lunes, 17 de septiembre de 2007

Sobre el hilo de la Vida

Pensaba que el funambulismo era cosa de locos. Andar sobre cables colgados sobre el Precipicio. Jugar con la Vida, caminar por el hilo como si ambos estuvieran en eterna cópula, siendo cada uno un no singular, siendo cada uno su otro. El Cable une sobre el abismo, hace jugar al funambulista, caminando por el hilo, apostando por la Vida. El hilo es vital juego de las Parcas, las tres hermanas de la Muerte: Cloto lo hila, Láquesis lo mide, Atropo lo corta. La última es la más pequeña de la triada de hermanas, también la más infame. Sus tijeras cortan la Vida, por orden de Zeus, dios padre. Sus órdenes son vientos para el circense, vendavales de la muerte, bien aires reparadores. Cuán caprichoso es el Destino, el Hospital, el Accidente, la Muerte.

Las parcas jamás fueron cosa seria, tampoco jocosa o con capricho alguno, ni ricas ni pobres, ni jóvenes ni viejas, cuando nació la primera la Vida estaba hay, reproduciéndose en sus términos, demostrando que son partes del mismo Ciclo Vital, reino de reyes, tragedia que el Tiempo no evita. El funambulista es un héroe, un animal ilusionado en su trabajo, su lucha. Sus tirabuzones están ausentes, asegura la presa, que no es alimento alguno, simplemente su Vida.

El funambulista se para, mira el abismo, el cable titubea, Cloto le da al pedal, Láquesis saca el metro. El personaje duda pero sigue adelante, ningunea a la Parca, ve al Futuro con ojos del Presente, el fallo es posible, la concentración necesaria. La Voluntad le da fuerzas, la Seguridad alas, el Miedo amaga con soplar ventisca, Zeus observa, es el padre. Las parcas desesperan, estando tranquilas, lloran bailando, no entienden de órdenes o caprichos, son esencia, soplo de vida y muerte, el propio misterio y gen primordial, la Creación buscando su propia suerte.

El funambulista sigue adelante, la meta se esconde cada vez más lejos. Comprende que quedarse quieto es el Fin y Vivir no llegar nunca a Destino. El actor de circo se imagina un jarrón lleno de frutas, servido por gráciles y hermosas musas, arpas tocando allá y aquí, rodeando a base de suspiros una meta que nunca le espera.

El funambulista se identifica con su otro. El lector con el observador, la letra con lo escrito, lo gráfico con lo pensado. El seguir la meta es el Existir, el vacío el último Destino, el Cariño es seguridad, la Duda perdición. ¡No corras funambulista, no muevas el cable a brincos, todos por ahí tenemos que pasar, aun sintiéndome fuerte con mi escudo, mi amor, mi identificación con quien sufre, haciéndome sufrir a mi, como sentimental hijo, como circense que actúa, buscando el aplauso, de darte el sincero beso, que en mi boca arde!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que no salte mucho sobre el cable, porque es tan fácil caer que al menor movimiento cualquiera puede venirse abajo.

petons