martes, 27 de noviembre de 2007

El poder de los sueños

Los sueños son ante todo un motor. Es difícil explicar cómo todos los humanos hemos tenido siempre esa lacra, ese talón de Aquiles por el que los dirigentes son capaces de convencer al débil con promesas de esplendorosos futuros, imperios inimaginables y distribución de riquezas (sin saberse bien su procedencia) entre las facies de los más variopintos siervos, seres sujetos a su autoridad e imperium. Leo “La Frontera” de Javier Arce, y no se me hace difícil imaginarme el ánimo de los habitantes de Antioquia ante la visita del césar Juliano, más conocido como el Apóstata. La acuñación de monedas con el dibujo de un toro con dos estrellas entre sus cuernos, dijeron algunos cristianos del momento que se trataba de una representación del becerro de oro, enardeció a las gentes contra el basileo, quizás por razones religiosas, o simplemente, por no haberse sabido mover el emperador entre las aguas de la psique compartida del populacho.

Antioquia solo recibía sombra, por aquel entonces, de la propia Constantinopla, siendo una de las mayores urbes en aquel mundo, por delante de otras como Cartago, Alejandría o la propia Babilonia. Oriente era Estados Unidos, ciudades grandes y poderosas que se repartían la fortuna del Imperio y sus sueños como miembros del Destino grupal del pueblo del basileo. Las celebraciones por sus calles, ahora cristianas, no dejaban de ser manifestación de una necesaria cosmovisión que incluyera a todos como partícipes de un proyecto colectivo; gritos y alborotos para combatir la ansiedad de ser individuos de una existencia vacía.

Varios siglos después uno piensa en cómo era posible que los habitantes de una ciudad, acaso invencible, pudieran creer que el Futuro los contemplara como monarcas, que no pudieran entrever que la gran urbe de Oriente desaparecería de la historia, comida por guerras y sequías, hordas de bárbaros y enemigos cuasi-sobrenaturales. El imperio sasánida compartía un sueño con diferentes ingredientes, la pertenencia a una misma especie animal les hacia ver a Roma como frontera para sus sueños, de la misma forma que ellos lo eran para los romanos. Los hombres llegan, por necesidad, a creerse los sueños que les proponen los dirigentes. Creen en ese paradigma y desideratum, encontrando su logos en un mundo necesariamente caótica.

Antioquia, Cartago, Seleucia, Tarso, Ctesifonte, Nínive o Babilonia, nombres de ciudades que sucumbieron al olvido, junto con sus habitantes y gobernantes. El agujero negro que todo lo engulle existe, es difícil ignorarle. Llámesele Caos, entropía o destino de lo terreno, el sueño es un mecanismo de defensa. Combustible biológico con el que luchar contra la niebla que nos puebla el camino.

No es de extrañar que existan civilizaciones, como la islámica, que no separen la religión y el derecho. Después de todo puede llegarse a justificar, ver cómo todo son pautas mediante las que defender un paradigma, un modelo de sociedad. Y es que la religión, el derecho y la política, lejos de separarse, encuentran su cauce en la esta enfermedad somnolienta. La conciencia última respecto al Mundo no hace nada más que decirnos cuán insignificante es nuestro papel, desde una perspectiva temporal-comparativa, como individuos, y a tenor de los últimos descubrimientos científicos, de nuestra propia especie. Quizás llegue el momento en que comprenda que solo sé que no sé nada, Sócrates quizás pudo ser un gran astrofísico, o al menos soñar eso y no pensar que habrá un tiempo en que a él, su civilización y su ciudad, lo consumirá la Nada...

Imágenes: primera, el Emperador Juliano "El Apóstata"; segunda, restos de la ciudad de Ctesifonte: capital de partos y sasánidas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

madre mia, que bien escribes, como se nota que eres un jurista!

a dia de hoy la cosa no ha cambiado demasiado, aunque parezca que en europa, Religión, política y Leyes sean tres cosas diferentes, no lo son, todas se influyen entre ellas, de un modo muy injusto en mi opinión, ya que no les dejan avanzar todo lo que realmente sería necesario. a parte de esto, vender sueños es muy fácil y no solo lo hacen los sacerdotes, los juristas o los políticos, sino que también lo hacen las empresas, la publicidad y los publicistas son especialistas en vendernos humo y que tras haberlo comprado nos sintamos realmente satisfechos de la adquisición.

un besito!

Blog de la Revista Calma dijo...

La historia siempre se repite. El partido hace tiempo que está en marcha, pero lo he dejado en stand-by porque nadie que supiera organizar un partido se apuntaba. Si quieres relanzarlo la pagina es: http://pju-justicia.blogspot.com
y las contraseñas:
Usuario: pju.justicia@gmail.com
Contraseña: universal

Iba a ser el primer partido internacional e internautico...despues del Al Qaeda, pero pacifico y laico

Jesus

Anónimo dijo...

Veo que la dirección ya no esta, bueno habrá que crear un nuevo blog, se puede utilizar el e-mail original.