sofía, y alguna que otra más, como la Sagrada Familia o la Giralda, el resto. Lo siento, la Torre de la Cigüeña de Anguita me denota mayores sensaciones que el Taj Majal, porque impera con creces en los senderos de mi imaginario.
La Fantasía es propiedad privada. Cosmos alimentado por estímulos externos, custodiados por tus propias neuronas. Lo placentero, lo conocido, lo querido, son piezas con las que construir tu personal muro, ese cúmulo de sensaciones que se graba, con letras de oro, en tu propio diario vital, tu particular saco de experiencias.
Pese a todo, es cierto que la estadística nos brinda la posibilidad de considerar la existencia de grandes imaginarios colectivos. Poca gente habrá echado en falta el Templo de Angkor Bat en la lista de nominadas, no por no cumplir los requisitos (fue una de las más esplendorosas ciudades de la Antigüedad), sino por no haber sabido ganar el imaginario del pueblo globalizado. Pudiera decirse lo mismo de grandes urbes históricas como Samarcanda o Damasco, contraponiéndose su innata belleza a la gloria de monumentos como el Big Beng, la Puerta de Branderburgo o la Torre Eiffel.
Esta última es el mayor ejemplo de cómo el éxito es bipolar. Cómo la Fantasía se hace igualmente inexcusable que la Realidad, siendo consciente el chovinismo francés de la necesidad de saber promocionar el producto. Para el gran público sería poco más que una ofensa considerar que la Torre estuvo a punto de ser derruida una vez acabo la Exposición o que fuera rechazada con anterioridad por Barcelona, por preferir la Ciudad Condal las Fuentes de Colores de Montjuïc de Carles Buigas.
Un análisis de estricta rigurosidad técnico-artística, no sin cierta consideración del tiempo en el que fueron construidos ambos monumentos, mostraría una mayor riqueza de la elección barcelonesa. Sin embargo, no sólo el número de visitantes de la torre (monumento más visitado del Mundo), sino su éxito en lo metafísico de las sensaciones, decantaría el éxito para la obra de Eiffel.
Fue el edificio más alto en su época, siendo una construcción descomunalmente lograda para aquel tiempo, sin embargo, no sería ello, sino más bien el número de enamorados amantes que la contemplaron, la constelación de besos lanzados desde sus miradores, o las finales televisivas del Tour de Francia las que demostraron un mayor simbolismo, mayores visitas, y por lo tanto, mayor presencia en los imaginarios individualizados.
La conclusión acontece de necesaria imperatividad, debemos tener en cuenta siempre las dos líneas que influyen en nuestro Mundo, comprender que la justicia, en todas sus facetas, es el más inmaterial de los principios y que, lejos de las corrientes actuales, el estricto análisis empírico sólo nos lleva al absurdo, a una Realidad que ignora nuestra psique e instintos, una voluntad de querer descalificar al resto de la Humanidad en cuanto a sus tendencias y pensamientos, cayendo en la falacia del original, y de quien no supo rectificar a tiempo…
- Nota: la primera imagen es de http://www.flickr.com/photos/hughes_leglise/, y está sujeta a Creative Commons Attribution 2.5
3 comentarios:
La verdad verdadera Fujur, es que, lo has explicado tan magníficamente bien y tan claramente que no se puede añadir mucho más.
Esto de las "maravillas" ya dejó hace mucho tiempo de ser algo más que un puro negocio, como casi todo en esta sociedad globalizada donde imperan los intereses políticos y económicos. Sin duda estas cuestiones y como tú bien dices una acertada, o mejor dicho interesada, campaña de marketing acaban haciendo que veamos maravillas donde previamente nos han dirigido.
Besitos y salud, como siempre entrada magistra.
P.D. Por cierto tendré premio, soy la primera??? :P
¿por qué nos proyectan la atención hacia cosas que no la tienen? me pregunto a menudo.Nos desinforman de maravilla...
Soberbio ensayo.
Un abrazo
Tienes mucha razón, además hemos coincidido en una cosa, alguna vez yo he comentado que la gente debería leer a Ende, y no solo La historia interminable.
Besotesssssssssssss
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