martes, 12 de junio de 2007

La paranoia del Buda

"Todos los intereses mundanos tienen una sola conclusión inevitable, que es el dolor: las adquisiciones terminan en dispersión; las edificaciones, en destrucción; las reuniones, en separación; los nacimientos, en muerte. Sabiéndolo, se debería renunciar desde el primer momento a adquirir y a acumular, a construir y a reunirse, y... consagrarse a tomar conciencia de la Verdad... La vida es breve e incierto el momento de la muerte; de manera que aplicaos a la meditación..."

Milarepa (Siglo X)

Siempre he tenido algún que otro prejuicio respecto al yoga, la meditación, las religiones orientales, y en especial, frente al budismo. Las gentes, seducidas en masa, que caen en las fauces del gurú o lama de turno siempre me han acontecido cognitivos suicidas; gentes que buscan en la indiferencia la tranquilidad de lo quieto, lo eterno, lo acaso vacío o tal vez completamente lleno. Puede que inevitablemente, la lectura lleva al somero conocimiento de lo antaño escrito. El Cambio, a la vez que hegemónico señor de todo derrotero, impone su voluntad jugando con nuestros destinos, el Mundo está en movimiento y el Buda sigue quieto.


En horas taciturnas, cuando el cerebro se halla narcotizado por atisbos de sueño disfrazados de coletazos nerviosos, causados por lo desconocido del Futuro, los dedos se deslizan por el teclado convirtiendo al inanimado objeto en mágico piano. La reflexión se hace texto, pienso en cómo lo budista frente a Occidente es un ejemplo simbólico de la inevitable lucha entre lo evolutivo y lo eterno. ¿Por dónde discurren los contornos que nos ayudan a diferenciar la existencia de lo imaginado? ¿Cual es la gracia de permanecer meditando indiferente a lo tirano del Cambio?

De golpe mi irremediablemente laica generación toma conciencia, al menos en mí mismo, de cómo existe cierto misterio dentro de mí (religioso o científico) que se desplaza a todo lo vivo. ¿De dónde proviene ese ánimo que hace a uno levantarse por la mañana? ¿Dónde puede hallar el hombre el misterio de porqué no puede llegar a ser un metafórico Buda, un hombre que espere sentado los caprichos del Cambio?

Será que Sakyamuni fuera un precoz intelectual moderno; un aterrorizado del trabajo y de las dificultades de lo atrevido. Quiero pensar que no. Creo que quizás el budismo quiera que el practicante encuentre los misterios de la cósmica dicotomía. El tiempo y la eternidad de Coomaraswamy, lo Sagrado y lo Profano de Eliade, lo presente y lo evolucionado de Darwin. ¿Dónde esta el misterio que todo lo explica? ¿Será el eléctrico poder de su búsqueda aquello que conocemos por Vida?

3 comentarios:

Patri dijo...

A mí el ánimo que me hace levantarme es pensar que hoy será mejor que ayer, que me espera un día lleno de alegría y de risas. Y esa es mi mejor meditación la sonrisa, la risa y la alegría.

Besotes cielo

Ophir Alviárez dijo...

Pues no sé, pienso que el hombre a lo largo de la historia ha buscado aferrarse a algo, darle explicación a las cosas que desde su punto de vista, son inexplicables y ese afán por controlarlo todo, por dictar normas y por ser el que "manda" lo ha hecho procurarse los medios. Las religiones, así como las pautas sociales, por citar algo, son una manera de ejercer el poder y dominar.

Estoy abierta a emitir opiniones en relación con el tema, pero creo que como dice el lugar común, ante la religión y la política a veces -sólo a veces- es mejor reservarse la voz.

Saludos,

OA

Anónimo dijo...

Los budistas buscan el conocimiento de uno mismo a través de la meditación.
Quién no se conoce a sí mismo no puede conocer a los demás, no creas que es poca tarea, no es trabajo fácil, por eso ellos tardan toda la vida en su búsqueda, y a medida que se van conociendo a sí mismos, van subiendo de nivel (mira como un vídeo juego XD) y así hasta llegar a la luz que no es otra cosa que la comprensión de uno mismo, y al llegar a ella se abre el conocimiento a todo...