
Recuerdo como un martes (o quizás un jueves) al subir por las escaleras felizmente descubiertas, que antes pensaba que nos estaban vedadas al alumnado, me crucé con un par de hombres armadurizados en caros trajes. Sí, también con uno de esos trastos conocidos como Blackberry, el maletín de caro cuero y los zapatos bañados en betún hecho a bases de caviar, o eso parecía a juzgar por los andares. La verdad es que me recordaron a gorilas. No porque anden lustrosos denunciando su amor al lomo y al solomillo, sino por aquellos pasos que me recordaron a mis plateados amigos. Esos primos simios que lucen espalda retando a ver quien se impone en hervor, nervio y sobretodo en plata.
Más que Darwin, tengo miedo a parecerme al mono. No, me cae bien el gorila pero no quiero tener el trasero brillando. No, me resisto. Soy chuleta pero me jodería, si es que acaso algún día los tuviera, ser apéndice de un duro antropoide enpesatado en euros y dolares cambiados. Formar parte del club, de lo fashion, del alto de la pirámide competitiva, del superpredador que a sus inferiores va pisando. Si es que acaso tengo honor no lo quiero sacrificar por el vicio dorado.
La verdad no lo sé. Quizás prime más la plata que lo pueda ir pensando, la cartera que el discurso, el salario más que el glosario. No sé si es que he estado ciego, o ingenuo, tonto o descentrado. Quizás esto sea un sueño, o sencillamente que estoy madurando.
1 comentario:
Quizás esto sea un sueño, o sencillamente que estoy madurando...
1. si és un somni no et despertis
2. si estàs madurant, no m'ensenyis el truc...
Fins aviat!
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