martes, 26 de febrero de 2008

Esperando al Mesías evolucionista


Me enseñaba ayer mi admirada hermana, persona inquieta donde las haya, el vídeo de un pequeño infante latinoamericano metido a predicador. La verdad es que una mezcla de pena, y debo confesar, algo de gracia, me envolvió mientras contemplaba tan funesta como infame pantomima. En el más democratizador de los medios de comunicación (véase Youtube) ya han tomado ejemplo del asunto. Los montajes en torno al número del chaval son copiosos: desde los discursos de Chiquito de la Calzada, pasando por Rappeos, documentales ficticios y “bailes del mono”, o como dijera él: “monitos”. Es más que depresivo el asunto. Lo que bien podría ser un genial ejercicio de sátira en la escuela acontece un “miting” de lo miserable entre gentes que osan llevar corbata y traje. Malaventurados.

La broma, indirectamente creada, no deja de ser una materia susceptible de reflexión. Veo en ello un reflejo de las carencias de nuestra sociedad global (y no nacional, por si alguno aún no se había dado cuenta). Falta una “cosmovisión” general que sea accesible a todos los públicos y nos haga llegar un mensaje común, una idea de cuál es el estado actual de la Ciencia que nos lleva a todas las consecuencias del actual paradigma científico. Es sumamente difícil que los niños no se queden con la manipulada copla de que el hombre procede del mono. A los infantes no se les puede presentar su primera visión del actual paradigma científico hablando de genes y de átomos. Una imagen vale más que mil palabras, y ciertamente, ¡es difícil poder enseñar una imagen de una u otra entidad!

Reivindico el papel de la historia natural, sí, de la paleontología. Si a un chaval se le compara al avestruz con el velociraptor seguramente entienda mejor la copla que si se le explica el actual estado de la física basándose en esas piezas de Lego tan pocas veces comprendidas que son los átomos. Lo mismo debe decirse de los genes, si se analizan los resultados antes que las causas, los observadores (aún por edad, exigentes y facultados) difícilmente no se verán incluidos en un pensamiento, que necesariamente, nos incluye a todos en tanto que individuos de la especie humana.

La labor del sacerdote no ha sido del todo suplantada. Ante los poderes de un Supremo y Omnisciente Dios Misericordioso se nos dibuja un mundo compuesto por piezas invisibles a ojos, no sólo humanos, sino también de la mayor parte de los instrumentos posibles. ¡Cómo no iba la gente a optar por la religión ante la ciencia, elegir la parábola y la fábula antes que las difíciles, y la más de las veces incomprensibles, fórmulas de las matemáticas!

Obviamente, esta laguna es un campo totalmente afecto a los rigores de la divulgación barata. Cualquier licenciado en ciencias puede lucrarse divulgando, sin tener gran idea, condicionando las convicciones del ciudadano de forma semejante, pero incluso menos autorizada, que el voluntarioso párroco de turno. Seamos valientes. Muchas veces me he preguntado si actos, como el del niño profeta, no son más que instrumentos con los que tener subyugada a la plebe, puro “Panem et circenses” que dijera el romano Juvenal.

Esta reflexión se me ha ocurrido, en multitud de ocasiones, cuando visito por cualquier motivo uno de esos barrios que, un tanto peyorativamente, se conocen como obreros. La mayoría de la clase acomodada es creyente en cuanto a “quiyos” y “cholos”: gentes de menor capacidad cerebral, opinan, que escuchan a Paco Pil por Mozart o a Chasis por Ray Charles. Condicionantes sociales que nos llegan en forma de individuos, cada uno está sujeto a un barrio, a un pequeño paradigma que le da significado a su status social, a imagen y semejanza de los latinoamericanos de Estados Unidos: carne de profetas a falta de cultura. Lo peor de todo es que estas grietas sociales son, hoy como en todos los tiempos, totalmente imprescindibles para nuestra economía. ¿Si todos fueran catedráticos, perdón por la contundencia, quién iba a querer recoger o limpiar la basura?

Nuestro mundo, tan manipulado como falto de paradigma, no conoce tan bien la teoría de la evolución como los mínimos (bases) que fundan nuestra propia economía. Nadie conoce la cultura hindú, eso sí, practicando la sociedad de castas: desigualdades sociales cada día igual de eternas, que, parafraseando a nuestros políticos en campaña electoral, son temas, que al menos a un servidor, sí que nos importan.

Imagen: PROTOAVIS "Mother of all Birds". Fortean Times front cover March 1998. Autor: Luis Rey (http://www.luisrey.ndtilda.co.uk/html/fort.htm)

6 comentarios:

Max dijo...

Me han contado las malas lenguas,que el Mesías evolucionista, continúa de gira por otras dimensiones. Creen que no vendrá hasta pasados unos milenios (por lo menos)

Mientras tanto, se admiten sucedáneos, para calmar la ansiedad.
Ay...qué mundo!

Salud2

Artax el Eterno Cruzado dijo...

Ah si, el niño ese, bah, cuando lo vi cambie de canal por no estampar el mando a la televisión.

O le han comido la cabeza demasiado bien o desde luego nos encontramos ante una representación de secta infantil barbara.

juan rafael dijo...

Está poseido ¿por el qué? No lo sé.

Anónimo dijo...

mesias mesias ooé
mesias mesias ooá

pues que quieres que te diga, a mí me deja muerto.

besos

Dinorider d'Andoandor dijo...

gente como ese niño predicador se aprovecha de la gente que no quiere utilizar su capacidad cerebral y sólo espera recibir lo que desea

nadie ve lo que no quiere ver

a veces la gente no es lógica

Striper dijo...

Vols dir que el mesias no volta ja per aquest mon disfrassat de dons espatarrant.