jueves, 27 de diciembre de 2007

El camello de Melchor

Empieza a ser rutina de cada año defender a los Reyes Magos frente a la perversión, por ese foráneo anciano vestido de rojo, de las chimeneas de nuestras ciudades. El arrastre histórico de la festividad de Reyes (6 de enero) es indudable. Una multitud de moralejas, investigaciones, alegorías, metáforas e historias bien pudieran ser extraídas de tal material, mitológico y seductor como pocos. Conforme con el ceremonial de cada año, no creo haber sido la única persona que en mi infancia ha dejado agua para los camellos. Pese a mi sincero amor por el estudio de la fauna salvaje, rara fue la ocasión en que hablé de dromedarios, por más que me empecinara en corregir, en más de una ocasión, a aquellas personas que tildaban de camellos a seres que eran miembros de otra especie (aunque sea algo controvertido, de difícil deslinde). La solución al misterio reside, en buena parte, en las tierras de Bactria (tierra que se corresponde con los actuales norte de Afganistán, sur de Uzbekistán y Tayikistán).

Bactria (o Bactriana) fue la patria de personajes como la bella Roxana (“pequeña estrella” en bactriano), doncella que fue capaz de rendir en amores al mismísimo Alejandro Magno o Iskander (de quien siempre se ha cuestionado sus gustos sexuales). Es un lugar inhóspito, cerrado al progreso y movimiento del mundo. Por sus colinas se oyen los disparos del eterno conflicto afgano, mezclados con la nieve, el frío y el rugir de los últimos camellos salvajes, los camellos bactrianos (“Camelus bactrianus”).

Se trata de un camélido más robusto que su primo, el dromedario. Su pelaje le hace ser más resistente a las inclemencias del frío clima de la altiplanicie iraní (y alrededores), siendo su fiero temperamento objeto de disfrute humano, virtud de las peleas en las que se enfrentan para regocijo del morboso, y por lo general violento, intelecto de los de nuestra especie. El camello, propiamente dicho, tiene dos jorobas. Se cree que el dromedario (“Camelus dromedarius”) bien pudiera haber sido una variedad doméstica del camello, siendo un producto de ganadería, al igual que lo fuera nuestro toro del uro.

El caso es que el camello ruge en tierra de conflicto. El Cambio Climático ha desecado en buena parte los oasis de un país que fue, antaño, fértil. Pese a quedar algunos de ellos, la zona fue otrora rica en vergeles dignos del más caprichoso jardín de las Hespérides. Bellas doncellas se bañaban en sus aguas, mientras los jóvenes las observaban tras los troncos de los diversos árboles frutales que se cultivaban: el Paraíso, o al menos algo parecido. Su privilegiada posición estratégica convirtió a Bactria en un lugar de inexcusable paso para la Ruta de la Seda. Ciudades, equiparables a las no muy lejanas urbes de Bujara o Samarkanda, se alzaban en un lugar favorecido por los dioses. Merv (la Alejandría de Margiana que fundara el Magno) se alzó como la gran ciudad del lugar.

Antes del conflicto talibán, se descubrieron en Afganistán increíbles tesoros que nos remiten a la época de esplendor de Bactria (destacar la necrópolis de Tillia-Tepe, la "colina de oro" (siglo I. A. C.) o los vasos de oro de Fulol). El historiador romano, Justino (en sus Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo, XLI 1 y 4-5) nos narra la derrota del reino bactrio ante los partos, fieros enemigos del imperio. El caso es que el lugar pasaría a formar parte del territorio parto, para pasar a ser, posteriormente, territorio sasánida (Zoroastro, el Zaratustra de Nietzsche, se cree que predicó por los montes de Bactria), y territorio islámico (periodo en el que adquirirá su mayor prestigio y esplendor. Antes de la irrupción de Occidente, antes de la barbarie talibán y, posteriormente, estadoudinense, Bactria fue presa de los mongoles, encontrándose allí Marco Polo (quien fue conducido ante el poderoso Kublai Khan).

El caso es que, una vez más, un país olvidado como Afganistán se une a otros, como Uzbekistán, Tayikistán, Kazajistán y un largo etcétera, en su empeño de mostrarnos cuán intensa es la rigidez de miras que impregna nuestra cultura. Bactria, Samarkanda, Iskander, Roxana o el oro de Fulol no son nada más que ejemplos de historias dignas de ser transcritas en los mayores best-sellers. Testimonios privilegiados de las relaciones entre Oriente y Occidente, la Ruta de la Seda, los Viajes de Alejandro Magno o Marco Polo..., la tierra del camello se empeña en mostrar una cara más amable e interesante que la del burka y el opio, el talibán y el choque de civilizaciones.


Foto de niña afgana (Sharbat Gula): http://www.sites.si.edu/images/exhibits/In%20Focus/images/Afghan-Girl_jpg.jpg. Foto de Steve McCurry para NATIONAL GEOGRAPHIC.

6 comentarios:

Dinorider d'Andoandor dijo...

a propósito de la foto de NatGeo con la niña afgana justo ahi lei, pero en un ejemplar de inicios del siglo XX de la biblioteca una crónica de un explorador que fue a ese territorio de fieros camellos salvajes, bien ariscas alas bestias aquellas. En verdad por lo que recuerdo que describia el lugar es más hostil de lo que parece de lejos.

De lo de los Reyes acá casi se han olvidado de ellos por la influencia del gordo de rojo de la cocacola.

aunque mi abuela aun seguía la tradición que ahora ya casi andie en mi ciudad recuerda como antes. Sólo en el interior donde la influencia es menor aún guardan la costumbre. Pero siempre acá en la capital salen los reyes magos a opasearse por la Plaza Mayor y llegan hasta la zona del Palacio de Gobierno

nimue dijo...

m'he passat mitja vida obsessionada per camells i dromedaris...
Fa sis anys, per aquestes mateixes dates, estava jo planejant un viatge per aquests llocs que expliques.

Gràcies per recordar-m'ho.

CoCo dijo...

pero que lectura tan interesante, y todo por un camello.

los reyes magos en México son toda una tradición acompañada de los juguetes y la rosca.

saludos!

isobel dijo...

gracias,no es mal relato para el día de los inocentes. un beso

panterablanca dijo...

Muy interesante, como todo lo que escribes. Por cierto, que yo tengo una cierta obsesión por la figura de Alejandro Magno (y sin haber visto la película!!)
Un lametón de pantera.

Madame X dijo...

De un ilustre morador de Samarkanda y Merv.

"Si en el cielo hay hurís y vino, como dice el mulá, nuestro premio en lo alto será beber y amar. Yo comienzo a gozar y vaciar copas en vida, disponiendo mi alma al placer de allí arriba."

Omar Khayyam