jueves, 25 de octubre de 2007

El Aristóteles del Mesozoico

Es curioso cómo el más temible de los dinosaurios, en cuanto a medios y filmografía, pareciera ser el Velociraptor. Más allá de que su tamaño en Jurassic Park se asemejara más bien a parientes como Deinonychus (parece que el nombre de su “primo” de menor tamaño es bastante más fácil de pronunciar) aquello que más puede hacer fantasear al espectador es ver cómo un dinosaurio pudiera haber llegado a ser capaz de abrir puertas o perseguir, cual frío asesino en serie, los movimientos de su eventual capricho alimenticio de turno. Todo lo sensacionalista y exagerado que envuelve a un mundo como el de los dinosaurios, ya de por sí fascinante, impera en la percepción que nosotros tenemos de ellos, y Velociraptor o Troodon son, quizás quienes más, víctimas de ello. Troodon es la especie sauriana, hasta ahora descubierta, con mayor índice en cuanto a proporción cerebro-masa corporal. Se han conservado notables marcas en el encéfalo del cráneo del animal, indicando cuán grande debió ser su órgano (quién sabe si poseedor, no sólo de instinto, sino también de un humilde baño de intelecto a semejanza de nosotros). Aquello que más sorprenderá a todo neurólogo, profesional o aficionado, será el considerable tamaño de su lóbulo occipital, a saber, la zona donde se concentra la actividad de nuestro cerebro en lo referente a visión y memoria. Un examen de los restos hallados nos muestra unos ojos exageradamente grandes, quién sabe si en tanto que instrumentos con los que poder cazar, exitosamente, durante las noches de finales del Cretácico (hace 65 millones de años). El nicho que ocupara era el del oportunismo, alimentarse de caza menor por las noches, y de algún que otro huevo robado, frutos o carroñas que quedaran por los suelos del Mesozoico. La variabilidad de su dieta denota una vida desordenada, una existencia poco dada a las pautas predeterminadas, siendo quizás aquello que más une a la extinta fiera con nosotros. En definitiva, saber encontrar alimento diverso para cada cual de las posibles circunstancias. Una mera visita a nuestros anales evolutivos nos enseña que el nicho ocupado por Troodon tiene cierto parecido con aquél que ocuparan los primates que precedieron a nuestra especie. Más allá de presas y depredadores, de vegetales o hongos, es decir, un lugar predestinado a criaturas, que con mayor o menor fortuna, puedan desarrollar un cierto cerebro. No caigamos en el sensacionalismo ya advertido. Troodon no debió superar con creces al emú o al avestruz en cuanto a capacidad intelectiva. Lejos quedan esos seres capaces de declararnos la guerra, de facto, al encontrarse con los de nuestra estirpe. Spilberg poco argumento podría sacar de estos animalillos, más allá del consecuente de describir a un fascinante reptil, cercano ya a las aves, que era capaz de cazar en la noche más cerrada procesando imágenes de su entorno, de forma privilegiada, dado el tamaño de su enorme celebro. Troodon es el paradigma de especie oportunista. En un mundo que aún no conoce a la hiena, el buitre, el chacal o el político, el celurosaurio da homenaje a futuros premios. Su vida denota algo más que la avestruz, quizás por no haberlo visto, tal vez por “razonar” en su búsqueda de presas y ser capaz de hacer frente a un mundo peligroso por tiranosaurios y demás titanes encarnizados, sin esconder la cabeza bajo tierra, abriendo un nicho que ocuparán especies que, después de todo, con el paso del tiempo, no se diferenciarán tanto, en tanto que primates, de nosotros mismos. imagen de Fabio Pastori

2 comentarios:

Unknown dijo...

bueno bueno, que divertido, pero si resulta que el lecherito es también paleontólogo, me equiboco? por cierto te he contesado en mi blog.

A razón de tu artículo, muy interesante, he de apuntar dos cositas. La primera de ellas es que está demostrado que el indice de masa cerebral no es indicativo directo de inteligencia, de hecho nuestros queridos y extintos (seguro?) neardentales tenia un indice superior al de los sapiens, sin embargo las evidencias de industria lítica nos enseñan que ellos estaban menos desarrollados intelectualmente que 'nosotros'.

La segunda cosita es lo de alimentación oportunista, esto también está demostrado, que los animales 'mas inteligentes' son aquellos que tienen que cazar, debido a que lógicamente tienen que procesar una cantidad mayor de datos para su supervivencia.

y un detalle, no se yo si es muy correcto comparar a un carroñero del Mesozoico, con un carroñero de Pleistoceno (nosotros), esto sí me parece sensacionalismo.

Me he leido mi comentario y suena muy borde, pues no, es simplemente que has tocado un tema, que mas o menos conozco, es un comentario construcctivo, espero verte mas amenudo comentando sobre sexo en mi blog, que tu punto de vista tiene que estar interesante.

bess

Anónimo dijo...

El raciocinio(¿lo escribí mal?) es una lata, pero como ser racional es imposible saber como viven los "no racionales" y menos los que están en camino de esos 2 puntos, como nuestro Troodon.

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