Fujur, Morla, la Torre de Marfil, Gmork... son personajes fantásticos, no sólo en cuanto a su concepción sino también en cuanto a su existencia. Sin embargo, con el pincel inmisericorde de la retratística, Ende parece retratar a la cruel Nada tal y como es. Niebla inabordable que acaba por impregnar todo lo creado, todo lo deseado, todo lo pensado.
El mundo tiende al desorden. Es una afirmación que defienden los físicos cuánticos más autorizados. Ello se puede comprobar empíricamente lanzando contra el suelo una baraja de cartas, rápidamente constataremos, cómo por ley imperativa, las cartas caen desordenadas inevitablemente. La complejidad es el contrapeso al Caos. Nada y Caos pudieran defenderse como sinónimos.
La gloria, el ímpetu, el sentimiento nacional, la religión... son manifestaciones de nuestra adversidad ante el desorden. Ello no es específicamente humano, la vida se contrapone al desorden, el Universo parece que también. Así se justifica por la física la existencia de agujeros negros, abstrayéndose de conceptos como espacio y tiempo que no dejan de ser magnitudes cuantitativas no carecterísticas empíricas.
Nuestro cerebro es adverso a la soledad del individuo. Debe establecer cierto orden "en nuestras cartas" para no caer en el desaliento. Polvo eres y polvo serás dijo, parece ser, aquel hombrecito con barba, sin embargo, claro es que desde un punto de vista, quizás deboto de mi "oficio", la muerte es el mayor mecanismo de equidistribución de beneficios y cargas, uno puede enriquecerse más o menos haciendo el hoyo pero todos acabamos,`pretérita o futuramente dentro de él.
1 comentario:
Ei, però que abans aquí no hi havia un comentari sobre les teves sensacions quan has tornat a Bellvitge? De debò que crec que estava força bé.
Sayonara Javier-san (per cert, el Japó hagués estat bé pel vaitge, tot i que se'ns hagués passat el pressupost...)
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