lunes, 7 de enero de 2008

El reconocimiento de un oso

La cesión del gobierno chino de una pareja de pandas gigantes a la Corona es una de las noticias más curiosas, de ámbito nacional, del año 2007. Once años después de la muerte de Chulin (el panda que disputaba, sin éxito, la popularidad del Zoo de Madrid frente al de Barcelona y su, malogrado, gorila blanco), Madrid vuelve a gozar de la compañía de estos entrañables animalitos tan ligados a la conciencia colectiva de la Capital, no sólo por la presencia anterior de miembros de su especie en el parque zoológico, sino también por el recordatorio que hacen estos entrañables seres al escudo (mascota) de la urbe del Manzanares.
El panda gigante (Ailuropoda melanoleuca), u oso panda, es el emblema, no sólo de China, sino también de todo el movimiento por la conservación de las especies en peligro de extinción (encabezado por Adena, WWF). Stephen Jay Gould, gran investigador-divulgador evolucionista, tituló a una de sus obras: “El pulgar del panda”; título que no dejaba de ser ciertamente curioso. Hasta hace poco, se opinaba que el panda gigante se hallaba profundamente relacionado con el panda menor (Ailurus fulgens), en virtud del “sexto dedo” que ambos utilizan en la recolección del bambú que les sirve de dieta cuasi exclusiva. Recientemente el “oso panda” vuelve a estar de moda, estudios genéticos nos muestran cuán relacionados están, en realidad, osos y pandas, debiéndose considerar al panda gigante, no al menor (miembro de la familia de los mapaches), como un úrsido en toda regla. El panda no deja de ser un monumento a la evolución, una muestra de ese fenómeno, tan curioso como notorio, de la evolución convergente. Quién sabe si por mi familiaridad con ellos (al tener que pasar largas horas de mi existencia encerrado en mi caverna “de estudio”), reflexiono en torno a lo curioso de la historia natural de la familia de los úrsidos.
Por las sabanas del noreste de África austral, zona en torno al lago Victoria, se habla de la existencia de un presunto “oso nandi”, ejemplar, eventualmente sobreviviente, del linaje de los osos de hocico corto. Se trata de un taxón del mayor interés, en comparación con el oso panda, al poderse contemplar cómo de un mismo grupo surgieron osos vegetarianos, osos omnívoros, osos carroñeros y osos carnívoros. Éstos últimos formarían parte de los dos últimos campos semánticos, siendo enemigos empedernidos, no sólo de los felinos de la época, sino también del propio ser humano. Definitivamente, tal y como dijera Frank W. Lane: "El Oso Nandi es a África, lo que el Abominable hombre de las nieves es a Asia. Es una bestia legendaria que no ha sido capturada hasta el momento". Debe decirse que los últimos miembros del linaje (Arctotherium, Arctodus) habitaron, bien nos corrige nuestro amigo Leopoldo H. Soibelzon, los ambientes templados de ambas américas (el primero en Sudamérica, el segundo en Norteamérica).
Mucha gente habrá oído hablar de los osos en tanto que animales “plantígrados”, es decir, mamíferos capaces de desplazarse en posición bípeda (apoyándose enteramente sobre los dedos o la palma). Teniendo en cuenta el carácter clasificador de toda nomenclatura humana, el concepto de plantígrado no tiene mayor importancia biológica que mostrar cómo diferentes especies han sido capaces de adoptar una posibilidad de locomoción semejante a la humana. No obstante, la historia evolutiva del oso, a la vez que misteriosa, fascina a cualquier mortal de analizarse parte de los testimonios e hipótesis expuestos por los científicos a través de los años.
Se ha afirmado que del oso desciende de una rama común a los pinnípedos (focas y leones marinos), no faltando quienes han llegado a ver en los osos el origen de los cetáceos. Parece ser que su taxón no está demasiado lejano del de cánidos y felinos; definitivamente, sí del de los humanos. Más allá de lo sensacionalista o sorpresivo de la interpretación que pudiera realizarse, no puede dejarse de hacer de mención de la teoría imperante hoy en día de que, después de los demás primates, son los murciélagos la familia mamífera con los que estamos más emparentados, junto con resto de los insectívoros (véanse musaraña o erizos). Osos para todos los gustos y reflexiones. Bezudo, pardo, polar, de anteojos, tibetano, malayo, de hocico corto, de las cavernas, negro o del Atlas; las especies que habitan, o han habitado, el globo sólo desconocen la Antártida y Australia, ¿alguién tiene dudas sobre la incompatibilidad de los úrsidos y el ser humano, acaso fueron el taxón predestinado a disputarnos el gobierno terráqueo?
Segunda imagen: osos malayos, sujeta a This file is licensed under Creative Commons Attribution ShareAlike 2.1 Japan License.

5 comentarios:

Belén dijo...

vaya, prefiero pensar en el osito de peluche, una que es bebe todavía jajajajajajaj

besitos

isobel dijo...

desde luego lo que aprendo contigo, un beso

Chico Troodon dijo...

Interesante lo que cuentas del oso, me hubiera gustado ver que tanto sabes del oso de anteojos, de hecho este fin de semana último fui a ver uno ;) pondré la crónica en mi blog.

Respecto al oso Nandi es algo que corresponde a la criptozoología y como que no me sienta bien, pero hasta donde sé hay otros candidatos: o calicoterios o Dinopythecus, pero me inclino porque sean una especie no descubierta de úrsidos como tú dices.

Ah por cierto, te doy la nueva dirección :O, es que a año nuevo, nuevo URL: http://mundotroodon.blogspot.com

Dinorider d'Andoandor dijo...

a propósito del osos gigante de hocico corto de Norteamerica lei que un sobrino suyo es el osos de anteojos de sudamérica, en mi país ha desaparecido de muchas zonas donde antes se lo veia por problemas de destrucción de habitat, la típica razón de los osos
:(

Leopoldo H. Soibelzon dijo...

Amigo, Arctodus habitaba América del Norte y Arctotherium América del Sur. No eran osos de zonas congeladas, de hecho se los halla fundamentalmente vinculados a ambientes tempaldos.
Saludos
Leo