“Es verdad que tus miembros peludos y las cerdas duras de tus brazos sugieren un espíritu aterrador, pero de tu culo depilado te extirpa el médico entre risas almorranas hinchadas como higos” (Juvenal)
“Todos los maricones te invitan a cenar, Febo. A quien da de comer una polla, creo yo que no es un hombre sin tacha”.
“Todos los maricones te invitan a cenar, Febo. A quien da de comer una polla, creo yo que no es un hombre sin tacha”.
“Afirmas que les huela mal la boca a los picapleitos y a los poestas. Pero Zoilo, peor le huele al chupapollas”. (Marcial)
Calígula, Nerón… son nombres de emperadores romanos que siempre se han asociado a la sodomía, las bacanales y a los más variopintos excesos. La homosexualidad es un tema del que presumiblemente no existía tabú alguno en la antigua Roma. Los hombres de la eterna urbe dícese que eran ambiguos, gustadores tanto de un sexo como del otro, siempre y cuando atisbaran alguna promesa de placer inminente en lugar alguno. La falta de pudor al defecar en letrinas públicas, sentados unos al lado de otro y en conversación (se dice que San Pablo adoctrinó a varios discípulos en ellas), o al bañarse cada día en las cotidianas termas de turno, nos hacen pensar en una sociedad sin demasiados tabúes, donde hedonismo era entretenimiento y no pecado.
La lectura de varios autores contemporáneos nos repara sorpresas para nuestras ideas preconcebidas. Cierto es que la homosexualidad no se persiguió con especial dureza y que la tolerancia, mínima, tiene algún fundamento, sin embargo, las practicas sexuales, como reflejo de la sociedad que las practicaba, nos repara sorpresas en lo referente a lo teatral del dominio y lo simbólico del status.
“Chúpamela” o “Que te den por culo” son dos expresiones, más que válidas, para degradar lo poco serio de este artículo hasta sus más coloquiales cimientos. Sin embargo, no deja de ser una prueba evidente de cómo ciertas prácticas-opiniones del Pasado han llegado hasta nuestros días camufladas en nuestro lenguaje cotidiano, aún siendo en insultos. Para los romanos existían pocas ofensas equiparables a sodomizar a un ciudadano. Ello se debía a la pérdida instantánea de su, tan preciada, virilidad romana, característica que parecía definir al romano frente al resto de los terráqueos. El sexo pasivo y las fellatio sólo podían practicarse con mujeres y esclavos; individuos que dentro de la organización social del Imperio ocupaban los últimos escalones en cuanto a rango. El desprestigio de tales prácticas se denota de testimonios como el de Cicerón al referirse a la "guardia pretoriana de maricones de Catilina" o en leyes como la lex scantinia, en virtud de la cual se amenazaba con azotes hasta la muerte a todo soldado que tuviera tales prácticas.
Un pensamiento que me viene a la cabeza es su semejanza a la “sumisión sexual” practicada por varios primates en el seno del grupo. Los babuinos dominantes, por poner un ejemplo, son muy celosos en cuanto a quién puede copular con las hembras (al igual que otros animales como los elefantes marinos), llegando a usar a las relaciones homosexuales como objeto de negociación en la formación de alianzas. En muchos primates llegan a manifestarse prácticas homosexuales como correlato de una posición dominante por quien desarrolla una función activa. ¿El sexo como medio de dominación? ¿La homosexualidad como manifestación última de subordinación? Sin lugar a dudas nos hallamos ante un terreno sumamente pantanoso del que es realmente difícil sacar tesoro alguno que nos reluzca con el don de la razón absoluta…
Calígula, Nerón… son nombres de emperadores romanos que siempre se han asociado a la sodomía, las bacanales y a los más variopintos excesos. La homosexualidad es un tema del que presumiblemente no existía tabú alguno en la antigua Roma. Los hombres de la eterna urbe dícese que eran ambiguos, gustadores tanto de un sexo como del otro, siempre y cuando atisbaran alguna promesa de placer inminente en lugar alguno. La falta de pudor al defecar en letrinas públicas, sentados unos al lado de otro y en conversación (se dice que San Pablo adoctrinó a varios discípulos en ellas), o al bañarse cada día en las cotidianas termas de turno, nos hacen pensar en una sociedad sin demasiados tabúes, donde hedonismo era entretenimiento y no pecado.
La lectura de varios autores contemporáneos nos repara sorpresas para nuestras ideas preconcebidas. Cierto es que la homosexualidad no se persiguió con especial dureza y que la tolerancia, mínima, tiene algún fundamento, sin embargo, las practicas sexuales, como reflejo de la sociedad que las practicaba, nos repara sorpresas en lo referente a lo teatral del dominio y lo simbólico del status.
“Chúpamela” o “Que te den por culo” son dos expresiones, más que válidas, para degradar lo poco serio de este artículo hasta sus más coloquiales cimientos. Sin embargo, no deja de ser una prueba evidente de cómo ciertas prácticas-opiniones del Pasado han llegado hasta nuestros días camufladas en nuestro lenguaje cotidiano, aún siendo en insultos. Para los romanos existían pocas ofensas equiparables a sodomizar a un ciudadano. Ello se debía a la pérdida instantánea de su, tan preciada, virilidad romana, característica que parecía definir al romano frente al resto de los terráqueos. El sexo pasivo y las fellatio sólo podían practicarse con mujeres y esclavos; individuos que dentro de la organización social del Imperio ocupaban los últimos escalones en cuanto a rango. El desprestigio de tales prácticas se denota de testimonios como el de Cicerón al referirse a la "guardia pretoriana de maricones de Catilina" o en leyes como la lex scantinia, en virtud de la cual se amenazaba con azotes hasta la muerte a todo soldado que tuviera tales prácticas.
Un pensamiento que me viene a la cabeza es su semejanza a la “sumisión sexual” practicada por varios primates en el seno del grupo. Los babuinos dominantes, por poner un ejemplo, son muy celosos en cuanto a quién puede copular con las hembras (al igual que otros animales como los elefantes marinos), llegando a usar a las relaciones homosexuales como objeto de negociación en la formación de alianzas. En muchos primates llegan a manifestarse prácticas homosexuales como correlato de una posición dominante por quien desarrolla una función activa. ¿El sexo como medio de dominación? ¿La homosexualidad como manifestación última de subordinación? Sin lugar a dudas nos hallamos ante un terreno sumamente pantanoso del que es realmente difícil sacar tesoro alguno que nos reluzca con el don de la razón absoluta…
4 comentarios:
Bueno...creo que el tratar de justificar la sexualidad es un tanto inquisitorio.Creo que la cultura , el progreso y el tiempo han reprimido mucho algo que deberia ser natural, instintivo...Ya en el Manuscrito Carmesí, en la epoca de los andalusis , Gala alude a la homosexualidad como algo natural...
Un abrazo
Cada sociedad no solo tiene sus tabúes, sino que los necesita aunque sea mínimamente. Siempre me intrigó la manera en como ese desprejuicio con la homosexualidad de la cultura grecorromana de la cual bebe la Occidental, corrió la misma suerte que los dioses paganos. Claro que fue obra del cristianismo, pero justo lo que aún me desconcierta al trasladarme a esa época es la fuerza de esta religión, en ese entonces impetuosa joven y esperanzadora, para cambiar enormemente civilizaciones fuertes como la romana, y en aspectos tan arraigados como la tolerancia a esta tendencia sexual.
Quizá la tolerancia es lo primero que sale volando en una revolución.
El presidente de Iran tb ha negado que existan homosexuales en su país, y estamos en el siglo XXI, bueno ellos no, ellos todavía están en la Edad MEdia, y esto no es despreciativo es, por desgracia, un hecho.
Besitos
no te tomes a mal lo que te voy a decir.
creo que has teorizado demasiado sobre un tema que creo que desonoces de forma práctica, y me da igual si con práctica pasiva o activa o como espectador de todo esto.
es la sensación que me dá, no se!
bess
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