jueves, 18 de septiembre de 2008

El caso de Brasilia

Lo que Brasilia representa en mi concepto es el triunfo del hombre moderno sobre la naturaleza (un triunfo que puede deparar una sorpresa). En Río, las alturas y las aguas son de la naturaleza; en Brasilia son la obra del hombre. Las alturas son edificios, no montañas; las aguas son un lago artificial, no el mar. El hombre decidió construir en este lugar una nueva ciudad capital en un estilo nuevo. Antes aquí, no había habido nada humano, absolutamente nada sobre lo cual se pudiera construir algo. Todo debió ser comenzado desde cero. (…) Las primitivas ciudades del hombre surgieron gradual y naturalmente de una economía agrícola que puede haber sido varias veces milenarias antes de que diera origen a algo urbano. Brasilia no es así. (…) La creación de Brasilia es una acto de autoafirmación humana que es un acontecimiento en la historia de la humanidad (…)”.

Arnold Toynbee, “Entre el Maule y el Amazonas” (1967)

Las mejores clases son aquéllas que jamás son esperadas. Lecciones que da la vida sin previo aviso, gráciles y bienaventurados acontecimientos que nos alegran el devenir, reparando sapiencial beneficio y mejores ideas para lo venidero. El blog da pie a estos "eventos". En mi caso, bien pudiera decirse que la probabilidad de su acaecimiento es totalmente proporcional a los sabios comentarios dejados en los posts. Precisamente gracias a un magistral consejo bloggiano recaí en este gran autor. ¡Gracias Variopaint!, ¡aquí está mi tributo!

Algo que me gusta de Toynbee es lo "eterno" de sus textos. Fragmentos como el que arriba se transcribe (de los años 60), bien pudieran haber sido publicados en el diario de la mañana, con total actualidad y rastro de sangre nueva. De hecho, no hay muchas dudas de que, en lo que a la prensa actual se refiere, la perversión de lo efímero gobierna aquello donde debiera haber más verdades duraderas. Curiosamente, aupando la inteligencia de quienes me hacen de mentores, es precisamente el "diseño inteligente" aquello que debe descartarse, ser exiliado de nuestro pensamiento, borrado en nuestra escala de posibilidades, y más aún, de opciones.

Firmemente, creo que la Evolución comparte “fenómenos” con el Urbanismo. La tendencia hacia el Caos que se ve en lo natural tiene su contrareflejo en lo “racional” de lo definitivamente humano. Pensémos en Río. Pese a no haberlo visitado, alcanzo a ver muchas similitudes con otras megaurbes como Estambul, Londres, Madrid o Barcelona. Centros congestionados, desigualdades, barrios construidos sin orden, y en el caso de Río, trozos de selva entre el asfalto y ciudades eternas de favelas y demás monumentos a la miseria. Prima facie, la joven capital del país, Brasilia, bien pudiera parecernos otro cosa.

Como dijera Toynbee, se trata de un binomio ejemplar, un ejemplo clave del éxito del planeamiento urbanístico frente a la naturaleza. Donde antes no hubo nada (o al menos nada artificial), se levanta la capital, próspera, de un gran país emergente, potencia en expansión de poder e intereses. Brasilia comenzó a construirse en 1956 (por orden del Presidente Juscelino Kubitschek), hoy cuenta con más de dos millones de habitantes. Comparte con urbes como Canberra o Putrajaya (nueva capital administrativa de Malasia), el haber salido de la nada para ocupar el trono de la capitalidad estatal. En este caso de un gran país de inmensas perspectivas. Sin embargo, conforme se hace mayor la monumentalidad de Brasilia, también se va asemejando, cada día más, a la antigua capital de Río de Janeiro. La naturaleza no es producto de una creación divina, mucho menos de un diseño inteligente. Río de Janeiro nos lo demuestra, Brasilia nos lo está demostrando.

Por más que el hombre intenta organizar, clasificar, y “racionalizar” todo aquello que produce, la feroz bestia natural no admite doma. El Azar se idéntica con ella, vence los miedos e impera caóticamente. Río es “racionalizable”, sólo y exclusivamente en la medida en que el hombre pueda contener las fluctuaciones de la existencia no intervenida. Por más que Brasilia saliera del plano, se convertirá en una ciudad sujeta a una misma ley, la del Caos, única reina y soberana, en el Cielo, como también en la Tierra. ¿Caer de brazos cruzados? ¿Reconocer al Caos como el único futuro, el inevitable? ¡Nada de eso!, precisamente es el "orden" lo que identifica a nuestra especie. Sólo tiene cabida en nuestra mente, pero de nosotros depende su influencia en un medio hostil, y por definición, cambiante. Planificar el desorden, urbanizar sabiendo dónde...

Primera imagen: Juscelino Kubitschek Bridge (Ponte Juscelino Kubitschek), originally posted to Flickr as ponte JK. This file is licensed under Creative Commons Attribution 2.0 License.

Segunda imagen: Public domain, based on image from www.dominiopublico.gov.br U.S. Dept. of State and edited by Felipe Micaroni Lalli

9 comentarios:

variopaint dijo...

Estupendo Fujur...además ya veo que te has dado a Don Arnoldo; haces bien, era muy listo, aprenderás horrores.

saludos

El llano Galvín dijo...

Es curioso que hables de Brasilia; esta semana pusieron un documental en la 2 acerca de la contribución española en la creación de Camberra y me quedé asombrado viendo los planes urbanísticos y repobladores llevados a cabo en la zona. Imagino que en el caso de Brasilia será parecido.
Como te ha ocurrido con Toynbee a mi me ha pasado, en otra escala, con Miguel Delibes al leer su presentación como letra en la Real Academia de la Lengua Española, "Un mundo que agoniza", en la que analiza en 1975 todos los problemas ecológicos que hoy tenemos en boca.
Siempre hay algo nuevo que aprender, es fascinante.
Un saludo!!!!

Dinorider d'Andoandor dijo...

Yo creo en la capacidad y obligación humana de adaptar el caos, no creo en el equilibrio.
Me gustó la semblanza, Brasilia es una obra grande sin duda, una lástima nomás saber que Río anda tan maltratado con lo de las amfias y esas cosas feas.

Saludos

Anónimo dijo...

Su blog está lleno de inquietudes, de las cuales no comparto casi ninguna, con un lenguaje cuidado que me huele a alcanfor. No me gusta que ponga usted su título colagado en la pared para impresionar ni que desde su altura de miras no se digne siquiera a contestar los comentarios de sus compadres de rimbombantes jergas.
Suyo afmo.
Bartolo Santiguamé

Fujur dijo...

Querido Bartolo,

le contesto como contesto a todos mis amigos, sólo que, haciendo una excepción, le contesto en mi blog y no en el suyo propio, como a mí me gusta (pues creo que éste no existe).

Gracias por su comentario.

Artax el Eterno Cruzado dijo...

Ya no recuerdo ni lo que es tiempo, lo que pongo son bocetos acumulados que tengo, un par de arreglos para que sigan un minimo hilo coherente y a publicar, si no tendria telarañas ahi.

Cuidate figura.

Fabber dijo...

Toynbee, como los grandes historiadores, es para todas las épocas. Sobre Brasilia un amigo cercano a la diplomacia me contaba que era una ciudad que solía estar desierta los fines de semana, pues la mayor parte de sus habitantes, funcionarios estatales y el personal que lo acompaña, huía a otras ciudades. Esto sucedía en los 80s, pero supongo que pasado ese interregno habitacional, Brasilia ahora cuenta con vida propia.

Anónimo dijo...

De pequeño solía caminar por las calles para contemplar los edificios más altos de mi ciudad; ahora no sé en qué momento se perdió mi entusiasmo. Ya miro pocas cosas.

Saludos

Dinorider d'Andoandor dijo...

A palabras necias oidos sordos amigo Fujur, me sorprendió que cambiaras la cáscara al blog