Estudiando a Roxin, Mir Puig y demás grandes de la dogmática penal constatamos cómo la conducta delictiva, en ningún caso, deja de pertenecer, per se, al espectro de conductas posibles por el grueso de los mortales. La verdad es que es un poco desalentador. La Maldad no deja de incardinarse a la Realidad, eso me suena a la dualidad existente en buena parte de las religiones del mundo: Dios frente a Satán, el Ying y el Yang, o al zoroastrismo de aqueménidas y sasánidas, con Ahura Mazda frente a Ahriman.
Los opuestos se mutan en lo real. Quizás nuestras conductas no puedan ausentarse de tal acontecimiento. ¡Lamentablemente, qué se le va a hacer! Ello nos llevaría a reflexionar sobre la utilidad, o no, de las diferentes medidas de nuestros sistemas, ya sean preventivas o punitivas. Lo que parecer claro es que es imposible alcanzar la utópica sociedad de los ángeles donde no imperen las sanciones. Sin embargo, desde mi óptica naturalista, me gustaría reflexionar si la maldad más que una opción, o perturbación, no acontece más bien como una, provechosa en algunos casos, forma de vida.
No me estoy refiriendo a las malas artes de aquellos que detentan del Poder, ni a Maquiavelo, sino cómo, quizás por evolución, existen gentes y especimenes ligados al tren de lo malo para poder medrar en este hostil Mundo. Puritanamente, pudiera llegarse a defender la maldad en la depredación, nadie en su sano juicio se atrevería a justificar la acción de un tigre comedor de hombres como un mero acto de supervivencia. Lo malo de la caza, o de la cría para la alimentación, bien pudiera justificar prácticas vegetarianas, más próximas a lo jocoso que a lo necesario o inteligente. Qué se le va a hacer, nosotros pertenecemos a un Mundo que se basa en la Dualidad dónde a veces llueve y nos mojamos y otras hace Sol y nos secamos, no son palabras vagas sino un tributo a la Realidad.
Sin embargo, lo ruin y malo de lo delictivo no es específicamente humano en cuanto a su perfección. Bien pudiéramos hacer, mentalmente, la ficción de trasladar nuestras pautas morales a un ecosistema salvaje como la sabana africana. Podríamos constatar cómo el león acontece como la especie más admirada, cuando es la menos efectiva en la caza y la más dada al robo, a otras especies, de preciadas piezas. Ciertamente, hienas y licaones (o lobos pintados) son más efectivos en la caza, por lo que el rey felino muchas veces se dedica al robo, con el ahorro de calorías y suministros energéticos que ello conlleva.
Ya se daba en el mesozoico, el Tyrannosaurus Rex parece haber estado especializado en el robo de presas cazadas por otros depredadores más efectivos que él (dromeosáuridos principalmente, es decir, especies afines al Velociraptor). La falta de efectividad del saurio venía compensada por la maldad del acto. No sólo no está prohibido todo ello en una “comunidad” ajurídica sino que se perfecciona, ahora y en el Pasado, en todos los reinos donde ello ha acaecido. No por voluntad sino por necesidad del imperio de la dualidad y de las normas de la naturaleza.
¿Ante ello cual debiera ser nuestra posición? Creo que simplemente debemos de ser conscientes de la existencia de lo dual, de la esencia de nuestras vidas, de ver cómo, y eso dicho por un proyecto de civilista, el Derecho Penal acontece como una de las mayores contribuciones para nuestra especificad humana. Son pautas para ahuyentar a los fantasmas de lo violentamente cotidiano, sin embargo, y muy a mi pesar, la guardia y un mínimo de disciplina acontecen inexcusablemente necesarios desde el momento en que al Mal se le puede espantar pero, jamás, erradicar.
Los opuestos se mutan en lo real. Quizás nuestras conductas no puedan ausentarse de tal acontecimiento. ¡Lamentablemente, qué se le va a hacer! Ello nos llevaría a reflexionar sobre la utilidad, o no, de las diferentes medidas de nuestros sistemas, ya sean preventivas o punitivas. Lo que parecer claro es que es imposible alcanzar la utópica sociedad de los ángeles donde no imperen las sanciones. Sin embargo, desde mi óptica naturalista, me gustaría reflexionar si la maldad más que una opción, o perturbación, no acontece más bien como una, provechosa en algunos casos, forma de vida.
No me estoy refiriendo a las malas artes de aquellos que detentan del Poder, ni a Maquiavelo, sino cómo, quizás por evolución, existen gentes y especimenes ligados al tren de lo malo para poder medrar en este hostil Mundo. Puritanamente, pudiera llegarse a defender la maldad en la depredación, nadie en su sano juicio se atrevería a justificar la acción de un tigre comedor de hombres como un mero acto de supervivencia. Lo malo de la caza, o de la cría para la alimentación, bien pudiera justificar prácticas vegetarianas, más próximas a lo jocoso que a lo necesario o inteligente. Qué se le va a hacer, nosotros pertenecemos a un Mundo que se basa en la Dualidad dónde a veces llueve y nos mojamos y otras hace Sol y nos secamos, no son palabras vagas sino un tributo a la Realidad.
Sin embargo, lo ruin y malo de lo delictivo no es específicamente humano en cuanto a su perfección. Bien pudiéramos hacer, mentalmente, la ficción de trasladar nuestras pautas morales a un ecosistema salvaje como la sabana africana. Podríamos constatar cómo el león acontece como la especie más admirada, cuando es la menos efectiva en la caza y la más dada al robo, a otras especies, de preciadas piezas. Ciertamente, hienas y licaones (o lobos pintados) son más efectivos en la caza, por lo que el rey felino muchas veces se dedica al robo, con el ahorro de calorías y suministros energéticos que ello conlleva.
Ya se daba en el mesozoico, el Tyrannosaurus Rex parece haber estado especializado en el robo de presas cazadas por otros depredadores más efectivos que él (dromeosáuridos principalmente, es decir, especies afines al Velociraptor). La falta de efectividad del saurio venía compensada por la maldad del acto. No sólo no está prohibido todo ello en una “comunidad” ajurídica sino que se perfecciona, ahora y en el Pasado, en todos los reinos donde ello ha acaecido. No por voluntad sino por necesidad del imperio de la dualidad y de las normas de la naturaleza.
¿Ante ello cual debiera ser nuestra posición? Creo que simplemente debemos de ser conscientes de la existencia de lo dual, de la esencia de nuestras vidas, de ver cómo, y eso dicho por un proyecto de civilista, el Derecho Penal acontece como una de las mayores contribuciones para nuestra especificad humana. Son pautas para ahuyentar a los fantasmas de lo violentamente cotidiano, sin embargo, y muy a mi pesar, la guardia y un mínimo de disciplina acontecen inexcusablemente necesarios desde el momento en que al Mal se le puede espantar pero, jamás, erradicar.
Thanks to http://www.dinosauromorpha.de/
4 comentarios:
Muy buena tu página me a gustado mucho.
Y ya tienes un amigo de México. :D
Pobre Tiranosaurio!!!!!
Se esfuerzan por lanzarle la boñiga. XD
Salu2
A y solo una cosa, eso de que el Tyrannosaurus le robaba a los Dromeosaurios, como que no me cuadra, esa es la teoría de Jack Horner, que según dice que el Tyrannosaurus con esas manitas tan chiquitas no podía equilibrarse y menos correr a gran velocidad, también
dice que su vista NO era buena, lo que le impedía ser un depredador activo.
Y que en cambio tenía un muy buen olfato que le ayudaría a detectar presas muertas.
Horner también menciona que l aspecto del Tyrannosaurus pudo haber sido como el de los Buitres actuales, ya sabes con un aspecto desagradable y un olor fétido que le ayudaría a ahuyentar a los pequeños pero inteligentes Dromeosaurios.
Aunque le mera verdad yo me imagino al Tyrannosaurus como un depredador activo y no como un oportunista carroñero. XD
http://dinodetectives.blogia.com/
Bonito intento de repetir lo que puse en mi blog :P
Publicar un comentario