El Paseo de Gracia es una de las calles más señoriales de España. Lo elevado de sus precios, las tiendas de moda a lo Beverly Hills, edificios propios de la Nueva Babilonia, y seres de la más variopinta consideración así parecen corroborarlo. Un vuelta por sus contornos no deja de recordarme a la corte de Nerón y a Quo vadis. Gentes de todas las nacionalidades posibles, pedigüeños en busca de una eventual fortuna, individuos asexuados en gestos y vestimenta, pingüinos trabajando en bancos y buffets, chicas propias de revista y maniquís dotados de vida, quién sabe si por sus respectivos progenitores o más bien por las caprichosas maniobras del Doctor Frankestein y semejantes. Poca duda cabe de que existen tanto Vitelios de manjares, como Petronios del buen gusto, Lucanos exaltadores y Sénecas, que queriéndosele comparar, se quedaron en intelectuales. Todo en menor cuantía, acaso también más notables en cuanto a imagen. La sociedad se canta a si misma. “You are beautiful” de James Blunt escucha al ritmo de Mika, todo es felicidad: desde las margaritas de Guru al McDonalds y sus patatas fritas.
La especialización del trabajo sobrepasa la bestialidad. Existen guardas para la ciudad, y otros para los cacos, banqueros y cajeros automáticos, profesores de Universidad y jovenzuelas que los hacen, más que dar clases, ir de cuando en cuando despistados. El Arcipreste de Hita sería muy feliz, ¡por fin entiendo aquellas clases de literatura y la historia de Don Carnal y Doña Cuaresma!
Lo variopinto del panorama me recuerda a Ihering, la lucha por la justicia es la lucha de los intereses, una lucha, que por definición, durará lo mismo que el propio Mundo. Ricos contra pobres, esa lucha de clases que por más muerta que se considere resurge con mayor fuerza, cansinamente, sin que entienda ni de tabúes, ni mucho menos de reglas. Lo ingenuo del gentío, la comodidad de la ineficiencia, el peligro del trabajo exhaustivo, hacen que pensemos que todo se halla en equilibrio. Todo es ley de Vida y los pobres mero residuo de la precipitación de nuestro Destino.
Leer el “El espíritu del Derecho romano” puede ser un gozo intelectual, pero también una pesadilla. Sorprende al lector que Ihering pueda llegar a defender la guerra como un agente purificador. Cloro que echar en la sociedad y su putrefacta piscina.
El rap de los breake-dance me suena al arpa de los rapsodas de la tradición grecolatina. Los sex-shops a sus bacanales, los restaurantes de moda a sus opíparas comidas. El “beautiful” de la canción parece tan nono como imbécil, todo es bonito para el que gana y triste para el que pierde, la atmósfera sabe mucho de ello, y de que el hombre tiende a tropezar, con demasiada frecuencia, con la misma piedra.
Comida para hoy, mierda para mañana. La Historia parece servir de ejemplo mientras se le utiliza como instrumento de control de mentes. Todo es contaminación, y la del aire es la menos dañina. Quién sabe si los nuevos bárbaros germánicos tendrán ojos rasgados o llevarán turbante con el que rezar dirección a La Meca, racismo es un síntoma de la ansiedad del peligro, de perder un puesto acomodado y tener que trabajar, substancialmente más, para poder recibir la correspondiente ración de pienso.
Porca miseria del italiano, incomprensión para el español. Los oropeles de Roma se transforman en la resurrección de los laureles, los juegos del Coliseo en mimados perros, las carreras de carros en tifosis y Alonsos. El Mundo cambia mientras ciertas pautas parecen seguir intactas con el Tiempo. Quién sabe si somos nosotros aquéllos que no percibimos, por haber vivido una milésima de existencia dentro del espectro de una especie. Sólo espero que no llegue el meteorito, que no nos matemos a bombazos, después de todo resulta que aún tendremos que trabajar y todo, y al respecto, no nos engañemos, antes que el encuentro frontal con los pobres y desvalidos, eso es lo que para nosotros resulta ser más duro…
La especialización del trabajo sobrepasa la bestialidad. Existen guardas para la ciudad, y otros para los cacos, banqueros y cajeros automáticos, profesores de Universidad y jovenzuelas que los hacen, más que dar clases, ir de cuando en cuando despistados. El Arcipreste de Hita sería muy feliz, ¡por fin entiendo aquellas clases de literatura y la historia de Don Carnal y Doña Cuaresma!
Lo variopinto del panorama me recuerda a Ihering, la lucha por la justicia es la lucha de los intereses, una lucha, que por definición, durará lo mismo que el propio Mundo. Ricos contra pobres, esa lucha de clases que por más muerta que se considere resurge con mayor fuerza, cansinamente, sin que entienda ni de tabúes, ni mucho menos de reglas. Lo ingenuo del gentío, la comodidad de la ineficiencia, el peligro del trabajo exhaustivo, hacen que pensemos que todo se halla en equilibrio. Todo es ley de Vida y los pobres mero residuo de la precipitación de nuestro Destino.
Leer el “El espíritu del Derecho romano” puede ser un gozo intelectual, pero también una pesadilla. Sorprende al lector que Ihering pueda llegar a defender la guerra como un agente purificador. Cloro que echar en la sociedad y su putrefacta piscina.
El rap de los breake-dance me suena al arpa de los rapsodas de la tradición grecolatina. Los sex-shops a sus bacanales, los restaurantes de moda a sus opíparas comidas. El “beautiful” de la canción parece tan nono como imbécil, todo es bonito para el que gana y triste para el que pierde, la atmósfera sabe mucho de ello, y de que el hombre tiende a tropezar, con demasiada frecuencia, con la misma piedra.
Comida para hoy, mierda para mañana. La Historia parece servir de ejemplo mientras se le utiliza como instrumento de control de mentes. Todo es contaminación, y la del aire es la menos dañina. Quién sabe si los nuevos bárbaros germánicos tendrán ojos rasgados o llevarán turbante con el que rezar dirección a La Meca, racismo es un síntoma de la ansiedad del peligro, de perder un puesto acomodado y tener que trabajar, substancialmente más, para poder recibir la correspondiente ración de pienso.
Porca miseria del italiano, incomprensión para el español. Los oropeles de Roma se transforman en la resurrección de los laureles, los juegos del Coliseo en mimados perros, las carreras de carros en tifosis y Alonsos. El Mundo cambia mientras ciertas pautas parecen seguir intactas con el Tiempo. Quién sabe si somos nosotros aquéllos que no percibimos, por haber vivido una milésima de existencia dentro del espectro de una especie. Sólo espero que no llegue el meteorito, que no nos matemos a bombazos, después de todo resulta que aún tendremos que trabajar y todo, y al respecto, no nos engañemos, antes que el encuentro frontal con los pobres y desvalidos, eso es lo que para nosotros resulta ser más duro…
1 comentario:
dos ideas que me han venido a la mente leyendolo (i sin nada que ver con el sentido xk toy contigo en todo):
- sin aun tener tu primer libro estoy empezando a esperar el segundo.
- y en referencia a esto, quien estableció que segundas partes no fueron mejores no contó con el factor javier serrano copete.
un abrazo
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